Sabía que mi novia había grabado un video haciendo el amor con su
antiguo novio. La idea de verlo me obsesionaba a tal punto que me
convertí en todo un detective, cada que tenía oportunidad de estar a
solas en su casa, buscaba hasta en el último rincon sin tener exito.
Cuando había desistido y quizás olvidado el asunto, tuvimos oportunidad
de pasar la noche juntos pues sus padres habían salido de la ciudad ese
fin de semana. amiga Susana la llamó pues ten1a problemas con su novio.
Isabel se disculpó, me dijo que no tardaría mucho, que me sintiera como
en mi casa y todas esas cosas y salió a socorrer a su amiga.me puse aver
televisión y como la cosa no pintaba muy bien que digamos, decidí buscar
un buen libro par leer en lo que mi novia aparecía. Cuando tomé un libro
que me llamó la atención de la biblioteca de su padre, mi sorpresa fué
grande al ver que detrás del anaquel había una bolsa que contenía lo que
aparentaban ser un par de cassettes de video.

La curiosidad me tentó y
tomé la bolsa para luego dirigirme al cuarto de la televisión a saciar
mi ansiedad. madre de Isabel era una mujer de unos 45 años muy bien
conservada, con un cuerpo muy cuidado y bien formado por el ejercicio
diario. Siempre me llamó la atención, pero no podía competir con la
juventud de su hija y con su voráz apetito sexual. Cuando comencé a ver
aquel video, la sorpresa fué mayúscula. Eran los padres de Isabel
haciendo el amor. La señora se veía estupenda y lo hacía de maravillas.

Me gustó mucho la forma en que se tragaba literalmente la polla de su
marido, con un gusto que parecía que lo que tuviera en su boca fuese un
helado de vainilla. terminé de ver ese video e inmediatamente puse el
otro. La ansiedad me comía por dentro. Esperaba que aquel fuera el
famoso video de mi novia y su ex. Para mi sorpresa esta vez era mi
suegra pero haciéndolo con una amiga de la familia. Era absolutamente
exitante. Decidí «confiscar» el material. Lo guardé en mi maletín y me
di a la tarea de buscar lo que más me interesaba. La idea era copiar
aquellas dos cintas y luego -de alguna manera- devolverlas a su
lugar.costó algún trabajo encontrarlo pero lo logré. Estaba escondido
dentro de una caja de zapatos de las muchas que tenía en su closet.

Ahora yo tenía la certeza de que ese era el cassette que buscaba y no me
equivoqué. Al ponerlo en la TV sentí un escalofrío, justo estaba en una
parte en la que Isabel se metía a la boca la inmensa polla de su ex, tal
y como lo hacía conmigo. Era enorme y no pude evitar sentir algún
recelo, ella lo chupaba de una manera que ahora yo comprend1a era muy
similar a la forma de hacerlo su madre. Lo que se herada no se hurta -me
dije- y seguí mirándolo. Sentía una extraña mezcla de celos, rabia y a
la vez notaba mi pene poniéndose cada vez mas duro. Le di hacia el
frente y paré en una parte en lq que ella se sentaba embulléndose el
tremendo artefacto de su amante hasta el fondo de su vagina húmeda. El
acostado y ella sobre el apoyada en sus piés sobre la cama.

Me
sorprendió ver cómo se movía y con el gusto que lo hacía, a pesar de que
a mi me había dicho que sus relaciones con el nunca fueron tan
gratificantes. Gemía con ganas, especialmente cada que aquel enorme falo
desaparecía entre sus piernas.sentí la puerta, a duras penas tuve tiempo
de poner la cinta en mi maletin junto a las otras dos, apagué el TV y
tomé el libro para simular que leía.novia no pudo ocultar su admiración
al ver la tremenda erección que yo tenía bajo mi pantalón.

Me dió un
beso apasionado y sin decirme nada, buscó mi bragueta, bajó el cierre y
diciendome… «Pobrecito mío… te dejé solito mucho tiempo pero no te
preocupes, te lo voy a recompensar con creces!» y sacándo mi polla con
su mano, se arrodilló frente a mi miembro tragándolselo como si fuera un
banano dulce y freco. Yo no podía quitar de mi mente aquellas imágenes
de su madre, las de ella y además su cara mientras me daba una memorable
mamada, que no tardó en llenarme de placer.

Quería humillarla, tal y como yo me había sentido viéndola hacelo con
otro. Es verdad que cuando eso fué grabado, yo no era su novio, pero aún
así me sentí de ese manera. Paré abruptamente. La tomé con fuerza por
sus brazos, la tumbé sobre el sofá con su cara frente al espaldar,
dándome la espalda. Levanté su falda y sin mediar palabra la penetré de
una sola vez. Ella gimió de dolor. No estaba lubricada y por lo tanto
fué dolorosa aquella embestida. A mi también se me hizo dificil, pero
quería que sufriera un poco. No se quejaba. Sólo gemía de dolor, pero se
movía buscando placer. Comprendí que para humillarla necesitaba algo más
fuerte. Cuando comenzó a gemir de placer y a buscar mis caderas con sus
uñas, decidí dejarla «iniciada» por un rato. Lo saqué de aquella gruta
que ya para ese entonces estaba húmeda y suave. Le ordené que se quedara
en esa misma posición mientras fuí a la cocina.

Al volver traía conmigo
un vaso con hielo y una zanahoria que ella nunca vió. Era un poco más
delgada que mi pene y me pareció perfecta. Con el hielo mojé sus pezones
y recorrí su vagina caliente. Ella seguía gimiendo. Cuando me dediqué a
chupar su culito, estaba loca. NO aguantó más y me dijo… Ya métemelo
otra vez papito. Nunca esperaba que lo que le fuese a meter fuera una
zanahoria por su culito rico. Cuando sintió el tubérculo dentro,
contrajo sus músculos instintivamente, lo cual le produjo una sensación
de dolor que la hizo gritar. Me agaché y como pude, me apoderé de su
jugosa raja para ayuadarle a disipar el dolor. Cuando la sentí gemir de
nuevo con placer, no vacilé un instante en introducir aún más la
zanahoria hasta que volvió a gritar, esta vez con mas placer que dolor.
Sin sacar de su hoyo la colorada raíz, la vire frente a mi y me puse
sobre ella, introduciendo mi falo que ya no aguantaba mas sin entrar en
escena. Nos corrimos casi simultaneamente, mientras por mi mente pasaban
las imágenes de aquellos tres videos que me habían preparado para lo que
acababa de hacer. Una vez descansamos ella estuvo dispuesta a que yo la
penetrase por atrás con mi falo. Nunca lo había permitido, pero ahora
era diferente, yo la había iniciado en una práctica que ya no abandonará
jamáz.

Ahora tengo un problema… NO me quito a mi suegra de la mente. Hasta he
pensado chantajearla con lo del video. En realidad no se si lo haré,
pero quisiera comerme ese rico coño, como me como el de su hija. La
culpa es del video, me ha dejado loco. Claro que la gran beneficiaria es
Isabel, cada que veo los videos de su madre, es ella quien termina
recibiendo de mi, toda una carga de placer que nos lleva al extasis
total.

Por rocio

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