Visita incendiaria

La llegada de mis dos sobrinos había llenado mi casa de una alegría y una frescura ya casi olvidada desde los días de mis veinte años

Mi hermana me habia dicho que ella vendría en algunos días mas a acompañarnos y de ese modo pasaríamos un par de semanas en mi casa de la playa que durante años me habia esforzado en alhajar y por fin ahora prestaría por vez primera una utilidad real. Mientras tanto los dos muchachos se habían adelantado
Me invadía una extraña alegría porque de alguna forma esto se asemejaría a una vida familiar que nunca he tenido, por cuanto el matrimonio habia sido descartado para mí como opción de vida, de modo que era una forma de romper con mi soledad y llenarla de vida joven.

Los muchachos habrían de contribuir poderosamente e ello. Mi sobrina era una mujer de 22 años plena de una vitalidad arrolladora , de carácter abierto y de sonrisa fácil y a quien a los pocos instantes me parecía conocer de años a pesar que no la veía desde niña.
El muchacho, si bien era algo taciturno, demostraba una simpatía evidente. Un año menor que su hermana soportaba con paciencia las constantes bromas de la muchacha. Ella era rubia y él moreno intenso y en su aspecto físico no parecían hermanos.

Desde el momento de su llegada los insté a sentirse cómodos y libres y la verdad era que yo misma me fui sintiendo mas joven que mis 45 años y acepté con gusto los consejos de mi sobrina acerca de mi vestimenta veraniega que terminó por sacarme varios años de encima.

Así las cosas, formábamos, ese verano, un pequeño grupo familiar, nada diferente a los otros que habitaban en las casa de veraneo vecinas.

Nuestro primer día juntos habia transcurrido en el ambiente descrito y ya muy tarde en la noche nos retiramos a nuestras habitaciones. La verdad es que por primera vez en muchos años me sentía muy feliz y renovada.

Fue después del desayuno y cuando nos disponíamos a bajar los pequeños escalones que conducían a la playa cuando los observé por vez primera.
En un comienzo me pareció que ella le arreglaba el cabello a su hermano, en una actitud fraternal y tierna de modo que me acerque sonriente, pero ya desde mas cerca, me pude percatar que ella lo estaba besando . No le dieron mayor importancia a mi presencia, de modo que saludándoles alegremente les dije que los esperaba en la playa. Desde mi lugar alcé la vista hasta los árboles entre los cuales se encontraban y pude ver con toda claridad como él la abrazaba con algo mas que ternura y pude percatarme sin error que realmente se besaban como enamorados.

Si bien yo nunca he estado enamorada, se perfectamente distinguir un beso filial, de un apasionado beso de amantes.
Ellos caminaban ahora abrazados sonrientes y luego volvían a besarse. A los pocos instantes estaban ya a mi lado y antes que yo pudiera pensar en nada, ella me dijo que los besos de mi sobrino eran una experiencia increíble, que a ella nunca la habían besado así, que se sentía transformada cuándo se besaban. Luego, arrebatada de una pasión extraña, agregó.

– Tía… tu deberías decirle que te besara… es increíble.

La actitud de la muchacha, que en un primer momento me habia sorprendido, me era presentada ahora con una naturalidad tal que yo terminé por aceptar que en realidad pudiera ser una simple experiencia entre jóvenes en la cual yo estaba viendo atracciones torcidas propias de mi manera añeja de ver las cosas.
A los pocos instantes me habia olvidado de lo que habia visto y los tres nos fuimos al agua del mar que con su tibieza terminó por borrar de mi mente todo pensamiento malsano.
Sin embargo esta sensación de tranquilidad no habría de durar mucho, pues luego de la agradable cena de la noche y mientras bebíamos un trago en la terraza escuchando el ruido cercano de las olas, me di cuenta que mi sobrino reposaba su cabeza en el regazo de la muchacha quien le acariciaba el cabello con ternura mientras entonaba en susurros una canción. Con un movimiento ondulante de su silla ella habia logrado que sus pechos, que asomaban casi enteros fuera de los bordes de su blusa, oscilaran a escasos centímetros del rostro de su hermano y sus pezones, que podía ver perfectamente, rozaban a veces con las mejillas del muchacho. Era evidente que este ejercicio les producía a ambos un placer que se hacia aparente en sus rostros. Pero aun pensé que ese movimiento podría ser al asar sin otro contenido.
De vez en cuando alguno de los dos me hablaba sin hacer la menor alusión a lo que estaban haciendo y yo contestaba con monosílabos pero sin ningún tono de censura.

A los pocos instantes me pude dar cuenta que los muchachos estaban en actitud francamente erótica. Habían cambiado de posición y el tenia ahora la cabeza de la muchacha depositada suavemente entre sus muslos desnudos y se movía con lentitud, rítmicamente, para rozar su miembro drásticamente erecto bajo su pequeño pantalón.
Es verdad que la penumbra facilitaba lo que allí estaba sucediendo pero era también verdad que ellos actuaban como si estuviesen solos.
Sin demostrarlo en absoluto pero si embargada de una rara inquietud nos despedimos para marcharnos a nuestras habitaciones y poco a poco me fui tranquilizando sumergiéndome en el pensamiento que todo lo observado no era sino un juego, peligroso sin duda, pero solamente un juego y con ese pensamiento me dormí.

No sé que hora de la noche habrá sido, pero si supe después que era cerca de la madrugada pues luego comenzó a amanecer.
Me habían despertado las voces apagadas de mi sobrina que parecía hablar despierta. Como sé que muchas personas hablan durante el sueño no le di mayor importancia, pero como las voces persistieran, bajé de mi cama para dirigirme al cuarto de la muchacha y sacarla de esa pesadilla. La puerta del cuarto estaba totalmente abierta y ya dentro los pude observar quedándome paralizada.

Ni en la más audaz de las películas yo habia visto una imagen mas rotundamente erótica que aquella.

Ella estaba montada sobre él, agitaba su hermoso trasero de un color mate deslumbrante alzándose y dejándose caer sobre el vientre del muchacho mientras levantaba sus brazos en cada caída emitiendo un ronco aullido de placer desencadenado sin duda por la profunda penetración de cada envestida. Él mordía sus pechos inflamados por la calentura acercándola desde las nalgas para penetrarla con toda la violencia y la pasión que su juventud le proporcionaba.

Yo no habia visto nunca una pareja haciendo el amor de una forma tan desaforada y tan plena de pasión salvaje y tierna al mismo tiempo.
Cuando logré recuperar el equilibrio volví a mi cuarto y tendiéndome de bruces en mi cama traté de salir del asombro, sin pensar en nada, y mientras los quejidos de mi sobrina alcanzaban el clímax largamente esperado y se fueron atenuando, yo sentí como el asombro abandonaba mi mente y ahora un suave y relajante reposo se apoderaba de mi cuerpo desnudo que ahora sentía tremendamente despierto y agitado.

Ahora no sabia que actitud tomar.

Primero habia pensado llamar a mi hermana para contarle lo que pasaba y poner la situación en sus manos, pero luego me di cuenta que eso desencadenaría una catástrofe. La otra idea era hablar con los muchachos, pero ellos habían sido tan explícitos en su actuación que no veía que podrían decirme que no hubiese visto directamente. Yo no sabia si ellos me habían visto en la noche observándolos. Al final decidí no hacer nada precipitado y comportarme de forma normal si es que ello era posible.

Mis sobrinos se presentaron al desayuno plenos de una frescura deslumbrante y con una naturalidad que me hacía dudar de lo que habia observado. Pero lo que mas me desconcertó fue que los dos hicieran alusión a lo sucedido como si todo fuese algo absolutamente normal . La muchacha tímidamente me pidió disculpas por haberme despertado con sus gritos, agregando que ella era muy expresiva en el sexo y preguntándome directamente si a mí me pasaba lo mismo y como me mirara fijamente esperando mi respuesta no me quedó otra alternativa que responderle, mientras sentía arder mis mejillas.

– Bueno… a veces.

Algo raro tenia en la mirada esa hermosa mujer. No dejaba que la sonrisa abandonara sus labios y sus ojos sostenían mi mirada con firmeza de mujer madura, como si estuviésemos al mismo nivel, aunque sin lugar a dudas parecía tener mas experiencia que yo que aun sostenía una cuasi virginidad apenas mancillada un par de veces.
Ella pareció no querer ahondar mas en el tema y seguimos hablando de otras cosas y cuando nos levantamos de la mesa ella me dijo en forma confidente y casi al oído.

– Tiíta querida… nosotras dos tenemos mucho que hablar – . Era verdad.

Esa noche, después de la cena, cuando ya me aprestaba a asistir a una nueva sesión de sonidos eróticos estimulantes, mi sobrina apareció en mi cuarto cuando yo me aprestaba a irme a la cama. Traía consigo dos tragos y dejándolos sobre la mesita, procedió a sacarse la pequeña camisa de noche que le cubría hasta la mitad de los muslos y quedo completamente desnuda ante mis ojos.
Era una mujer preciosa, con toda la vitalidad de una hembra de 22 años y con un erotismo manifiesto que se le salía del cuerpo por toda la piel. Yo se lo dije y ella sonrío. Que podría hacer yo sí ya me habia transformado en su confidente ¿

Me pasó uno de los vasos y cuando se acercó, un perfume de mujer joven, que yo recordaba muy bien, me envolvió. Luego, sin mayores tramites se metió en mi cama invitándome a que yo hiciera lo mismo. La situación me habia sobrepasado con largueza y me desnude ya sin complejos. Yo era una mujer madura, pero bien dispuesta. No tenía pudor en mostrarme y me di cuenta del impacto que mi cuerpo desnudo ocasionaba en la muchacha. Permaneció en silencio a medida que yo descubría mi cuerpo y sus pupilas comenzaron a dilatarse. Parecía disfrutar a satisfacción de mis tetas monumentales y aun jóvenes, pero por sobre todo, fijó sus ojos en los vellos tremendamente abundantes con que cubro mi sexo y de los cuales,me siento orgullosa , abundantes , negros , ensortijados y en ese momento húmedos. Cuando me acerqué para meterme en la cama con ella, la situación habia cambiado notablemente. Mi sobrina estaba expectante y admirada, mientras yo me convertía paulatinamente en una hembra que ha despertado de un largo sueño y aviva en ese momento todos sus fuegos. Sentía mi cuerpo presente, loco, caliente y dispuesto. Cuando terminé de meterme en la cama junto a ella yo me sentía una poderosa yegua en celo.

Entonces mi mente se pobló de ideas y mi cuerpo comenzó a responder como nunca lo imaginé. No le di tiempo a reaccionar. La monté ágilmente, separé sus muslos con mis rodillas, me apoderé de su vientre y aplasté apasionadamente sus pechos con los míos , le mordí sabiamente en los hombros y le puse mi sexo ardiente y mojado sobre el suyo, la abracé con desenfreno y me decidí a enseñarle a esa muchacha engreída y prepotente en su violenta juventud, lo que era una mujer madura y caliente hasta la desesperación.La hice girar en la cama y aprisione su rostro entre mis muslos y me acomode hasta sentir su boca en mi selva y su lengua hurgando en mi entrada mientras me apoderaba de la suya. Y entonces comenzó a gemir y me acorde de sus gritos de la noche anterior y aquello me enardeció mas y mordía su sexo y lamía su clítoris hasta hacerla gritar.
Ella gritaba ahora para mi y por mi y sus lamentos apasionadamente calientes hicieron arrancar de mi garganta aullidos profundamente roncos, porque unos orgasmos que estaban escondidos en mi subconsciente comenzaron a desencadenarse en un tropel diabólico que agitaba mi cuerpo sobre el suyo y me llevaban a besarla con la desesperación de una fiera apoderándose de una presa deliciosa.Así la disfruté por largos momentos hasta sentir que su cuerpo se relajaba bajo el mío empapada en sudor y jugos diabólicos.

La sentía agotada entre mis piernas. Yo estaba atrozmente alerta, mi cuerpo latía mas despierto que nunca y me sentía invadida y recargada con una pasión que me parecía inagotable.

Habia pasado el limite de las circunstancias. Tenia ante mi una situación que no me daba otra alternativa sino aceptarla y vivirla porque ya estaba totalmente involucrada. Lo que estaba viviendo habia despertado en mi energías dormidas y me daba cuenta que el papel de tía educadora ya no me resultaba para nada y ahora era únicamente la hembra mayor en ese circulo y quería jugar mi rol sin pensar sino en el placer porque sabia que no seria eterno.

Libre de todo prejuicio retornaron a mi mente un tropel de fantasías que yo habia creado y disfrutado en mis noches solitarias de mujer madura y soltera y que de pronto parecían estar sin duda al alcance de mi mano. Allí bajo mi techo habia una mujer ardiente con la que podía tener sexo descaradamente sin censura alguna y un macho que tenia la vitalidad suficiente para satisfacernos a las dos. Dos mujeres y un hombre habia sido una de mis fantasías preferidas y ahora la veía como una imponente realidad que mantenía a mi cuerpo quemándose y a mi sexo latiendo la noche entera sin que mi mano bastara para calmarlo .
Y era realidad porque todo lo sucedido hasta el momento estaba en conocimiento de los tres, nada habia que ocultar y nada que fingir.

Al día siguiente, podría suceder cualquier cosa. pero estando yo en mi casa decidí tomar la iniciativa.-

Sin el menor empacho decidí circular por la casa totalmente desnuda mientras preparaba el café para el desayuno. Ni siquiera sabia si ellos se habían levantado, solamente lo supe cuando sentí entre mis nalgas el miembro robusto de mi sobrino que en silencio habia entrado al comedor. El contacto me estremeció y de inmediata se me vinieron a la memoria los gritos nocturnos de mi sobrina. Las dimensión de lo que estaba sintiendo explicaban cualquier grito y decidí mantenerme allí dejando que el muchacho jugara a su antojo. Yo entera estaba latiendo cuando se me vino la idea y de inmediato la puse en practica.

Con una agilidad que me venia desde años me extendí sobre la mesa del comedor y abrí mis muslos para exponer mi sexo. Creo que lo deje deslumbrado porque su boca se clavo entre mis muslos y sentí latir mi sexo bajo sus mordidas diabólicas y luego sin piedad permaneciendo de pie me penetro con una agilidad y un ritmo que me haría enloquecer.

Yo no se si ellos se habían coordinado para hacer lo que hicieron puesto que ella se había apoderado de mis pezones haciéndome desencadenar con sus besos y mordidas unos orgasmos distintos que se repartían por mi cuerpo mientras el rostro de mi sobrino se desfiguraba por el deseo. La muchacha se monto sobre uno de mis muslos y de ese modo pude sentir como se vaciaba en mi piel mientras mi sobrino me hacia gritar y explotaba dentro de mi como nunca lo imaginé.

Una tarde serena de playa nos encontró riendo relajadamente mientras nuestras miradas se cruzaban plenas de las promesas mas caliente para los días y las noches que habrían de venir.

Autor: vinka
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Por rocio

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