Tom, las Chicas y Yo

Cuando el partido finalmente terminó, me llamó mucho la atención recibir una invitación de Carola, la jefa de la barra de cheerleaders, para que fuera directamente a su casa a visitarla. Obviamente su invitación me sorprendió porque todos los chavos estamos siempre mirándola y pensando en ella. Es super bonita de cuerpo y cara pero casi nunca platicamos y yo apenas si la conocía mas que de vista. Eso si he fantaseado mucho con ella pero también con muchas otras chicas que animan los partidos, principalmente cuando jugamos con equipos de afuera. En realidad soy super caliente pero a penas veo una niña bonita me pongo super nervioso y si me habla siento el corazón como saliéndose de mi pecho.

Invitaciones así claro no se rechazan y le dije que me duchaba super rápido y que nos encontrábamos en su casa, total yo sabía donde esta chava vivía, a solo tres bloques del estadio. Carola, mirándome con sus preciosos ojos marrones, me dijo que quería que la visitara así como estaba, con el uniforme del equipo aunque estuviera todo sucio y traspirado. Le mostré como tenía la camiseta con el número 11 pegado al cuerpo porque siendo delantero había estado corriendo como salvaje todos los 50 minutos del último tiempo. Carola sólo dijo que así me quería como el buen goleador que era y no todo «limpiecito» como bebe recién nacido. Incluso, ya de camino a su casa, la diabla de Carola me hizo correr todos los tres largos bloques sólo para probarle que energías todavía me sobraban.

Al llegar le pedí un vaso de agua pero la arrogante chica me dijo que tomara directamente de la manguera, lo que hice porque la verdad es que me moría de sed. Como no había nadie en su casa me imaginé que la chava tal vez me quería para que la brincara pero al llegar a su cuarto me dijo que tenía que probarme que si la respetaba porque ella conocía como éramos los chavos y lo que queríamos. Entonces llevando su mirada hacia mis shorts me preguntó si llevaba protectores debajo porque los contornos se le hacían bien raros. Le contesté que si porque obviamente nunca se sabía en que área podía aterrizar el balón. Riéndose entonces me dijo «te lo cuidas mucho, verdad». Antes que pudiera responderle, agregó «pero aquí no necesitas toda esa protección, así que desvístete y enséñame lo que te hace sentir tan orgulloso». Me quise acercar a ella para abrazarla pero la caprichosa chava, apartándose bruscamente me dijo que si no le obedecía que simplemente mejor me fuera y ya no volviera mas.

Como estaba y todavía estoy super caliente por esta chava me saqué el uniforme, quedando solo con los protectores. Carolina mirándome de arriba a bajo me dijo «si es cierto, te pongo un 10, pero he visto otros chavos tan bien hechos como tu, y luego lo tienen como de juguete». Luego agregó, clavando su mirada directamente en los protectores «y te advierto que si lo tienes como de juguete mejor te vas por donde entraste». Ese no es para mi problema porque gracias a Dios estoy bien dotado pero claro, de todas manera, me sentí bien molesto con la chava . Con todo me los saqué para mostrarle que si la quería y que soy bien macho y que no le tengo miedo a ninguna cabrona. Al bajar la vista Carolina dijo sonriendo, «en realidad tienes bastante que proteger». «Que milagro», agregó, «que no te lo rebanaron al nacer, ya que últimamente casi no quedan chavos que lo traigan completo». No se si soy pervertido, pero sólo de ver que esta bonita muchacha tenía clavada allí la vista, se me puso como de madera.

Carola notando entonces como ahora lo llevaba, me dijo,»si me impresiona, pero nosotras no somos como ustedes los chavos que se calientan con ver el cuerpo de un perro y se vienen con nada». «Voltéate de espaldas» me ordenó, «y con las piernas bien separadas para ver si también tienes buenos sacos donde guardar todo ese combustible». Decidí no contrariarla, a ver si ya podía de una vez hacerla mía, pero al voltearme y abrir las piernas oí su gran risotada. «No te enojes, dijo Carola, entre risas, es que tienes el barro del partido hasta en la misma partidura». Pero «ganamos» le dije desafiándola y «yo convertí sin ayuda los únicos dos goles de todo el pinche juego». Sentí entonces la mano de la chava agarrándome por detrás debajo de mi hombría. «No te muevas niño presumido», me advirtió, «nosotras sabemos lo sensible que son ustedes los chavos ahí en esa área. Mira como endureces las nalgas y te asustas apenas pongo algo de presión en el puño. Pero no te preocupes que yo se como tratar esa zona que ustedes cuidan y respetan tanto». Carola dijo entonces que la excitaría muchísimo una lucha cuerpo a cuerpo. Pero al dirigirme hacia ella, la chava exclamó riendo «no conmigo menso, yo soy una chica y no lucho». «Con el oso panda que esta allí sobre la silla». Efectivamente había un tremendo oso maniquí de casi cuatro pies sentado cerca de la ventana. Carola mirándolo con ternura dijo entonces, «Panda siempre me cuida pero ahora tu le vas a enseñar a no vigilarme tanto». Ahí y para complacerla, desnudo como estaba, comencé sobre la carpeta una pretendida lucha con su oso mientras la chava me daba instrucciones de ser mas y mas agresivo con el maldito animal, incluso que lo estrangulara abriéndome de piernas y usando los muslos en vez de los brazos como tenazas. Así ya lo tenía al pobre animal, en una posición que esta loca chava había diseñado sólo para exponerme cuando al levantar la vista comprobé con asombro que Carola estaba además ahora filmando con la videocamera toda la escena.

No es que me importara el video, después de todo quien en su sano juicio va a tener interés en mirar a un pinche cabrón revolcándose en pelota con un peluche, pero de todas maneras me molestó bastante y soltando el animal me levanté para decirle que me tenía harto con todos estos pinches juegos y que le iba a demostrar para que mas tenía huevos, después de todo la invitación había partido de ella. «Si», me contestó rápidamente «en eso tienes razón, pero andas muy sucio, mírate todo traspirado y lleno de tierra». «Lávate primero, mira que yo soy una muchacha muy pulcra y casi obsesiva con la limpieza». En realidad, en eso tenía razón, porque con la cancha toda embarrada por la lluvia de la noche anterior andaba yo inmundo. Al querer usar la regadera, Carola dijo riendo que «como estaba de sucio a penas con la manguera del jardín trasero». Que me manguereara allí en su patio, total no había nadie en casa. Al verme dudar, Carola me repitió que saliera así en bolas como estaba, total ya me había dicho que estaba solíta, que ella me pondría, por mientras, el uniforme entero a lavar. Ya me había comenzado a echar el agua bien helada por cierto de la manguera cuando dos chavos de la casa vecina, de no mas de doce o trece, detuvieron su juego de basketball para observarme desde una especie de tarima. Al verlos les grité que acaso no tenían nada mejor que hacer que observar el culo de otro pinche cabrón. Ambos chavos se largaron entonces a reír y uno de ellos me preguntó si me había echado a su vecina Carola. Porque estaba super buena y los muchachos querían saber si la pinche chava se dejaba. Les respondí, ahora también riendo, que primero tenían que desarrollarse y bajando la vista me agarré mi propio instrumento en tono de burla. Pero al levantar los ojos los chavos habían desaparecido y ahora, en su lugar, había una mujersona sesentona, fea y obesa, probablemente la misma abuela. Al verla corrí asustado de regreso a la casa, pero la pícara muchacha había cerrado las dos puertas para impedirme la entrada y dejarme así afuera. Desesperado la estuve llamando, pero lo único que atraje fue la atención de los vecinos. Después de casi 20 minutos la pinche chava, se asomó al balcón y me dijo riendo que «si quería entrar debía traerle primero dos coca colas de lata pero bien, bien heladas». Estas de una máquina dispensadora que se encontraba cerca de la luz a casi dos bloques. Arrojándome por el balcón un puño de monedas dijo riendo «para eso eres delantero para correr y correr porque así como estás realmente necesitarás tomar velocidad».

Corrí como salvaje saltando entre los árboles y la cuneta pero al llegar de vuelta ya con las latas, Camila me hizo arrojárselas hacia el balcón. Entonces para mi sorpresa la loca chava comenzó a bañarme con la soda toda fría y espumosa. Todo pegajoso y bañado en bebida subí la vista furioso hacia el balcón pero ahora la cabrona estaba devuelta haciendo otro pinche video mientras me decía que «yo así enojado y todo, me veía bien sexy, incluso a pesar de enseñar ahora una herramienta bien reducida». Como la chava seguía filmando y riendo y ya no abriría la puerta, recordé el escondite tras el cartel de Malboro y decidí correr hasta la boca calle principal y esperar la noche así escondido entre las tablas. Sin embargo, al doblar en la esquina cubriéndome como podía con las manos, reconocí el carro del hermano de Tony que atravezaba en dirección opuesta. Decidí alcanzarlo y me puse a correr tras él como loco ya sin importarme nada. Con el calor del verano aquí en el Valle, las calles están bien solas pero de todas maneras calles son calles y corriendo a raja pelada, desnudo sobre el asfalto super caliente es algo que aunque cómico no se lo deseo a ningún chavo. Finalmente y después de correr casi dos cuadras, el maldito Ruben debió haberme visto porque detuvo el carro y yo sin esperar ya nada, abrí una de las puertas traseras y salté dentro. El chavo se reía a carcajadas cuando le conté lo sucedido pero luego, al voltearse y verme, poniéndose super serio me dijo que todo pegajoso y mugriento como estaba le ensuciaría el tapizado y que despegara de inmediato mi desnudo culo del asiento porque era un deportivo muy caro para que un pinche cabrón y todavía en bolas lo malograra. Con todo me llevó hasta mi casa y ya sin querer mas guerra salté la valla y entrando por la ventana a mi cuarto caí rendido y como estaba en la cama.
Al día siguiente al llegar al Instituto encontré en mi casillero el uniforme ya todo limpio y planchado. Al voltearme el corazón casi se me salió del pecho al ver a Carola junto a dos amigas muy divertidas observándome. «Ya te dije», habló Carola, «que soy fanática de ver las cosas limpias y tus deportivos estaban tan sucios que parecían tener vida propia». Sus amigas, por su parte, me miraban y se reían maliciosamente. «No te enojes por la broma de anoche», continuó Carola, «la verdad es que tanto sol me trastorna y me pongo media loquilla, pero un chavo es un chavo y ustedes siempre se las arreglan». Pretendiendo no haber escuchado esto último le dije simplemente que me iba a la clase de ciencias, que ya estaba algo atrasado de todas maneras. Su amiga Gabriela, una mulata bajita pero muy sabrosa, me detuvo entonces por el hombro para invitarme esa misma tarde a su casa. Me dijo que me había visto guerrear con el oso Panda y que estaba fascinada conmigo y con tremendos deseos de conocerme.

Como estaba todavía enojado por lo del día anterior, no sabía si decirles que si pero la otra amiga, Patricia o Patty como también le dicen, gordita pero bien pechugona, abrió su boquita para decir en forma bien inocente que no me molestara en llevar condones porque ellas se cuidaban y total estabamos todos super sanos. Que si trajera en cambio un compañero porque estarían allí donde Gabriela las tres. «Y que» les dije, sorprendiéndome yo mismo con mi respuesta, «y creen que yo solo no me la puedo para tener que traer a otro cabrón». «No seas tan presumido», contestó Carola, y «dale también quebrada a Lorenzo o a Ricardo o a cualquier otro chico de tu equipo que no sea el negro Lucas que mas parece piojo que chavo». Esto último me causó mucha gracia y con una gran risotada me alejé de las chavas, pensando en invitar tal vez a Tom esa tarde, después de todo fue él el que me dio el pase para que yo convirtiera , estando el pinche cabrón también a solo pasos del arco. Mi amigo Tom es un descarado porque al saber de lo que se trataba, canceló la cita con su propia novia para acompañarme en la aventura. Eso siempre no lo entiendo porque Tom dice que hace lo que quiere con su novia porque ella está tan enamorada que hasta el culo se lo besa si se lo pide pero yo no se la creo. De todas maneras le debía a Tom este favor por lo del pase y además como el mismo dijo «por lo novedoso de la invitación». Al llegar donde Gabriela, la encontramos sola, sin las otras chavas, pero muy dispuesta. Nos invitó un té pero el cabrón de Tom, le dijo directamente que no estaba para tés, que se encontraba super inquieto y con tremendas ganas de cabalgar, que ya después podía servirnos diez tazas si quería. Yo no se si Tom conocía ya esta casa porque comenzó de inmediato a subir las escaleras pero la mulata lo detuvo riéndose para decirle que estaríamos mas cómodos abajo en el mismo living total no habia nadie en casa y estaba super amplio. Para mi asombro, Tom exclamando «chinga es chinga donde sea», comenzó de inmediato a besar y a desnudar a la chava. Yo por mi parte indeciso de como participar hacía sólo las del mirón. Tom ya se había echo cargo de la blusa y sostén de la bella muchacha, besándole ahora sus morenos y abultados pechos cuando acordándose que yo también estaba presente interrumpió su labor por un momento. «Y donde diablos están tus amigas», preguntó Tom con impaciencia, «mira que este cabrón» dijo ahora mirándome «también tiene hambre y derecho a comer». Gabriela, tocándose sus senos firmes y redondos, le dijo riendo que si el era siempre tan impaciente, que las otras chavas ya llegarían y si no de todas maneras la tenían a ella. Tom la terminó entonces de desnudar. Desnuda esta mulata era una diosa, suave, firme y redondeada, con fino bello marrón bordeando su precioso sexo. Tom, sin esperar mas y poniéndola como perrita en la alfombra, se abalanzó por detrás sobre ella.

Luego recordando que estaba vestido, se sacó sweater y camisa por los hombros dejando hasta sus pinches boxers todos enredados entre pantalones y calcetines en su gran prisa por brincarse a la muchacha. Mi amigo es mucho mas alto y fornido que yo, y debo reconocer que me aumentaba aun mas el placer, viéndolo avanzar, así desnudo y todo erecto hacia la chica. De todas formas Gabriela al ver a este enorme chavo, abrió, como hipnotizada, de par en par sus exquisitas piernas y Tom, mojándose con saliva su pinche miembro ahora erecto a mas no poder, comenzó, de inmediato a hacerla suya, endureciendo al máximo sus musculosas nalgas y arremetiéndola con fuertes embestidas. La condenada, por su parte, lanzando gritillos de puro placer, sobaba ahora con su mano libre los testículos y partidura de mi amigo y hasta su propio clítoris mientrasTom la penetraba. Debo reconocer que toda la escena me tenía super caliente, incluso el ver así al apuesto Tom, a pesar que resentía también que fuera la herramienta de otro chavo la que entrara y saliera tan recia del delicioso coño de esta mulata. Tom entonces, como adivinando mi pensamiento pero sin dejar de arremeter a la chava, volvió la cabeza para decirme si sólo había venido para verlo apretar su pinche trasero o también quería participar. Luego deteniendo un tanto el movimiento me gritó «hay mas de una abertura cabrón, méteselo por la boca, total el culo está exquisito y ese por ahora no se lo doy a nadie». Decidí seguir su consejo y que nadie así dijera que soy solo un degenerado mirón. Además, debo confesar, que ya también lo traía como sable. Al acercarme por delante a Gabriela y verme la mulata así todo erecto, solo exclamó, «te mamo hasta los huevos, no hay problema, pero sácate la ropa primero que yo no chupo ni tela ni cierres». Al introducírselo, ya desnudo, Gabriela me dijo, entre gritillos que lo tenía super salado pero igualmente delicioso. Así la chava mientras era envestida por detrás me besaba y lamía con verdadera pasión toda la extensíon de mi herramienta, recorriendo con su húmeda lengua sable y huevos e incluso llegando hasta el mero fondo cada vez que me separaba bien de muslos. Debo reconocer que yo tengo poco aguante, porque al sentir su húmeda lengua presionando una ves mas el frenillo de la ya hinchada cabeza, comenzé a venirme con todo, soltando tanta leche que Gabriela tuvo que escupir lo que no pudo tragar. Al degenerado de Tom, en esos mismos momentos, se le ocurrió también venirse, y con fuertes y roncos aullidos, comenzó a inyectarle a la mulata toda su pinche excitación. Gabriela, riéndose, nos dijo entonces «con tanta hombría derramada ya me tienen como vaquita lechera, y por donde me ordeñen, chavos, derramo leche». Tom, dándose cuenta que no había aun terminado, la tendió de espaldas y como tabla sobre ella, la hizo una vez mas suya. Ya nos habíamos incorporado, con mi amigo, ahora sonriendo de oreja a oreja, cuando con sorpresa vimos a Camila bajando junto a Patricia las escaleras del segundo piso. Tom, todavía goteando se cubrió instintivamente con las manos pero Camila llegando hasta nosotros, dijo «para que tanta modestia ahora, si el show ya lo vimos completo, en vivo y en directo por el webcam de Gaby».

Las pícaras chavas habían echo una apuesta y aparentemente Gabriela, sola con dos chavos, había ganado. Fue entonces que Patty mirándonos a ambos dijo pretendiendo estar alarmada «y siempre se les reduce tanto cuando acaban de chingar a una chava». Tom, algo molesto, quiso ir por sus boxers, pero Camila lo detuvo diciéndole, «ustedes los chavos son siempre machos tan orgullosos. Para que te preocupas si yo y Patty se los dejaremos como robles nuevamente». «Mira que nosotras hemos mirado y mirado pero participado nada». Tom meneándose su instrumento les dijo entonces «esta bien, pero mientras nos recuperamos aquí con Rodrigo, móntennos ustedes chicas una función super caliente». «Que sea entre ustedes mismas aquí sobre la carpeta, total ya estamos todos en confianza». Para mi sorpresa, Camila lanzando una mirada picara a su amiga, dijo «esta bien pero que quede claro que no somos ningunas «lesbas» y si lo hacemos es solo a pedido de ustedes chavos». Lesbianas o no comenzaron a besarse, al principio tímidamente pero al cabo de un rato se revolcaban ya desnudas sobre la alfombra sin mostrar inhibición alguna. Patty con las piernas abiertas hacia nosotros y mostrando su increíble culo, lamía con furia el sexo de su amiga, mientras la otra trataba de alcanzar los muslos y trasero de su compañera. Comenzaba ya a sentir mi sexo como queriendo despegar cuando miré por curiosidad el de Tom, y claro siempre adelantándose, estaba ya de nuevo como acero. «Chicas» exclamó mi amigo entonces, «aprendan a ser mas organizadas» y levantándose con su mástil en alto, ayudó a las chavas a invertir sus posiciones para que ambas muchachas pudieran procurarse placer al mismo tiempo. Ahora, en direcciones opuestas, una abajo y otra arriba, aullaban como berracas pero de puro placer mientras se lamían mutuamente sus sexos. Incluso, aun con más entusiasmo que teniendo un chavo arriba. Tom, como dándose cuenta de esto último y ya nuevamente super inquieto, dio un fuerte palmazo a las morenas nalgas de la mulata. «Ya sepárense cabronas» dijo el chavo algo molesto, «que para algo nos han traído o se creen que estamos aquí acaso solo como pinches espectadores». Camila levantándose algo enojada y bajando la vista hacia nosotros, exclamó «apenas se les para ya se creen los reyes del mundo pero nosotras no somos tampoco ningunas lesbas quiero que sepan» y arrodillándose comenzó a chupar con ganas la dura herramienta de mi amigo. Luego sacándoselo por un momento de la boca, exclamó, «Gabriela estas ciega que no vez como lo tiene ya Rodrigo también de subido». Así, segundos mas tarde estabamos los dos recibiendo mamadas, caricias y besos en nuestras áreas de mayor placer. Patty, no queriendo ser menos comenzó a besarnos por detrás a ambos chavos simultáneamente , sacos, instrumentos y partiduras y ya sintiendo la punta de la lengua de la chava en el mero orificio, me vi venir nuevamente, esta vez regando con espasmódicos chorros cuello, cara y hasta el mismo cuerpo de la bella muchacha.

Yo se que me pierdo bastante por no tener mucho aguante, pero así estoy echo y ni modo. Tom notando la leche en la cara de mi chava, se largó a reír diciendo que el sí venía a follar y no a puro corrérsela como un «putillo». Al oírlo me vino toda la furia y tal como estaba salté sobre el cuerpo de mi amigo. Tom es super fuerte y muscular pero de todas maneras hubo algo de lucha. Así, mientras las chicas observaban super interesadas, Tom y yo nos revolcábamos desnudos por la carpeta, sintiendo el miembro todo erecto de mi amigo varias veces en el cuerpo, incluso en las mismas costillas y luego en la espalda al encontrarme finalmente ya de boca. Pensé que tal vez había algo de verdad en lo de «putillo» porque el contacto con el cuerpo desnudo del traspirado pero musculoso Tom también me hacía sentir super cachondo. Ya me tenía de espaldas y totalmente controlado cuando Carola aplaudiendo al vencedor le dijo que era el turno de ellas de ver como me daba mi castigo. Tom al parecer entendió la insinuación porque agarrándose su erecto instrumento las miró riendo y dijo, «Seguro, con tres hembras esperando tendría que estar mongólico para querer brincarme a este huevón». Yo por mi parte tampoco oponía gran resistencia y me mantenía siempre de espaldas, con el musculoso Tom encima mío. Carola siempre curiosa insistió diciéndole, «te apuesto a que no te atreves a follarte ahora mismo y delante de nosotras a Rodrigo». «Te apuesto a que te mueres de miedo» . «Yo no le tengo miedo ni al Santo Padre» contestó Tom todo molesto. «Entonces échatelo insistió Carola una vez mas. «Total ya lo tienes como perrito y abajo tuyo de todas maneras». Tom notando que yo me mantenía en silencio sin oponer resistencia alguna, dijo con arrogancia, «esta bien, pero solo para mostrarle a estas cabronas que no son las únicas reinas del planeta». «Denme un pinche condón», dijo entonces mi amigo, «porque yo no me fío de la raja de ningún otro huevón». Así delante de las muchachas y como dos animales les dimos el show que pedían. Tom, sin embargo, se contuvo y sacándose de repente el condón, les dijo, «ya ven chicas que yo me atrevo a todo pero el show con este pendejo terminó, porque ya les dije que yo no pierdo mi tiempo de ese modo habiendo tres chavas tan chulas y listas para la parranda».

Al ver a Tom, ya abalanzarse sobre la misma Carola , recordé que yo todavía estaba esa tarde virgen de muchachas y con una erección solo a medias avancé hacia Gabriela. Debo confesar que siento una debilidad por las muchachas morenas y como todavía en realidad no lo tenía suficientemente duro como para penetrarla, decidí hacer con esta india una especie de 69; yo boca abajo metido entre su coño y ella de espalda con la cara sobre mis bolas e instrumento. Me decidí, de repente, a hacer gozar a la chava, y claro con mi lengua hurgando y presionando sobre su preciosa montañita, no hacía mas que chillar y chillar pero de puro placer. Debe haber tenido la loquilla un super orgasmo porque una vez que acabó de gritar como berraca, la chava me comenzó a hacer un trabajo delicioso, con dedos, boca y lengua en toda la base de mi miembro y sacos. Temí venirme nuevamente y viéndome ya con el glande casi a la altura del ombligo decidí no perder mas el tiempo y follarme de una vez a esta hermosa mulata. Parecía hecha de miel y allí adentro la morena era puro manjar. Claro tenía que cuidar mis movimientos sobre todo de no acelerarme mucho para no venirme como un idiota nuevamente con todo. Sentí entonces al pendejo de mi amigo, venirse con fuertes y roncos aullidos, pero yo no hice ningún caso y continué por espacio de un buen rato metiendo y sacando, metiendo y sacando, y sintiendo tal grado de placer que cuando finalmente exploté en el interior de la morena, la sensación fue tan deliciosa que sentí la ola de placer no solamente sobre sexo y bolas sino que me recorrió por completo, subiendo por los muslos, nalgas y alcanzando este delicioso escalofrío incluso hasta las mismas tetillas. Al ir a lavarme, encontré a Tom en la regadera del segundo piso, y al vernos claro los dos nos largamos a reír por lo sucedido, después de todo ninguno de los dos somos realmente maricones. Al despedirnos de las chavas eran ya casi las 11 y recordando el entrenamiento temprano del dia siguiente, solo nos tomamos con Tom un par de cervezas antes también de despedirnos. Para mi gran sorpresa, parece que el ganador final de esa tarde con las chavas fui yo porque Gabriela me ha pedido que vuelva a visitarla este Sábado. Me ha dicho incluso que me quiere ver solo y que no traiga «al pinche de Tom porque es muy egoísta y le gusta solo a él pasarlo bien». Como se supone que Carola también estará presente, y entonces serían ya dos chavas, he estado super cuidadoso de no correrme con ningún pinche «Playboy» en estos últimos días. Tengo la colección completa y en E-Bay los chavos me han dicho que le puedo sacar cualquier feria, pero yo no la vendo. Como ven, yo soy bien hombrecito para mis cosas y así se lo voy a demostrar a cualquier pendejo que diga lo contrario este Sábado, dándole a todo dar y como bomba a estas dos super chavas.

Por rocio

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *