Mis inocentes sobrinas

Fue hace mucho tiempo que Julia mi hermana la menor se casó con un cultivador de café de La Sierra y se fue a vivir con él a la finca que manejaba, es un hombre algo retraído, conservador de tradiciones y costumbres rurales, pero muy trabajador y mantenía a duras penas a mi hermana y sus dos hijas Mariela de 19 años y Sonia de 18 años dos lindas chiquillas inquietas hasta donde las recordaba y cuando de soltero las visitaba las colmaba de regalos y gustosamente me dedicaba a instruirlas en lo básico, pero por mi matrimonio y el trabajo las tenía prácticamente abandonadas.


Tenía tantos años sin ver a mi hermana que le dije a Laura mi esposa «Negra, te gustaría un viaje a La Sierra para cambiar de clima y visitar a Julia que hace más de 6 años que la veo».

El viaje de 5 horas por una carretera ascendente nos llevó hasta la fría región donde mi cuñado tiene su pequeña finca algo alejada de la población más cercana, cuando llegamos fuimos recibidos por la familia que alegre desempacaron los regalos que llevamos, ropa sobre todo, lo que se fueron bien recibidos, porque se notaba la difícil situación que pasaban.

Julia, que de joven era una belleza con su pelo negro y sus lindos ojos ahora a sus 37 años se veía decaída, José su marido también se le notaba el peso de la situación, mis sobrinas campesinas habían crecido, Mariela era el retrato joven de su madre, con su cabellera negra abundante, su cutis de su cara blanca, con cejas abundantes y bien delineadas, medianamente alta pero por estar tan cubierta de ropaje no podía apreciar su cuerpo, se veía algo tímida y estaba Sonia, una alegre y espontánea chiquilla parecida a su hermana, delgada pero con senos muy grandes para su edad, parecida en lo físico pero distinta en el temperamento y que desde que llegué no hizo otra cosa que sentarse en mis piernas y llenar de besos a su tío en agradecimiento por el oso de peluche que le regalé, al principio me incomodaba algo pero en algún momento me empezó a gustar su contacto por que se sentaba en uno de mis muslos con las piernas abiertas y sentía su vulva.

Esa mañana me había colocado unas pantalonetas de fútbol y estaba sentado leyendo en un banco en la parte de atrás de la casa mientras mi mujer y mi hermana estaban en la cocina, mi sobrinita como de costumbre buscó mi compañía y tenia puesta una falda que le quedaba algo corta y se puso a conversar conmigo sentándose enfrente con las piernas cruzadas por lo que, en algún momento pude ver de reojo sus pantaletas, seguimos charlando y de pronto levantó una pierna con lo que ahora si pude ver claramente sus calzones y por lado se salían algunos vellos negros, lo que animó a decirle «ven siéntate en mis piernas», sin hacer malicia le ofrecí mi muslo descubierto pero cuando se iba a sentar abrí su falda para que lo hiciera dé modo que se colocara a horcajadas y sentí sus pantys sobre mi muslo, seguimos hablando de sus cosas mientras acomodaba el muslo para que quedara más en contacto con su vulva, al rato ya podía sentir sus vellos sobre mi piel, entonces yo digo:

«Sonia, algo me hace cosquillas en el muslo, ¿qué es?», Sonia levantó su falda y miró y dijo «es que se me corren estos pantys que están muy viejos, míralos!» Y levanto la falda permitiéndome ver que el elástico de los calzones había perdido la presión y un lado de su chocho muy peludo estaba expuesto con todos sus vellos sobre mi muslo, tranquilamente bajé mi mano abrí completamente la boca de las pantaletas y acariciando su matorral de pelos le dije «en la próxima visita te traeré unos nuevos y bonitos», ella sonrió y dándome un sonoro beso dijo, «Gracias eres el mejor tío».

En ese momento mi verga totalmente parada estaba a centímetros de quedar descubierta saliéndose de la pantaloneta, Sonia bajó su falda sin darle mayor importancia que su tío acababa de verle el coño, siguió conversando mientras yo seguía sintiendo sus peludos labios sobre mi piel, se me ocurrió decirle, «Sonia súbete mas a mi pierna para que no se encalambre» y lo hizo tan arriba que su movimiento descubrió la cabeza de la verga y quedó su vulva sobre mi verga parada tapada solo por la falda, pensé que se iba a asustar y parar, pero aceptó el contacto con el pene no se si por ignorancia o por suprema confianza en su tío, con el glande percibía los vellos de su chucha. Me quedé quieto con una arrechera que amenazaba con derramarme.

Seguimos conversando como si nada, mientras sentía como Sonia se acomodó sobre mi picha y la cabeza palpitaba sobre sus labios ya húmedos, no entendía si no se daba cuenta por su infantil ignorancia rural o porque le gustaba y no encontraba malicia en tener glande de su tío entre los pelos de su chucha, descuidadamente con la mano subí más mi pantaloneta que quedo toda destapada y yo halé hacia mí a Sonia, la picha se deslizo entre los labios húmedos y ella comenzó a buscar la cabeza con su hueco, la cabeza entró en su cálida gruta y ella me miraba pero solo reía pícaramente, mientras se movía cadenciosamente, mi leche estaba por salir. Desde dentro de casa se oyó el llamado de mi hermana a Sonia quien rápidamente se paró, dejando al descubierto el trozo de verga que erguido salía de la pantaloneta, ella miró la roja cabeza de mi pene y con pícaros ojos me dijo » Me tengo que ir, pero después me dejarás sentarme nuevamente en tus piernas, ¿cierto tío?. Salió a atender el llamado de su madre, yo con mi verga al aire la froté y olí mi mano que tenia esa suave fragancia de vulva joven.

En la tarde dejé a mi esposa con mi hermana y salí a caminar solo, cuando en un recodo del camino me encuentro con mi sobrina menor Sonia, que venia del pueblo vecino y me dice» Hola tío como está, ¿conociendo la finca?, Venga y le muestro la cascada», tomamos un sendero apartado y al rato llegamos al sitio, de verdad era lindo y terminaba en un pozo cristalino, por lo que dije «¡Dan ganas de bañarse!», A lo que respondió mi sobrinita » pues hágalo», a lo que respondí » pero no tengo vestido de baño» y ella respondió «Bueno le digo un secreto, esto es muy solitario yo me he bañado sin ropa y por aquí no viene nadie», Le dije » Sí, pero me da pena porque estas aquí» Me dice tranquilo que yo no le cuento a nadie que vi bañándose a mi tío favorito, y yo te doy la espalda para que te entres al agua». Lo pensé un momento y me pareció excitante bañarme desnudo delante de mi sobrina. Le dije «voltéate y no mires» comencé a desnudarme de pie apoyando una mano en la espalda de Sonia en eso cuando me estoy bajando los pantaloncillos.

Sonia se voltea y me dice «dame la ropa tío yo la cargo para que no se ensucie», quedé asombrado con la naturalidad con que lo dijo y mirándome me empezó a revisar de arriba abajo, sesgadamente miró mi verga algo alargada y decidí exhibirme delante de ella, «Bueno ya me viste para qué me oculto, cierto» me quedé de frente delante de ella sin ningún pudor, que me observaba sin aspavientos, lo que me arrechó y ella veía como se iba templando lentamente la picha y descubriendo el rojo glande, cuando estuvo bien parada entré al agua que me daba a la cintura, Sonia me miraba la verga con curiosidad mientas me bañaba, y le digo «por qué no vienes y te bañas conmigo, quítate esa ropa y ven»

Con toda tranquilidad me dice «listo me desnudo pero es nuestro secreto, Ok», Empezó a desabotonarse la camisa manga larga que llevaba y se la quitó y como en la zona a esa edad no usan brasier sus senos que me habían parecido grandes confirmaron mis sospechas, dos tetas divinas y paradas emergieron (talla 34B, pensé) y mi verga empezó a palpitar y noté que no se depilaba las axilas porque un mechón de pelos le adornaba bajo el brazo, cuando se quitó la falda estaba de espaldas, y vi que usaba unos interiores nada sexy de tela corriente, pero cuando se los bajó la vista fue excepcional, unas nalguitas paradas y duras y cuando se agachó me pareció que la raja del culo estaba con vellos, al girar quedó de frente y pude apreciar un velludísimo coño que venia hacia mí con dos tetas erguidas con sus rosados pezones paraditos, pensé que estaba en el Paraíso Terrenal.

Tratando de seguir siendo un tío y dándole naturalidad a la situación comeré a lazarle agua iniciando un juego, si embargo mi picha seguía erguida. Porque un hombre de 38 años por muy tío que sea, no se baña con su sobrina y que además parezca muy natural, sin embargo traté de quitarle malicia al momento continuando el juego, ella me agarró las manos y entonces traté de sumergirla y para evitarlo se pegó a mí sintiendo sus duros senos sobre mi pecho y la punta de la verga tocó su peludo monte.

En el juego me empujó, yo caí de espaldas riéndome y me quede así con mi verga en ristre, y ella para evitar que me levantara y le siguiera lanzando agua se me fue encima y se le ocurrió sentarse en mi pecho con las piernas abiertas y sus rodillas al lado de mi cara, sentí sus pelos en mis tetillas y cuando vi su chocho a 15 cm de mi cara fue que lo aprecié bien, un poblado Monte de Venus con vellos negros brillantes y unos labios densamente poblados y que encima del inicio de la raja se enroscaban semejando a un rizo, las hebras largas como de 4 cm caían mojadas y su peludo triángulo se extendía hacia los costados de las piernas. Ella se reía de mi indefensión en ese momento en el juego la halé inconscientemente hacia mi cara y su mata de vellos llegó hasta mi boca, por reflejo en un instante saqué la lengua y probé el sabor de su cocho y el ácido olor de su vulva me invadió, el olor a orina joven.

Se impresionó algo al sentir mi lengua en su raja ya que quedo sentada sobre mi boca unos segundos y los vellos entraron en mi boca cuando chupé y se levantó diciendo «Qué pena tío te puse mi chocho en la boca y apenas me lo he lavado», Contesté- » pero si sabe y huele rico», a lo que respondió Sonia «¿De verdad? Yo pensé que olía mal». Bueno déjame y lo huelo de nuevo porque me gustó» me agaché y metí mi nariz entre sus velludos labios y aspiré su aroma » No huele nada mal. Ahora te le voy a probar, sube tu pierna en mi hombro» Su vulva se abrió y empecé a apartar sus largos pelos con la lengua y toque su clítoris, sentí su estremecimiento y seguí hasta el hueco de su vulva, ya un jugo ácido descendía y lo sorbí, «Está delicioso» le dije parándome y ella fijo su vista en el trozo de carne erguido que tenía enfrente y dice:

– «Tío yo quiero saber como huele y sabe la cosa de los hombres, ¿puedo hacerlo con la tuya?»,- «Claro» le dije, y agachándose tomó mi verga con una mano comenzó a olérmela y con la otra mano siguió cogiendo y oliéndome los huevos, unas gotas de semen comenzaron a aparecer en la punta de la verga, «¿puedo probar ahora a que saben?»

– «Claro puedes chupar, si quieres» le dije, sacó su lengua y saboreó las gotas que salían y comenzó chuparme el glande, que deliciosa sensación de ver a mi sobrinita mamándome la punta de la picha, yo empecé a meter lentamente el tronco restante en su boca y lo fue recibiendo casi todo, chupaba suavemente y recogía la piel de la verga tomando el ritmo de mis caderas, agarró mis nalgas e inicié el bombeo dentro de su pequeña pero cálida boca, cuando estaba por venirme se la saqué y ella me dice «tengo ganas de sentir tu cosa en mi rajita», me levanté y me senté en una gran piedra,»¿quieres que la meta en tu cueva?», Y respondió «como tú quieras, tío», – pensé en penetrarla, desvirgar y sentir su concha peluda tragándose mi palo, pero me arrepentí y abrí sus piernas y la senté a horcajadas sobre mi parada verga de modo separé sus hebras negras de modo que solo la sobara en la raja sobre el clítoris sin penetrarla.

El contacto de la verga con su raja fue impactante y ella espontáneamente inició un frotamiento lento sobre mi picha suavizado por la cantidad de jugo que soltaba, miré sus labios vaginales estos estaban abiertos y los largos pelos empapados me cubrían y se enrollaban en la verga de la que solo aparecer parte de la cabeza, y teniendo su cara joven tan cerca la besé suavemente en los labios y eso le encendió su juvenil pasión, e iniciamos un torpe pero intenso intercambio de lenguas, aumentando ella la presión de su vulva sobre mi palo y al sentir la inminencia del orgasmo arreció el frotamiento, yo lo noté y la agarré por las nalgas y aceleré el movimiento de mi picha contra su clítoris, me apretó y empezó a morder mi hombro la oí jadear y gritó hasta desfallecer,» ¡Tío..Tío! ¡Tío lindo!

Había tenido su orgasmo; Esto me excitó al máximo y un chorro de leche inundó su peludo coño con los coágulos de semen espeso que bañó hasta su ombligo, ella puso su mano en mi glande y el próximo chorro le cayó en su palma, lo observó y lo llevó a su boca sorbiéndolo y tragándolo,» Ahora sí sé a que sabes tío y me gustó, espero que lo repitamos pero bien adentro de mi cosita». Ya caía la tarde y el frío, nos vestimos y nos besamos, como cómplices regresamos a la casa cada uno por su lado.
A la hora de la cena dos comensales ya habían calmado su apetito solo los alegres ojos de Sonia, me recordaban que los tíos deben ayudar en la educación familiar.

Autor: Tío lindo

Por rocio

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