Sentí una fuerte descarga entre mis piernas, los flujos de mi vulva se deslizaban entre mis piernas, estaba empapada, recogí mis flujos y comencé a chuparme el dedo con placer

Después de haber experimentado con los juguetes sexuales de mi prima, me vi en la imperiosa necesidad de conseguir los míos, ya que tuve que devolver la caja que era su más preciado tesoro. Fue así que al pasar las semanas y venirme a la mente aquella noche de placer que experimenté por primera vez, sentía que ya nada era igual, a veces en mi cuarto a solas me daba un ardor en mis extrañas y me frotaba la vulva con mis manos con frenesí y echada en mi cama casi desnuda, me entregaba al placer, por lo que más de una vez cogí alguna peineta y utilizando el mango casi semejante a un consolador -la verdad que antes no había reparado en ello, daba rienda suelta a mi fantasía.



Así que un día armándome de valor me dirigí al centro de la ciudad y compré en una de esas casas, un consolador que cubriera mis expectativas pero tanto era mi nerviosismo que elegí casi el primero que se me presentó, era uno de silicón con testículos, incluso tenía a un extremo un chupón (sopapo) que podía pegarse al contacto en superficies planas, según las instrucciones de la caja, porque para mi mala suerte no había aquellos que eran a batería; por lo que me dije que sería para otra oportunidad.

Esa misma tarde me dirigí a mi casa, y antes de la hora de cena decidí ir a tomar un baño para disipar la tensión, pero me puse tan recelosa que me lo llevé, incluso la caja, al baño pensando que de repente alguien podía encontrarlo; así que una vez en el baño lo puse encima de la repisa y traté de olvidarme por unos instantes de aquello. Me estaba bañando de lo más bien en la tina cuando nuevamente volví a sentir esa extraña sensación por lo que instintivamente comencé a frotarme mi vulva, primero con una mano, luego con las dos a la vez, por lo que comencé a intentar a introducirme un dedo y con la otra mano a apretarme los pechos regordetes, y también a pellizcarme y a lamerme los pezones, intenté ponerme el jabón entre mis piernas y lo apretaba hasta que con la fuerza se deslizara entre mis piernas.

Esa extraña sensación seguía dentro de mi, ese ardor que me hacía desear ser cogida de manera brutal y perversa, por lo que procedí a introducirme nuevamente el dedo medio y después con ayuda del dedo índice a frotarme con más fuerza mi clitoris, y casi recostada completamente dentro de la tina levanta espasmódicamente las caderas a cada embestida que hacía. En eso levanté la mirada y vi la caja en la repisa, por lo que me levanté con decisión, cogí la caja, le saqué el empaque y ahí lo tenía entre mis manos, era una tremenda polla, era grande de aproximadamente unos 20 cm, y de 4 cm de diámetro, era carnoso y bien delineado, por que se notaban unas venas gruesas, es decir, era un equipo bien dotado.

Por lo que, sin pensarlo dos veces nuevamente me recosté en la tina, y comencé a frotarme el jabón por todo el cuerpo el cual se me electrizaba de solo pensar que ya estaría esa tremenda polla dentro de mi, por lo que lo cogí con las dos manos y abriendo levemente las piernas lo llevé directo a mi vulva, froté mis labios una y otra vez, hacia arriba y hacia abajo, después dando círculos como las manecillas del reloj y después a la inversa, a cada roce sentía fuertes descargas, me volvía a echar más para atrás y soltando mi cuerpo como si flotara en el aire, decidí atacar el problema, y me lo introduje, primero suavemente hacia dentro y hacia fuera, poco a poco, cada vez con más ritmo galopante, una y otra vez, entraba y salía, sentía los surcos de las venas gruesas de esa polla que me tenía cogida, cada vez con más fuerza, hasta que empuñándola comencé a frotármelo con frenesí una y cada vez más fuerte…

Mi cuerpo para eso se balanceaba hacia delante hacia atrás, por momentos de costado apoyada en mi cadera, sentía como me habría en dos, gemía de placer, pero me apretaba los labios a fin de no levantar sospechas, seguía cada vez con más fuerzas hasta que sentí la primera descarga los líquidos se confundían con el agua, pero mi cuerpo exigía más, así que me volteé y me puse de rodillas en la tina y en posición de a cuatro llevé mi mano derecha hacia atrás con lo que lograba nuevamente impulsarlo hacia adentro y hacia fuera, lo hacía primero con una mano y después con la otra, el cuerpo se me languidecía, las piernas me flaqueaban, pero la sensación era cada vez más fuerte, hasta que me hizo apretar los labios y ajustar las piernas, hummmmmmmmmm, nuevamente seguía en movimiento cada vez más fuerte, hummmmm su arremetida era cada vez más descontrolado, hummmmmmmm … hasta que caí desvanecida, rendida de placer, mis flujos caían como agua hervida en la tina, y ya no podía más, aquella penetración me había dejado exhausta pero llena de placer.

Al cabo de un rato me recuperé, me hice una ducha española a fin de recuperarme, y ya me sentía más aliviada, como si me hubiera quitado un peso de encima, aunque algo adolorida, salí de la tina me dirigí a la repisa a fin de guardar mi juguete nuevo, y me daba risa de solo pensar las aventuras que me deparaba mi nuevo compañero, me dispuse a peinar pero mirándome al espejo cogí nuevamente a mi compañero, lo observé detenidamente a través del espejo, por ratos parecía de verdad, se veía algo grande, pero de solo pensar que pudiera ser más grande me daba escozor por todo el cuerpo y pensaba si podría haber de verdad una más grande, lo acaricié y le di un besito, pero instintivamente me imaginé que se podía sentir con esa polla en mi boca, si podría entrar en toda mi boca, primero le puse los labios en la punta, y mi legua comenzó a jugar con la punta del glande, después comencé a introducirlo más, a chuparlo, me miraba al espejo y me observaba que entraba y salía con facilidad, así que me lo introduje más, cogiendolo con las dos manos, por ratos para la derecha y para la izquierda, por lo que se me ocurrió echarle algo de pasta de dientes de sabor a fresa que tenía en la repisa del baño…

Primero le eché un poco de pasta, por lo que comencé a jugar con el dentro de mi boca, después al sentirlo con más agrado, le eché más pasta de dientes y comencé a chuparlo primero con más ganas y después con más frenesí, me veía en el espejo con todo el pelo alborotado y saliendo espuma blanca por la fisura de mi boca, el cual incluso comenzó a chorreárseme por el pecho, lo que me excitó más, sentía que ese artefacto jugaba con mi lengua, la cual ya casi la tenía acalambrada de tanto succionar y lamerlo, por lo que comemencé a frotármelo por el pecho con aquella espuma que se había derramado, me tocaba la punta del pezón que ya estaba erguido como si quisiera destaparse por la ebullición que sentía en todo el cuerpo, me lo pasaba por uno y otro y con la otra mano me apretaba el pecho que ya estaba duros como piedra y por ratos me lo alzaba para poder lamerlo, chuparlo y morderme el pezón.

Solté ese miembro al sentir un escalofrío por todo el cuerpo, era una sensación extraña y estando con las manos libres comencé a frotarme todo el cuerpo, el pecho, las nalgas, los muslos, me frotaba la vulva aunque estaba algo hinchada por la brutal embestida que había tenido, por lo que, mirándome nuevamente en el espejo, veía con gran deleite mi cuerpo desnudo, me observé las nalgas, y me volvía loca el acariciármelas, estaban llenitas y duritas, y agachándome para recoger mi juguete mi vista se centró por el espejo en mi hoyito, así que incorporándome me senté en la tapa del inodoro y levantando una pierna y apoyando el pie de manera flexionada, me comencé a frotar el hoyito con ayuda de un suave jabón, hacía círculos he intentaba introducirme el dedo pero sentía cierta incomodidad, pero las ganas me sobraban, así que cogí primero la peineta y con ayuda de un poco de jabón comencé a introducirme el mango de la peineta, cada vez un poco más, este se deslizaba con facilidad por lo que lo hacía cada vez con más fuerza y con velocidad.

Sentía que me quemaba el orificio, jugando un poco ya que lo hacía para la derecha y por ratos para la izquierda, para arriba y para abajo, hasta que comenzó a relajárseme el cuerpo, que cada vez ofrecía menos resistencia, por lo que cogí mi juguetito y poniéndome en posición de semi parada entre el inodoro, lo apoyé en la tapa y casi de cunclillas comencé a parame sobre el, dirigí la punta y comencé a flexionar la piernas, primero levemente, sentí que miembro entraba, poco a poco, que pugnaba por entrar, que buscaba abrirse paso, una y otra vez flexionaba mis piernas, lo tenía agarrado con una mano y con la otra me acariciaba y apretaba los pechos cuando de repente mis piernas se doblegaron y caí sentada sobre el, lo sentí como una estaca dentro de mi, el dolor era insoportable pero a la vez sentía un cosquilleo dentro de mi, lo tenía ensartado, había entrado hasta el fondo, pero instintivamente comencé a mover mis caderas hacia adelante y hacia atrás.

Volví a la carga, moviéndome rítmicamente hacia arriba y hacia abajo, me incorporé y me acordé lo de las instrucciones que decía la caja, así que con un poco de agua procedí a pegarlo en la pared con el sopapo que tenía a un extremo, lo vi erguido balanceándose presumidamente de un lado a otro y dirigiéndome hacia el, le di la espalda y apunté nuevamente a mi hoyito que estaba algo dilatado, así que entreabriendo las pierna empujé hacia atrás y sentía que se deslizaba, que entraba por mi orificio, así que me recosté hacia atrás y hacia delante, comencé a mover mi pelvis una y otra vez, sentía que se esa polla se introducía zigzagueante, cada vez con más fuerza, me agaché y cogiéndome las pantorrillas, comencé a balancearme, hacia delante y hacia atrás.

Ese miembro a cada arremetida me destrozaba, pero seguía una y cada vez mas, hasta que lo sentí que entra todo, los testículos que tenía golpeaban mis nalgas, por lo que agarrándomelas con las dos manos, las separaba para que se introdujeran hasta el fondo, cada vez la sensación era más profunda, me movía flexionando mi cadera hacia adelante y hacia atrás y de costado, nuevamente eché mis manos hacia atrás como apoyándome de la pared, la cual casi quería cogerla y apretar la pared, pero lo que solo podía hacer era morderme los labios para no gemir de placer, me movía, en un vaivén incontrolable, se había introducido todo, me había hecho una vez más, suya, casi semi parada, salí del el, di uno pasos hacia delante, lo puse nuevamente a la pared pero un poco más abajo, abrí mis piernas en forma de tijera y nuevamente dirigí su punta hacia mi orifico que reclamaba más, abrí mis nalgas con la ayuda de mis dos manos, comencé a cachetearme a fin de que aflojaran y a la vez se contrajeran…

Retrocedí unos pasos y eché parte de mi medio cuerpo hacia delante, así que dirigí mis manos hacia delante, apreté fuertemente el lavadero de manos y comencé nuevamente empujar hacia adelante y hacia atrás, en una cabalgata eterna, una y otra vez más, mis senos descontroladamente se golpeaban entre mi pecho y mi cara, cada vez el dolor era incesante pero a la vez delicioso, hum asiiiiii, con fuerza, hummmmmmmmmm, sigue…sigueee… apretaba los dientes, me mordía los labios, el sudor me empapaba el rostro, sentí un sacudón tras otro, las piernas se me aflojaban cada vez el movimiento era más intenso, mas, más, hasta que sentí una fuerte descarga entre mis piernas los flujos de mi vulva se deslizaban entre mis piernas, estaba empapada en sudor y de mis flujos, asi que con la punta del dedo desde mi rodilla hasta mi clítoris recogí mis flujos y comencé a chuparme el dedo con placer, había terminado la faena.

Algo adolorida, me volví a dar otro baño, pero estaba radiante de felicidad.

Autor: yayita

Por rocio

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