Ocurrió en una fiesta familiar a la que acudí con mi hijo, era el cumpleaños del esposo de mi prima, fue mucha gente y estuvo muy divertido, bebimos bailamos, bromeamos, todo fue grandioso.
Casi pasada las dos de la madrugada terminó la fiesta y nos invitaron a quedarnos a descansar hasta el otro día. Llegó el momento que arrojados por el cansancio de juerga sin tregua, satisfechos nos despedimos todos a dormir, yo, lo hice más tarde pues me enfrasqué en una agradable tertulia con el concuñado de mi prima, un joven de 31 años, conversador, soltero y ocurrente, me cayó en gracias y allí ya casi solos a media luz nos pusimos a seguir conversando.
Todos los demás se habían ido a descansar incluso mi hijo que le tocó dormir con su primo así como a mi me correspondió compartir cama con mi sobrinita nenita, en su habitación y que ya estaba dormida. La conversación con el amigo este recorrió varios temas, y el más picante fue la de parejas y relaciones sentimentales, me contó varias cosas personales, y luego la magia del encantador momento me hizo vulnerable y dispuesta si fuera posible a ser besada por él, me parecía muy simpático, y yo, como si fuera una chica soltera, a pesar de mis dos hijos jóvenes, me divertía con su compañía, yo no tenía sueño y me sentía alegre, me aguantaba la risa a veces para no importunar a los que descansaban y él que no paraba por hacerme reír…
Luego la conversación se tornó más picara, algo así como donde me tocó dormir, que me podría invitar a su cubil, que te invadiré en la noche, que me convierto en drácula y vuelo a tu recámara a chuparte la yugular, etc, etc. y yo igual no me quedaba atrás, se me ocurrían cosas y nos retábamos, hasta que ya no sé qué hora sería, que le dije: es tarde, voy a mi cama, le di un besito en la mejilla y me fui, sucede que oímos unos ruidos y eso nos hizo darnos cuenta de la hora y por ello nos despedimos, lamenté que se termine pero estábamos en casa ajena.
Me fui despacio, me cambié, la bebe dormía profundamente, yo me senté un rato en la habitación no tenía sueño y seguía riendo con las ocurrencias del joven. Estaba sumida en mis pensamiento cuando escuché ruidos extraños, me levanté vi por la ventana y nada, quería ver qué era, estuve de pie un rato en la habitación, luego salí despacio, sin zapato, pasé por el pasadizo hasta el baño tratando de seguir la pista a ese ruido: sinceramente pensé que alguna pareja por allí hacía el amor, no sabía dónde, tal vez los vecinos, o mi prima jajaja podría ser, no sabía y trataba de afinar mi oído, y más por la ventana del segundo piso donde me encontraba, de pronto me pareció oír que alguien se acercaba, tal vez era el joven que había unido la acción a su palabra, me fui presurosa a mi habitación y me puse a temblar nerviosa y ansiosa, creo que en el fondo deseaba que venga a mi habitación, quería que me abrace, que me bese, pero huí asustada, emocionada pues me daba pánico saber que era él estando en una casa donde había mucha gente, incluso mi hijo dormía en otra habitación, dejé entornada la puerta y me puse de pie cerca de la ventana, esperando, de espaldas a la puerta mirando hacia fuera por la ventana como tratando de ver de dónde provenían esos gemidos de placer.
Pero los pasos del caminante se dirigieron al baño, pensé que él me habría visto correr a mi habitación aunque estaba un poco oscuro se notaban las sombras, no sé con qué tropecé a oscuras cuando pasó, traté de recoger lo que había tirado, luego volví a mi posición de pie mirando por la ventana hacia fuera, yo ya me había cambiado de ropa, estaba con una falda vieja de mi prima, me había quitado toda mi ropa exterior e interior, solo lucía esa falda y una blusa de franela con botones y con manga larga, llevaba el pelo suelto y estaba sobre la alfombra descalza, la falda me llegaba hasta la rodilla, trataba de oir con más claridad esos ruidos jadeos de gozo característicos, pero era muy difuso, estaba atenta cuando de pronto noto que se abre la puerta de mi habitación al que a propósito no había echado seguro, me asusté y me empezó a latir con fuerza el corazón, estaba segura que el joven oyó el ruido que hice, él sabía que yo estaba acá, prácticamente sola y ha venido, yo estaba nerviosa con mucha vergüenza, pensaba que diré, cómo le rechazaría asumiendo mi papel de señora respetable a pesar que quería por lo menos unos besos y abrazos y tal vez que me acaricie un poco?, pero sólo esperé quieta y muy excitada movía mis amplias caderas del nerviosismo. Sentí que él entró me vio así en la ventana de espaldas a él, cerró la puerta y tal vez me estuvo contemplando, quizá trataba de acostumbrar su vista a la oscuridad.
Al verme tal vez así, decidió acercarse a mi, yo no lo veía, solo sentía que se acercaba despacio, no sé que tan cerca estaba de mi, supuse que lo suficiente que sentía su calor en silencio, me despegué de la ventana y así de espaldas despacio retrocedí un paso y en medio del otro paso mi cuerpo quedó pegado al suyo, me detuve sin decir nada, él me tomo levemente por la cintura como deteniéndome, no había palabras, yo pensaba que hago, solo atiné a sentirlo cerca a mi con calidez me pegué a él y él a mi, sin tocarnos, sólo juntos pegados, luego eché la cabeza a su hombro y me movía muy sutilmente imperceptiblemente en círculos coquetamente. Él estaba con ropa ligera pues sentí claramente su bulto a la altura de mis nalgas, eso me puso colorada y expectante que hago, se notaba su cosa, no es que estuviera erecto, simplemente lo noté caliente y prominente, fue recién entonces que me rodeó desde atrás con sus brazos hacia adelante y yo eché mi cabeza a su pecho chocando con su quijada y él me agarró por el estómago despacio, tímido pero con firmeza.
Yo me pegué más a su cuerpo caliente, es inimaginable que tan placentero es lo que sentí, frente a mis sutiles movimientos en torno a su hombría sentí poco a poco experimenté sobre mis nalgas sobre el vestido, como se iba endureciendo su bulto sexual, era una sensación sumamente excitante, si se iba ese rato yo ya me sentiría gozada con ese acto de sentirle crecer sobre mis nalgas y no me quedaba mas que acariciarla con mis glúteos poco a poco a través de su longitudinal erección, moviéndome despacio a lo largo de su creciente prominencia. Sin embargo él actuaba muy tímidamente, solo me tenía asida del estómago, fue recién en este instante que sus manos se aventuraron a subir despacio, asustado hacia mi pecho, su lentitud me desesperaba, subió hasta asirme fuertemente de mis pechos, ese fue un momento sublime que me hizo estremecer y le aplasté fuerte con mis nalgas su ya erecta hombría que me ofrendaba.
En este punto él empezó a transformarse, como si despertara de su asombro, me acariciaba los pechos de abrió los botones uno a uno hasta soltarlos todos y dejar colgadas mis considerablemente grandes pechos, me las empezó a estrujar a subir y bajar me acariciaba en círculos los pechos sus dedos empezaron a jugar con mis pezones ya erectos, y de pronto empezó a besarme desde atrás la nuca, la oreja el cuello yo cerré los ojos y me dejé hacer, estiré la mano hacia atrás con una mano sobre su trasero y la otra sobre su cabeza, él en este punto bajaba asustado su mano por mi cintura, luego mis caderas y de pronto noté que temblaba, me levantó la falda y metió su mano debajo, recién se dio cuenta que yo estaba sin ropa interior, creo que esto lo volvió loquito jajaja pues desesperado me estrujó las caras de mi culo, mis nalgas me las acariciaba con ansiedad, todas regordetas entre sus manos ávidas, me gustaba mucho, rico, luego empezó a acariciarme todo el cuerpo por adelante por atrás la cintura el pecho y presionaba sobre mi trasero su macho erecto pene. Yo no caía que esto implicaba más, para mi me bastaba que nos acariciásemos bien y luego cada uno a su cama, en realidad no pensaba en el acto sexual allí en ese lugar, la idea de mi prima y los otros allí me asustaba mucho.
Yo empecé a jadear ahogadamente, quería más caricias, tal vez ir a su encuentro pues me parecía que demoraba mucho para pasar de una acción a otra, yo al inicio tenía la firme intención de negarme a su arrebato y deseo hacer mi papel de mujer difícil pero él era muy inocente a la hora de tomar la iniciativa, eso me desesperaba, así que tímida y temblorosa bajé mi mano a la altura de su pene, despacio, dudando, hasta que llegué y por sobre su buzo, le agarré la cosa, estaba durísima, le apreté creo que muy fuerte que reaccionó hacia atrás, luego mientras me acariciaba y besaba los hombros, se la empecé a estrujar sin animarme a meter la mano dentro y tocarle la verga caliente, me gustaba acariciarle sobre su ropa, le agarraba buscándole los huevos redondos y duros cuando de pronto siento que él se baja el buzo y siento caliente su fierro en mi mano y cerca de mi muslo, y oh sorpresa agradable se la agarré con fuerza abarcando toda mi mano la acaricié su verga me pareció de inmediato una gran verga, la sentí gruesa venosa, cabezona lo cual llenó de excitarme más, por alguna razón un hombre con su miembro bien proporcionado me excita y me da morbo excesivo, psicológico y este era el caso para suerte mía y él me la empujaba poquito a poquito sobre mi, de hecho yo estaba ya súper lubricada, me levantó la falda dejando al descubierto mi trasero y así desde atrás me tocó el culo con su pene….
Al sentir esa barra caliente piel con piel en medio de mis glúteos, casi se me doblan las rodillas, abrí como pude las piernas, los muslos para no caer y él aprovecho para introducir entre mis muslos su larga verga dura, comenzando a frotarme los labios vaginales desde su cabeza hasta su base yendo y viniendo como si yo se la estuviera midiendo una y otra vez toda su longitud, que no era poca.
De pronto me quitó mi blusita de franela y me besó la espalda por la espina y me volvía loquita, y luego se agachó un poco como para acomodarse y decidir ingresarme a mi estrecha profundidad con su malograda pichulasa gruesa, yo intuí su intención me abrí un poco más y empezó a tentar hizo uno, luego otro, y otro y otro intento cada vez con más presión y cada vez más centímetros que me calzaba, tardó en solo meterme toda la cabezota de su machote pinga, que me detuve suspirando y asustada por los demás de quienes me había olvidado y de la casa donde estaba, felizmente estábamos ubicados de modo que no verían nada además la nena dormía plácidamente no podría verme y como para evitar toda duda cerré bien las cortinas de la habitación haciéndose más oscura que al principio, luego volvimos a la carga, apoyada en la ventana me agaché un poco y él me empezó a pasar y repasar por los labios vaginales la verga y en una de esas me la metió con dificultad toda la cabezota, la sentía con nitidez. Allí rompí nuestro silencio:
-”Despacio, por favor, poco a poquito te lo suplico, la tienes bien grande, hace mucho que no estoy en forma aghhhhh…” Atiné a decirle suplicante y él muy caballero y atento hizo como se lo pedí no me la sacaba toda la pinga siempre me dejaba la cabeza adentro, me la metía unos centímetros y luego la sacaba dejando la cabeza adentro, me la metía otra vez y me la sacaba y cada vez que volvía me alojaba unos centímetros más y más y ya creo que la tenia enterrada hasta la mitad entre idas y venidas yo estaba casi doblada, con las manos apoyadas a la ventana, las piernas bien abiertas y con el culo sacado en pompa.
Allí empezó la faena, me agarró fuerte de las caderas y me la terminó de hundir toda la inmensa verga que la sentí llenarme y produje un Ay! Ahhh!… de placer y poco de dolor, luego el mete y saca riiico, riiico papi, yo le preparaba el camino por mi conducto vaginal para que ingrese como el mejor de mis invitados lubricándole el camino para que me resbale y se anime a enterrármela toditita y ajustada a su enorme pichulasa gruesa hasta sentir que sus huevos me golpeen los labios de mi chocho.
Empecé a menear la cabeza de desesperación, a moverle el culo alrededor de su mástil, entrando y saliendo una y otra vez, golpeándole con mis cachetes con mis glúteos la cintura y su vientre, se oían los ruidos de nuestros golpes de pieles, mis piernas se acalambraban de gozo, sus manos me estrujaban las colgantes tetas que me caían pesadas, él salvaje me la metía con ganas con gusto y no paraba de darme más y más y más, riiiico…. y yo jugando con mis manos sobre sus balanceantes huevotes peludos que como péndulos me cosquilleaban las cercanías de mi clítoris.
Me alocaba sentir su aliento en la nuca su respirar en mis oídos, y sus mordiscos en mis desnudos hombros mientras sus manos me amasaban a su antojo, mis labios vaginales llenos de sangre aprisionaban a su enhiesto mástil carnoso como tratando de impedirle que se aleje y que me ingrese profundamente a pesar de la sensación de ahogo y llenura, me temblaban los muslos a cada empujón desesperado suyo, se oía el cachetear de nuestros muslos que yo trataba de evitar por el ruido, gemía sólo con voz ahogada para evitar hacer notar nuestra presencia sexual, en otras circunstancias le hubiera gritado jadeado suplicado que me de más, así, así, riiico, papi, como me gusta que me de, yo sudaba me quería tragar con mi culo toda su carnosidad erguida que me producía gran placer, y él me bombeaba más y más, hasta cansarme.
Mucho rato después estaba un poco agotada, sudada olorosa excitada quería que nos tumbáramos en el piso y me coja allí echado sobre mi o yo montada sobre él, creo que pensamos igual pues nuestros sexos se despegaron haciendo un sonido vicioso como un chasquido de líquidos y destapes y me saco la cosa gruesa que le colgaba lubricada por mis jugos, yo me di vuelta pero el se pegó a la pared, estaba agachado mirando su verga y no sé por qué sentí una rara sensación y escalofríos, le miré la verga no se veía casi nada, entonces me arrodillé frente a su verga, su olor me invadía una mezcla de mis jugos y su verga, me mareaba esa sensación y olor a sexo, empecé a husmearle los huevos la verga a olerle y jugar con mis manos en su palo, se la agarré acariciándola por lo rico que me hacía gozar, mi mano recorrió toda su longitud como explorándola, sintiéndola, sus huevotes hinchados, su glande cabezón su prepucio, sus venas que sentía con mis dedos, yo nunca había mamado una verga, es decir creo que alguna vez le di besitos a la de mi ex marido tal vez en otra ocasión a alguien pero nunca he mamado golosamente, él estaba quieto y me dejaba hacer y eso me gustaba mucho, yo me sentía libre de hacerle lo que gustase, y en este caso me entraron unas ganas locas de mamarle la verga, yo estaba arrodillada sin decidirme esperando que él de la iniciativa y yo se la mamaría con ansiedad deseo ganas desesperación necesidad, se la acariciaba sopesaba los huevos le daba mi aliento y él quietito, la tenía tan cerca de mi rostro que bastaba que estire la lengua, así que la segunda palabra que dije esa noche en esa habitación fue:
-Nunca antes hice el sexo oral, siento ganas de mamarte el pene, tú quieres? -y antes de escuchar su respuesta, me acercó la pinga goteando húmeda por haberme penetrado- yo ya estaba arrodillada abriendo mi boca hambrienta y sacando mi lengua juguetona lista para engullírmela, lamerla, comérmela sabroso manjar con leche, cuando detonó en mi cerebro:
-SI Mamá, por favor chúpamela…
Autora: Mendozajessy
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Muy buen relato!!! Ya estranaba estos tipos de relatos que hacen a uno que se imagine todo. Ufff si me prendio!!!