Las amigas de mi mujer

Allí solo en el piso, con un flamante 806 a la puerta de casa, en medio de aquella soledad de Rodríguez, ya que mi mujer se había ido al pueblo a cuidar a su mamaita.., no sabía que hacer y mi polla me pedía guerra, por lo cual ante otra tales alternativas metí una de las películas porno en el cajetín del vídeo, que empezó a rodar mientras me bajaba el pijama y masajeaba mi príapo en pro de una rápida corrida que aliviara tanta tensión.

La gordita del vídeo se consolaba con su amiga metiéndose un consolador doble mientras su amiguita absorbía la pollita de un caniche, ver aquella gorda allí con sus enorme tetazas y unos pezones que pedían ser pellizcados y mamados, en medio de aquella malísima película pero con tanto morbo, me corrí de tal forma que le salpiqué el cuadro tapiz que había detrás del sofá.

Cuando estaba limpiando la polla y el tapiz de mi señora, sonó el timbre de la puerta, sin darme mucha cuenta fui abrir y allí me encontré con tres vecinas de mi mujer, que me además de hacerme un repaso de arriba abajo, dándome cuenta del lamparón que había en mi pijama, las vecinas venían a pedirme si era tan amable de bajarlas hasta la playa , pues habían perdido el autobús que las llevaba hasta la nudista playa de la Alquiles.

Viendo aquellas tres marujas a la puerta de mi casa no pude resistirme a darle un pase en el nuevo coche, les pedí pues unos momentos para cambiarme, a lo que una de ellas la mayor de casi unos 45 años, se ofreció a echarme una mano en arreglar el piso antes de irnos a la playa. Cerré la puerta y la caurentona vecina se coló en mi casa, empezando a recoger lo que por allí había tirado; como pude fui corriendo hasta la sala para apagar el vídeo, pero ya era tarde la maruja vio las últimas instantáneas del vídeo donde la gordita era ensartada por una enorme polla negra. El corte fue tremendo.

Me fui a recoger las cosas al Estudio y cuando salí allí estaba mi vecina en el salón ante un buen café y unas tostadas, al que me invitó antes de que se quedara frío, cuando estaba sentado echando el café frente a mi vecina, me pareció que en el fondo de la abertura de la falda, en medio de aquella oscuridad, exageradamente abierta creí ver un peludo coño, no sé si era mi salidera o qué, pero estaba seguro de allí no había bragas…. mi polla se disparó de nuevo marcando en el calzoncillo un buen paquete, salí de allí pitando con el rubor en los orejas y me fui a darme una ducha.

La salidera, la colección de botes y el nerviosismo hicieron que cogiera el bote de champú que no era y terminara en medio de una pompa de jabón, y con los ojos llorosos por culpa del maldito gel de cuatro perras, tanteé pues desde la ducha en busca de una toalla para limpiarme los ojos, cuando noté que mi polla recibía un extraño calor, alguien que no era yo manipulaba ya mi príapo con unas sorbidas que sacaban hasta las entrañas, seguía sin encontrar las puta toalla, mientras aquella cabrona me sorbía que era un primor a la vez que apretaba mi huevecillos.

Conseguí limpiarme los ojos, y por un momento creí que me había quedado ciego, pues allí reinaba la más completa oscuridad, la muy cabrona había apagado la luz y al ser un cuarto ciego, allí reinaba la más tenebrosa penumbra, en ese medio tiempo la succionadora desapareció , salí del baño y encontré la cabrona toalla, cuando sentí de nuevo que algo muy caliente se iba retrocediendo sobre mi vástago hasta llegar a mi pelvis, solté como pude la toalla y busqué los lomos de aquella jodida vecina, encontrándome con una inmensa grupa que un cruel vaivén se iba haciendo que me corriera, la leche me venía en ya casi por el escroto cuando de un empujón me ví sentado en el baño y con la vecina en plan ariete se dejaba subir y bajar sobre mi vástago, la cabrona debía ser muy sensible pues notaba de que me iba a venir cuando de me metió en la boca uno de sus tetas, fue mamarle un pezón y mi leche salió como cruel disparo , ardiendo, quemándome por dentro y la vecina refregándome ya no solo sus tetas por la cara sino también una mano llena de olores.

Cuando quise darme cuenta estaba de nuevo solo, sal&iacute

; envuelto en la inmensa toalla al salón donde estaba mi vecina ante el café como si allí no hubiera pasado nada; increíble empezaba a pensar que allí no había sucedido nada…

AL final emprendimos el viaje, en el inmenso 806 en el asiento delantero iba la madura hija de la cuarentona y atrás la pérfida vecina del virtual polvo con la otra amiga a la cual llevaba agarrada por encima de los hombros y con una mano desmayada encima de las tetas, durante el viaje se iban haciendo señas y confidencias y hablaban del calor tan intenso y de lo mal que lo estaría pasando sin mi mujercita…. miré a las pícaras mujeres por el retrovisor y note una leve seña en la cejas de la pérfida vecina , bajé un poco más el retrovisor y no solo ví como la Dolores metía a su amiga la mano en la corta camiseta sobando las tetas de esta sino que iba abriendo sus piernas para dejar al aire un buen felpudo sin bragas ni traje de baño que me impidiera ver aquello relucientes labios rojos del chocho…

Entré como pude a la pista que tras unos kilómetros nos dejaba en la playa nudista de Alquiles, y sentí como mi polla en plena conducción era sacada de su apretado calvario y ví como la niñita de casi una treintena se agachaba bajo el volante y comenzaba a darle las primeras lamidas a la polla, no pude conducir más , paré como pude el coche me abrí de piernas y dejé que la Angelita se cebara y refocilara en la polla y en los olores que había dejado su madre, me eché un poco encima de ella y pude alcanzar como pude su ojete y parte del chocho , donde dejé que mis dedos buscasen sus huequecillos, la otra mano la eche atrás y alguien muy hábil me la llevo hasta una dulce abertura que tras lllegar a ella , casi mordió mis dedos.

Era un cuadro de lo más erótico, mi polla chupada por aquella a la que había conseguido meter un dedo en el culo y que se retrucaba para que le hincará más, Felicia que iba y venía sobre mi otra mano queriendo que le metiera el puño, mientras la Dolores no se donde había sacado un inmenso vibrador negro que se iba encalomando cada vez más y mejor.

Nos corrimos como pudimos, cada uno a su sen, pero debimos quedar poco saciados, pues tras el ordeño bucal, pasé a la parte de atrás a la Angelita y a Felicia , las puse una encima de la otra y a mi pérfida Dolores tras de nosotros a modo de manporrera , y esta fue la encargada de ir conduciendo mi polla del culo de Angelita al chocho de Felicita, a la vez que ella lubricaba a base de lametazos mi chorizo de cantimpalo y se lo pasaba por las tetas para ir metiéndolo un poquito aquí otro poquito allí, y así me corrí por tercera vez como un manantial entre tanto agujero… empezó a llover y alli nos quedamos en el coche los cuatro jugando a las mamás y los médicos, lo que allí sucedió nadie lo vió ni lo contaré yo.

Abelardo de Leyre

Aleyre (arroba) latinmail.com

Por rocio

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