El peor sitio de todos, en el coche

Hacía como unos dos meses que no me comía un rosco, desde que el pelmazo de mi novio se fue a otro país en busca de no se que cosas, pues noto como que mi apetito sexual está en constante transformación, casi mutación diría yo, la cuestión es que puedo estar semanas sin que se me pase por la cabeza la idea de follar o similares y en cambio, puede que un día cualquiera, sin previo aviso ni estimulo exterior me muera de ganas por echar un polvo, todo esto puede parecer divertido hasta cierto punto, pero no lo resulta tanto cuando descubres que en las semanas de frigidez has descuidado tus relaciones personales con el sexo masculino y así, a bote pronto, pues no tienes con quien desfogarte.

Era carnaval y yo iba a salir disfrazada de hincha del atlético de Madrid (menos doce grados sexy)con dos trenzas y pantalón corto, medias rojas y tal, y estaba en la ducha cuando me di cuenta de que esa era una de esas noches en las que la libido iba a atacar de nuevo así que me armé con mi cuchilla rosita fosforito y levanté la pierna, me llené la mano de gel, blanco, muy simbólico y me lo pasé por el coño, estaba frío y el contacto suave con mi clítoris hizo que todo reaccionara como por explosión, trataba con mucho empeño depilarme, hasta no dejar nada, pero me costaba mucho trabajo porque gastaba más tiempo y jabón en restregarme el coño, sabía que de esas guisas no me iba a correr nunca y que iba a ser peor, pero no podía parar, me metí un dedo, dos, tres&nada, era insaciable, me terminé de depilar como pude y salí del baño roja totalmente y más caliente que nunca, notaba como estaba mojando las bragas con mis flujos que estabas superando las barreras establecidas, antes de salir a la calle me apreté en el ascensor, por encima de los pantalones, dos o tres fricciones violentas para calmarme un poco, pero no había solución, mi coño quería polla y polla le tenía que dar.

Varias copas después, insisto, varias, me descubrí a mi misma metiéndole la lengua hasta el esófago a Mario, el pobre, he pensado después ni se lo creía, no recuerdo muy bien como me lo pillé, pero debí ser francamente gráfica, animada por mi tiránico coño.
Una vez capturada una víctima solo necesitaba un sitio algo más íntimo que un lavabo de bar de copas así que me llevó a su coche, ¡OH no!, un coche, no… Pero, Mario sabía más de lo que aparentaba. Nos besamos en el asiento delantero, me esmeré bastante, le mordía el labio inferior, le c me moví, me gustó, comencé a frotarme contra sus pantalones, podía sentir su polla como una piedra pidiendo socorro, me iba a volver loca, entonces me bajó, me quedé de rodillas a su lado, pensé que se iba a quitar por fin los pantalones y me dispuse a ayudarle, pero no era esa su intención, me tenía justo en frente, cara a cara, me bajó los pantalones, braguitas, medias, todo, de golpe y mi coño calvo quedó frente a él, yo tenía las piernas muy abiertas y él acercó su mano(si, si, exactamente eso, por favor, pensé), pero el también podía hacerme sufrir, pasó el dorso de la mano casi sin tocar, solo rozando, me da algo, ahora un dedito, curioso, aprieta el botón, pero lo deja, ahí rápidamente, se sumerge, estoy literalmente empapada y si no lo hace él rápido lo haré yo. Pero lo hizo, me metió el dedo índice, y el corazón, los mueve, muevo mi pelvis, me muero, con el dedo pulgar aprieta mi clítoris los mueve, con los restantes esta acariciándome el culo, no se si voluntariamente o no, pero me esta poniendo loca, no puedo hacer nada más que mover mis caderas frenéticamente frente a su cara, está sentado tan campante y yo estoy a punto de correrme en su mano.

Me agacho, una última ayuda, le meto la lengua en la boca, me corresponde, pero poco , me deja hacer, incluso me rechaza con la suya, me excita más todavía, estoy mojándole hasta la muñeca lo noto, estoy apretando su mano con la mía, yo también me toco lo que puedo, lo que me deja, le marco el ritmo me voy a correr ya mismo, ya&no dejo de gemir, nunca me doy cuenta de que lo estoy haciendo hasta que me corro, estoy mojadísima y apoyo mi cabeza en su hombro, no se muy bien como ha pasado, pero quiero más.

Inmediatamente tomó las riendas del asunto, aquí mando yo, fuera pantalones y fuera ropa interior, como un buen niño obediente que es, se quita todo como le he mandado, la erección ha cedido un poco, pero no del todo, a él también le ha gustado la explosión entre sus dedos, como sigo de rodillas(a todo esto con el sujetador puesto y las tetas por encima) estiro mi cabeza con la lengua fuera como una perrita y comienzo a lamerle la polla, lametones firmes y largos de abajo arriba, la tiene bastante grande y me pregunto hasta donde llegara en mi boca, ahora después de cada lametón me entretengo en la punta, una pequeña chupadita, paulatinamente me entretengo más en la punta que en el lametazo, hasta que al final solo chupo la punta, succiono, juego con mi lengua, pero no la suelto, le noto revolverse debajo de mi, le gusta, se le ha escapado algún suspiro, y a mi me gusta que le guste y nuevos jugos salen a su encuentro, está disfrutando de veras, pero lleva su mano a mi coño de nuevo, dos dedos, los unta y embadurna y yo le veo venir, pero se lo consiento, se ha portado bien, sigo chupando, pero ahora más chup chup mete un dedo en mi culo, estoy por comentar que por ahí no me gusta especialmente, pero no lo hago, dejo que meta dos y hasta tres con visible dificultad, no me esta haciendo mucho daño así que sigo a lo mío, bastante más inspirada desde que me tiene empalada manualmente, sigo chupando, me empiezo a cansar, pero sigo, la saliva se me escapa por la comisura de los labios, no se si le queda mucho o no, pero sigo, como una autómata y meneando mi trasero penetrado.

Ahora viene una parte que no comprendo muy bien, porque como digo suelo estar como embobada en esos momentos y además el güisqui pasa factura a mi cerebro. Mario no me dejó seguir, la tenía durísima y roja y recé al cielo para que lo que quisiera fuera metérmela, por donde quisiera él, pero grité, se que lo hice, no lo recuerdo, pero se que lo hice, y que me quedé con la boca abierta y que él no se corrió, estaba tan extasiada que dejé que me manejara a su antojo, volvió a atacar mi culo, ya sabíamos todos en ese incomodísimo coche, que nuevo incómodo lugar iba a ser follado así que me quedé un poco en plan muñeca de trapo. Me puse de rodillas contra el asiento, el detrás mío, pero la diferencia de alturas era demasiada, además el espacio del coche no era de mucha ayuda así que tuve que pensar un poco.

El se sentó en medio del asiento y yo encima, los dos mirando al frente, con mucho mimo y con cuidado colocó su pollón (esto me va a doler, y mucho) sobre la entrada de mi culo, la punta se coló casi de manera accidental, y nos quedamos muy quietos, como esperando una señal el uno del otro, a mi que no me hacía mucha gracia la idea y él que no quería hacerme el daño, que me iba a hacer.

Puse cada mano en un asiento de delante, y comencé a moverme despacito, dejando entrar cada vez un trocito muy pequeño, pero cada vez más rápido, después de un ratito, que parecía eterno ya la había metido entera, seguí moviéndome con todo eso dentro, él no hacía nada, se dejaba hacer y yo seguí, porque así controlaba toda la operación. He dicho que no era mi practica favorita, pero no que no me gustara, así que me estaba poniendo bastante calentona y me movía bastante, entonces cuando él se percató me cogió de las tetas y también se movió, me la estaba clavando a fondo, no quedaba nada por meter, yo estaba sufriendo un poco, pero ya me daba bastante igual, así que seguí botando con una mano en el coño y la otra sujetándome al asiento hasta que se corrió, todo en mi culo.

Estábamos sudadísimos y yo creo que era casi de día, así que recuperé toda la ropa que pude (gorro, pendientes, medias y gomas de pelo no aparecían) me trasladé de copiloto y me llevó a casa. Le di un beso relámpago y me fui a la cama más contenta que unas castañuelas, no le he visto todavía, no se lo que pensaría, le podía haber dado mi número o mi correo, pero nada, ni un triste café, así que debe creer que soy una guarrona sin escrúpulos, o no se, cuando hablemos os cuento.

Si no os gustó o si os gusto o si me queréis decir algo con gusto a mi correo.

Autor: Rosario rosariomohedano ( arroba ) hotmail.com

Por rocio

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *