Salimos del Aeropuerto del Prat, en Barcelona, a las 8 de la mañana aproximadamente, y estaba previsto que nuestro avión llegará a las 8 de la Tarde.
En mitad del vuelo hablaba con mi tío de lo emocionado que estaba de viajar a Chile, mas concretamente a Vina del Mar. Era un sitio muy bonito según había oído. Durante el viaje solo hicimos una escala, en Colombia, mas concretamente en Barranquera; un aeropuerto en una de las mejores zonas del país, en cuanto a turismo y buena gente.
En el transcurso del viaje pude constatar que había buenos tíos en el avión; tíos fuertes y muy masculinos. Pero yo me sentía feliz de ir acompañado del mejor: mi tío.
Llegamos al aeropuerto de Vina del Mar, con tan solo 15 minutos de retraso. Cuando desembarcamos nos estaba esperando mi padre. Cuando le vi, me lancé a sus brazos como sino lo hubiese visto hacia años, y le di un fuerte beso en las mejillas. Pero mi padre no perdió la oportunidad y me dio un buen pellizco en el trasero. Poco después cogimos un taxi al Hotel, y nos fuimos a nuestras habitaciones.
Mi padre había hecho la reserva para un matrimonio, y su hijo. Aunque aquello poco importaba, ya que la cama de matrimonio seria para tres personas. Mi padre nos habló de las posibilidades de vender nuestros productos en Chile, y quedamos muy satisfechos por las expectativas creadas. Dieron las 8 en el reloj del salón, y nos fuimos a dormir, no sin antes claro está, darnos un baño los tres juntos, y por supuesto también, echar un buen polvo.
Quedamos los tres dormidos cogidos los unos a los otros; mi padre me daba el culo, y yo lo sobaba con suavidad. Mi tío me cogía por atrás a mí. Notaba lo grande que la tenia, a pesar de esta en reposo.
A la mañana siguiente, mi padre y mi tío se fueron para hacer algunos tramites, y yo me fui a visitar la zona. Era un lugar realmente bello, para que decir otra cosa. Pues mientras paseaba cerca del hotel, pude ver como un muchacho de unos 25 años cargaba unas cajas, las cuales yo pensé portaban verduras. Tenia un color de piel bastante moreno, ojos azules y pelo moreno. Pero lo que más me llamó la atención de ese muchacho, fue un trasero bien firme, y redondeado. Mis ojos se quedaron fijos en ese culo, que me tenia trastornado.
Yo aproveché la situación, pues parecía que tenia bastante trabajo, y entré en un bar justo enfrente de donde estaba. Pedí un refresco, y me quede mirándolo un buen rato.
Pero mi sorpresa fue después, ya que cuando terminó el muchacho, cerro su camioneta y se vino directamente al mismo bar que me encontraba. En ese momento sentí mucha vergüenza y mire hacia otro lado. El bar estaba a rebozar de gente. Las mesas estaban casi todas ocupadas, y la barra, tres cuartas de lo mismo. En ese momento el muchacho busco un hueco para pedir, y después se acercó a mi mesa.
¿Puedo sentarme aquí?, dijo mirándome fijamente a los ojos, lo cual me hizo sonrojar. Mi boca se quedó muda. Intenté pronunciar al menos una palabra, pero no podía, creo que pensó que era tartamudo. Por fin, después de varios intentos pude decir: – Siii, sí, por supuesto -. El muchacho se justificó diciendo que las demás mesas estaban ocupadas, y que yo estaba solo.
¿Tu no eres chileno, verdad?. – No. Respondí -. ¿De donde eres?, Preguntó. Le dije que era de España, que estaba allí por negocios. Luego le pregunte que si llevaba mucho tiempo trabajando como repartidor, a lo que él respondió que solo hacia unos meses, pero que le había ayudado para mejorar su forma física, aunque eso yo ya lo había constatado. Le pregunté que había estudiado, y él me dijo que periodismo. Con lo que a mi me gustaban los periodistas. Aunque me preguntaba que haria un candidato a periodista repartiendo frutas y verduras. A pesar de todo no se lo pregunté.
Durante la charla, noté que ese muchacho se estaba poniendo cada vez más cachondo. De mis mejillas se podía constatar que yo también me estaba calentando. – Oye, parece que estas muy acalorado – me dijo. Yo no dije nada, y él dijo al poco tiempo: ¿Dónde te hospedas?, Uff eso tomaba ya un cariz de proposición indecente. Le dije el hotel y se ofreció para llevarme. Yo me quede un poco pensativo, más bien dubitativo.
Le dije que no quería molestarle, ya que parecia que tenia que trabajar, y antes de que terminara la frase, me dijo: – Tranquilo, que ya terminé el día -.
Al no encontrar argumentos para negarme, por fin accedí a su propuesta. Estaba muy nervioso, además de asustado. Me sentía un poco amedrentado por su forma de ordenar. Pero en parte eso me gustaba.
Subimos a su camioneta y nos dirigimos al hotel. Por el camino, yo no podía hacer otra cosa que mirarle su paquete. Intentaba que no me viese, pero era todo un poco inútil, ya que cada vez que miraba, él se frotaba el paquete. Estaba claro que estaba al descubierto, pero para mí pensé que el también estaba descubierto.
Llegamos al hotel, y cuando fui a despedirme le extendí mi mano. Dimos unas cuantas sacudidas, y intenté retirar la mano. Pero no pudo ser, porque el muchacho agarro con fuerza la mía. Aquello era algo incomodo, y no porque prácticamente me estaba pidiendo sexo a gritos, sino porque nos encontrábamos en la puerta del hotel, y había bastante gente.
Yo para evitar esa vergüenza le indiqué que subiera conmigo. Él me siguió a distancia, para que no se notara que estabamos juntos. Llegué a la habitación, abrí la puerta y entramos. Comprobé que no había nadie en la habitación, y le indiqué que pasara.
Al pasar, con unos de sus pies cerró la puerta, cogió la llave y se la introdujo en sus jeans, mas concretamente en su paquete. Fue en ese momento cuando me dijo: – Ahora, si quieres salir, ya sabes donde buscar la llave -. Yo me sentí un poco avergonzado, pero después lo pensé y me fui hacia él. Agarré el paquete y lo apreté con fuerza.
En ese momento me pegó una bofetada en la cara, y me dijo: – Si la quieres, cuídala -. En ese momento cogí su camiseta de manga corta, y la levanté hasta que salió por su cabeza. Sus brazos se levantaron para ayudar la tarea, y pude ver unos pectorales muy bien marcados, aunque lo que más me deslumbró fueron esas axilas cuyo bello mostraban un corté a la perfección.
Me agaché un poco y me tragué un pezón, pero al lamerlo, le hice un pequeño rasguño con mis dientes. Fue en ese momento cuando me cogió fuertemente por el pelo, y me dijo: – Como me vuelvas a dañar te voy a destrozar el culo -. En ese momento me sentí un poco encolerizado, y cogí sus pantalones por la cremallera y la baje con furia, la misma con la cual le atraje hacia mí y le desabroché el pantalón y se lo bajé.
En ese momento pude ver sus calzoncillos. Me resultaron de lo más sensual que había visto en mucho tiempo. Pensé que esos calzoncillos se le habían hecho al muchacho a medida. Se ajustaban perfectamente a su perfil, y ni tan siquiera un modelo podría superar esa pose.
Le cogí de las manos fuertemente, y lo llevé prácticamente arrastrándole hacia el dormitorio.
Cuando llegamos, lo lance a la cama y me tiré sobre él. En ese momento abracé su boca con la mía, y nuestras lenguas se unieron en una danza sin fin. Sus besos respondían a los míos con agradecimiento. Fue cuando recordé sus palabras, y le di un pequeño mordisco en los labios, para provocarle.
Se levantó con furia, y me tumbó bocabajo en la cama. Me extendió los glúteos, y me dio un fuerte mordisco en el mismo agujero. De mi boca salió un grito de dolor, y a la vez de placer, pues inmediatamente después de haberme mordido, empezó a lamer con furor. Mi cuerpo experimentó toda clase de sensaciones; dolor, placer, vacío, plenitud, .. en un minuto indescriptible. En ese momento extendí mi mano hacia la mesita de noche, y saque profilácticos y crema lubricante. Me giré y me sitúe bajo él, que aun estaba tumbado sobre mi, pero se sujetaba de las manos y me dejaba bajo él. Cuando estuve allí, me trague esa polla de un solo bocado. La lamí con ganas de hacerle sufrir de placer. Luego lo giré y quedó tumbado en la cama, y yo me lancé a por su miembro de nuevo. Mi boca subía y bajaba por todo su calibre. Su boca no pronunciaba mas que suspiros y lamentaciones.
Pero de repente el muchacho abrió los ojos y mostró furia y cólera. ¿Acaso querías que me olvidase de lo que me hiciste antes?, Preguntó. – Yo.. pues… – respondí y no dije nada más. Me giro totalmente y me dejo tumbado en la cama. Se tumbó sobre mí y me la clavo sin ninguna piedad. – Ohhh – fue lo único que pude susurrar. Era una exhortación de dolor y placer, que quería que manifestara mi alegría por poseer esa polla magistral, y el dolor por no haber usado ni tan siquiera un poco de crema lubricante.
Después de unos minutos bombeando, le pedí que me dejará follarle. El inmediatamente se negó. Me dijo que lo violaron una vez, y que no estaba dispuesto a permitírmelo. Yo alegué que aquello no tenia nada que ver con lo que yo le ofrecía. Aun así se negó.
Yo no estaba dispuesto a dejarle salirse con su capricho, pero no sabia como obligarle. En esos momentos lo que menos hubiese esperado pensar sucedió; la puerta de la habitación se abrió.
El joven muchacho, al oírle se quedó paralizado. – ¡ Hostias, mi padre ¡ -, fue lo que mi boca pronunció. – ¿Quién dijiste? -, preguntó el muchacho.
Que mejor que eso para llegar a poseerle. Mi plan su fraguó en unos segundos; – ¡quédate ahí!, – voy a evitar que entre en la habitación – repliqué..
Salí con mis calzoncillos simplemente, y me acerque a mi padre. Le dije que tenia un plato magnifico para esa noche. Se lo explique todo muy bien fraguado y me volví a la habitación. – ¡Adiós, hijo! Vuelvo en una hora o así -. Yo entré en la habitación, y me lancé sobre mi nuevo amante.
– ¡Joder, que suerte has tenido! -. Dije. -¿Porqué? -, preguntó el muchacho. Le explique que si mi padre lo hubiese pillado allí, se lo habría follado sin piedad. – ¿cómo es? ¿A tu padre le gustan los hombres? -, preguntó. Yo le dije que si, que me follaba desde hacia tiempo, pero que era muy celoso, y que con el ultimo que me pillo, lo follo sin piedad.
Al escuchar esto, el muchacho se quedó pálido. Pero nada comparado cuando mi padre irrumpió en la habitación diciendo: – ¿Qué me dijiste hijo, manzanas o peras? -.
Yo me hice el sorprendido, pero mi nuevo amigo se quedó muerto, ya que me tenia agarrado por la cintura y mi mano se posaba sobre su polla.
¿Pero que significa esto?, fueron las palabras de mi padre. – Papa, puedo explicártelo -. – Si, si, ya me sé tus explicaciones. Otro que quieres que sepa lo que es ser follado como un perro, ¿verdad? -. Yo no dije nada, simplemente mi padre empezó a desabrocharse la camisa, y la correa de los pantalones. Mi amigo se quedó paralizado. Yo me acerqué a su oído y le dije: – Tu haz todo lo que te pida, y no te hará daño -. Él asintió con la cara un poco desencajada.
Mi padre le pregunto: – ¿Cómo te llamas, muchacho? -. – Ar… Ariel, señor -, fue su respuesta. – Pues acércate Ariel, ya que me la vas a chupar toda enterita -. Mi nuevo amigo, sin pensárselo se lanzó a por la polla de mi padre, y empezó a chuparla como si su vida dependiera de eso. Mi padre se terminó de quitar la ropa, y le cogió fuertemente por los pelos.
Me levanté de la cama y me arrodille frente a mi padre. Este me indico con la mano que quería que le chupara el culo y los huevos. Rodeé a mi padre y me coloqué bajo sus piernas. En estos momentos su culo estaba frente a mi cara. Sus calzoncillos entorpecían mi tarea, y los baje de un tirón.
Ahora estaba el culo de mi padre abierto al máximo frente a mi cara, pero también estaba la boca de mi amigo Ariel, que le estaba aplicando una mamada extraordinaria. Fue por eso que opte por chupar los huevos de mi padre. En algunas ocasiones mi nariz y la boca de Ariel se unían en esa danza de placer para mi padre.
Pasados unos minutos mi padre se agachó un poco y me pidió que le penetrase el culo con mi lengua, y yo por supuesto, obedecí. Mi lengua se perdió en la cueva de mi padre. Mientras tanto mi nuevo amigo me masturbaba con frenesí, lo que me hacia pensar que se iba a correr. Fue cuando dejé el culo de mi padre, y tumbándome en el suelo me metí la polla de Ariel en mi boca.
En esos momentos yo chupaba la polla de Ariel, a la vez que este se la chupaba a mi padre. Cuando mi padre se cansó de la situación, dijo: – Ariel, ha llegado el momento de que pruebes mi gran polla -. A lo cual mi amigo respondió: – Por favor, señor, no me la meta, por favor -. -¿Porqué, mi buen amigo?, ¿Acaso no te has follado tú a mi hijo? -, replicó mi padre. Hubo silencio durante un momento, y sé que él se arrepintió de haberme follado a la fuerza.
¿Hijo, uso lubricante contigo?, y no me engañes por que sino ya sabes lo que te espera. – No, papa, no usó – respondí.
Ariel quedó perplejo y asustado. Sabia que mi padre se la iba a meter sin piedad, como él había hecho conmigo.
– ¡Túmbate! -, ordenó mi padre a Ariel. El muchacho con miedo en los ojos, pensó que lo mejor era obedecer, ya que mi padre le cortaba el paso a la salida, y no parecía que fuese buena idea hacerle enfurecer. De sus ojos saltaron unas pocas lagrimas.
Me acerque a su oído y tumbándome junto a él, le dije al oído: – Tranquilo, Ariel que veras como te va a gustar -. Mi padre se colocó entre sus piernas, y yo se las extendí para que entrara sin problemas, pero antes de que mi padre la colocara, cogí el bote de crema y le metí dos dedos en el culo que previamente me había lubricado. En pegó un pequeño salto pensando que era la polla de mi padre que había llegado, pero cuando comprobó que no era así, se dejo caer tranquilamente sobre el colchón.
Al poco tiempo, el tercer dedo hizo aparición en su culo, pero a los pocos segundos desaparecieron todos. Mi padre se acerco un poco mas y puso su glande en la entrada del culo de mi amigo Ariel. Yo recorrí mi mano a lo largo de toda su polla para lubricarla. En ese momento mi padre se dejó caer y le atravesó el culo con su glande. En los ojos de mi amigo apareció una faz de dolor, pero un dolor que parecía muy bien aguantable; era mas bien un dolor de temor. A los dos minutos mi amigo Ariel estaba levantándose para poder acoger mas la polla de mi padre.
Mi padre le embestía con fuerza, pero el lubricante había hecho maravillas. Mi amigo estaba disfrutando mas que nunca lo había hecho en toda su vida. A los pocos minutos cambiaron de posición.
Mi padre se colocó sobre la cama y mi amigo Ariel empezó a cabalgar sobre la polla de este. Mientras tanto yo cogí el bote de crema y me extendí en mi mano, y le extendí otra poca en la mano de mi padre. Mi mano se dirigió a la polla de Ariel, y la empecé a masturbar y lubricar. Y la mano de mi padre fue directamente a mi culo. Así pues estabamos mi padre follandose a Ariel, yo masturbándole, y mi padre taladrándome también.
A los pocos minutos me subí sobre mi padre y Ariel, y me coloque la polla de este ultimo en mi culo. Despues Ariel se sentó sobre la mia. Era una postura que nunca hicimos con mi tío. Estabamos los tres follando como bestias unos sobre otros. Poco despues mi padre hizo un gesto para que nos levantáramos. Yo me tumbé en la cama, y mi padre se la colocó en su culo de un tirón, sin lubricante ni nada. Entonces mi amigo Ariel se puso tras mi padre y la metió a la vez conmigo. Mi padre en esos momentos estaba recibiendo las dos pollas. Era una sensación muy agradable. Fue cuando quise que mi leche acabara en el culo de Ariel, por tanto hice a mi padre que se levantara y fue Ariel el que ocupo el lugar de mi padre. Se la clavó sin ningún problema, ya que mi polla no era nada comparada con la de mi padre, y a un ritmo frenético me hizo correrme a mis anchas. Mientras tanto mi padre se había colocado en posición de perrito, y se la clavó Ariel totalmente en el culo.
Cuando pasó unos 2 minutos este se vació totalmente en el culito de mi padre. Ya el único que quedaba por escurrirse era mi padre. Así pues abrí mi boca todo lo que pude y exigí la leche. Mi padre la metió de un tirón, consiguiendo hacerme daño en el cielo de la boca, pero la lechecita caliente me hizo olvidarlo inmediatamente.
Caímos los tres rendidos en la cama, agarrándonos los unos a los otros. Mi verdurero favorito quedo exhausto por el placer. Mas tarde le dije que había sido un montaje mío para que se la pudiera meter, y finalmente me lo agradeció. Me dijo que le había encantado nuestras pollas. Yo le dije que le quedaba una por probar; la de mi tío.
Pero eso será en el próximo relato, mientras tanto un saludo muy fuerte y hasta pronto. Si queréis escribirme podéis hacerlo a través de la dirección [email protected].
Quiero dedicar este relato a todos mis buenos amigos. En especial a mi buen amigo chileno Ariel, pero también a Esteban, Anthonny, Sergio y otro amigo muy especial.
Autor: Juanito.
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