Mi querida comadre

Todo sucedió una noche en la que las cosas se pusieron bien, mi querida esposa que es una rubia con un cuerpo escultural de grandes y firmes caderas que rematan en un buen par de nalgas, y unos pechos bastantes firmes que aún desafían valientemente el paso del tiempo y la gravedad. Ella y yo nos pusimos de acuerdo para invitar a nuestros compadres a tomarnos unos tragos en nuestra casa, eso lo hacíamos a menudo y generalmente resultaba muy agradable ya que elllos son nuestros amigos desde hace mucho tiempo y por lo mismo existe una gran confianza entre ambos.

Como era costumbre empezamos a beber desde temprana la tarde, así que para entrada la noche ya estabamos los cuatro bien borrachos, y al ritmo de la música bailamos con nuestras respectivas parejas para luego intercambiar, la situación se iba poniendo cada vez mejor, yo sentía las enormes tetas de mi comadre tocar mi pecho, lo que claro me empezó a poner bien cachondo, iniciamos el baile con toda la iluminación y después de dos canciones apagamos todas las luces, y así en plena oscuridad pude dar rienda suelta a mis deseos, ya que desde siempre he deseado follarme a mi comadre, pero por respeto a mi compadre me había detenido, aún cuando sabía que mi comadrita también deseaba mi verga, ya que era costumbre entre nosotros platicar sobre asuntos de sexo y ella siempre manifestaba en plan de juego sus deseos de ser cogida por mi.
Al cabo de un buen rato y mucho mas licor mi compadre como era casi una costumbre se quedó botado de borracho, así que como pude lo llevé a acostar en la recámara de los huespedes, donde quedó como muerto al tocar la cama, yo de inmdeiato regresé a la sala y allí encontré a mi mujer y a mi comadre bailando animadamente, al instante me incorporé y empezamos a bailar los tres de una forma muy animada y a la vez cachonda, de cuando en cuando me abrazaban las dos y el contacto me ponía a mil mi verga que se inflaba al grado de casi querer explotar y salir del pantalón, en un momento mi mujer se sentó y me quedé solo con mi comadre, seguimos bailando bien cachondos enfrente de ella con una malicia que me estaba calentando como la lumbre, de pronto mi mujer me llamó y al acercarme de golpe y por sorpresa bajo mis pantalones para dejar al descubiero mi verga que ya no podía más, mi comadre vió entonces como mi querida mujer se la metía en la boca y me propinaba una mamada de campeonato, para mi resultaba muy excitante el hecho de ver a mi comadre enfrente de mi mientras me daban aquella sensacional mamada, de pronto mi mujer se detuvo y la sacó de su boca para decirle a mi comadre…..como la ve comadre, le gustaría tenerla dentro de su concha? ella visiblemente cachonda contestó que si, pues ven y tocala al menos para que sepas lo que es una verga de verdad, …mi comadre atinó a decir….por favor comadrita no ofrezca algo de lo que luego se pueda arrepentir, a lo que mi esposa contestó: comadre si la quiere disfrutar esta es su noche así que adelante. Yo no podía creer que ahí estaba mi esposa ofreciendole mi verga a su comadre, eso me puso casi al borde de una corrida, sin mas mi comadre se acercó y se inclinó frente a mi para empezar a darme la mamada mas sabrosa de mi vida y enfrente de mi mujer, sin poder resistir mas me senté en el sillón y le dije comadre…por esta noche esta verga será suya, y se sentó en ella con la piernas bien abiertas para comerla con su conchita mojada poco a poco, disfrutando cada centímetro que se iba introduciendo hasta llegar a los huevos….ahhhhhhh…que rica verga compadre, empezó a saltar como una loca y yo la apreté fuerte de las nalgas, brinca putita, brinca fuerte, le decía, noté que mi mujer se estaba masturbando contemplando la escena, así me gritaba: cogetela amor para que sepa lo que es bueno, anda cabrona querías verga? pues ahí la tienes disfrutala….sentí como mi comadre se dba tremenda corrida y me empapó con sus jugos hasta las piernas, sin poder resistirlo mas se la saqué y le dije ponla en tu boca para que te tomes toda tu lechita, en eso me corrí en toda su boca y ella se tragó con gusto toda mi leche, aún cachonda dijo: comadre tu marido tiene una excelente verga y me la vas a tener que seguir prestando.
Desde entonces hacemos unos trios excelentes y el pobre de mi compadre ni por enterado.

Por rocio

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