Me gusta crear situaciones de auténtico morbo y disfrutarlas con otras personas

Soy un hombre de 40 años, bien conservado, mido 1.80, soy moreno, de aspecto viril y de complexión fuerte… además, la Naturaleza fue muy generosa conmigo y me dotó de una polla grande y gorda hasta el punto justo que les encanta a las mujeres… porque la que diga que el tamaño no importa es una mentirosa, les encanta grande y gorda (aunque no demasiado)…

Vivo en Canarias y estoy casado con una mujer de un físico impresionante pero que, por desgracia, no lleva el mismo ritmo sexual que yo. Lo pasamos muy bien en la cama e incluso hemos compartido, tras insistir mucho y convencerla durante meses, algún que otro trío e intercambio…. pero desgraciadamente yo necesito más… No quiero obligarla a participar en juegos si no quiere, pero… ¿Puede ella obligarme a mí a reprimirme?
Desde mucho antes de casarme fui muy pendón y sexualmente tuve cientos de experiencias, gracias a vivir en una de las principales zonas turísticas del mundo… Me gusta la sensualidad, la excitación…. lo que en realidad me pone no es meter un pene en una vagina, sino crear situaciones de auténtico morbo y disfrutarlas con otras personas en un ambiente de amistad y buen rollo, con respeto pero con mucho erotismo.
Soy empresario, y por mi trabajo he tenido más de una ocasión para ponerle los cuernos a mi mujer, desde mi secretaria, que tiene unas tetas impresionantes y de la que me he enterado que le encanta hacer unas mamadas de campeonato y tragárselo todo…. hasta algunas clientas con falta de cariño que más de una vez se me han insinuado… Pero creo que esas historias tarde o temprano terminan mal y repito que mi relación con mi mujer, en todos los aspectos, es inmejorable…. aunque yo necesito más morbo, más juegos….
Pensando en todo eso llegué a la conclusión de que igual que nosotros habíamos introducido a terceras personas en nuestra cama (no todas las veces que a mi me hubiese gustado), yo también podría intentar contactar con alguna pareja o matrimonio que quisiera encontrar a un hombre de físico agradable, limpio, sano, discreto, educado, morboso y con experiencia…. y me dispuse a poner anuncios en diferentes páginas de contactos y contestar a algunos anuncios de parejas que coincidían con mi espectativas….
Como vivo en Canarias mis posibilidades de contactar con alguien me parecían un poco remotas por la limitación de la zona, pero decidí intentarlo sin demasiada convicción de tener éxito….
Todas las mañanas, al llegar a mi despacho, abría mi correo electrónico sin demasiadas esperanzas… hasta que un día recibí un mensaje que me enviaba un matrimonio de Gran Canaria, isla donde resido.
El mensaje lo enviaba el marido, me comentaba que eran un matrimonio, se llamaban Isabel y Jorge, que ella tenía 32 años y él 35, que no tenían ninguna experiencia en el tema pero querían probar a hacer un trío con un hombre. Según comentaba él tenía la fantasía de verla a ella con otro tío, aunque ella no estaba muy convencida…. Me explicaba que fantaseaban con esa posibilidad y ella se excitaba mucho pero que a la hora de la verdad no se decidía a dar el último paso.
Yo le contesté con un mensaje muy amable, diciéndole que para mí sería un honor y, por supuesto, un placer ayudarle a hacer realidad su fantasía, pero que su mujer lo debería tener claro antes de nada, para evitar situaciones desagradables… Le conté escuetamente algunas de mis experiencias y que podíamos conocernos sin compromiso y que, si llegábamos a algo, yo desaparecería de sus vidas en cuanto ellos me lo pidieran, sin más explicaciones.
Tras intercambiarnos varios mensajes y viendo que coincidíamos en la forma de ver las cosas (morbo y sensualidad pero con educación y respeto), quedamos los dos solos para tomar un café, conocernos y comentar el tema.
Nos vimos en una cafetería, nos sentamos en un lugar discreto y, nervioso, me comentó que prefería un hombre casado por discreción (yo sería más discreto que un soltero, que posiblemente alardearía de lo que hiciera), y con experiencia para poder manejar la situación con más naturalidad y buen rollo. Me dijo que su mujer no sabía nada de nuestro encuentro, pero que él quería conocerme y si pensaba que yo le atraería a ella sexualmente, se lo comentaría y le diría que tenía un candidato ideal para realizar su fantasía…. En su opinión yo era un tipo de hombre que podría atraer a su mujer. Yo le comenté que sería ideal crear un ambiente adecuado de complicidad entre los tres para que la situación se diera y fuera lo más placentera posible para todos….
También le dije que era partidario de que los dos usáramos preservativos, por seguridad y por higiene… El puso cara de no entender y yo le expliqué: «Si eyaculo dentro de tu mujer y luego queremos continuar con los juegos…. ¿Le vas a comer el…?. Jorge se sonrió… «Te das cuenta de que no tengo experiencia… No había pensado en eso…»
Me enseñó una foto. Era su mujer en bikini en una playa. Se veía un cuerpo apetecible, delgada, morena, con unos pechos generosos (talla 90 ó más) apretados por el sujetador, melena por los hombros con mechas rubias en una cara atractiva que dejaba entrever que podría ser muy golfa en la cama pero que sabía perfectamente cómo controlarse y ser una señora… no le veía el culo, pero por la caderas que tenía debía tenerlo precioso…
Mi polla dio un respingo dentro del pantalón…
Le insistí en que debían de tenerlo muy claro, tanto él como ella, porque yo no quería que nadie se sintiera forzado ni se dieran situaciones violentas… El me comentaba que deseaba compartir su mujer con otro hombre, que le excitaba mucho esa fantasía y que disfrutaría mucho mirando y participando…. Yo entré en detalles y le hablé claro, le comenté:
«Si todo va bien, vas a ver cómo desnudo a tu mujer, cómo la acaricio, cómo la beso y cómo ella me besa…. vas a ver cómo tu mujer me hace una mamada y cómo me la follo….. Debes tenerlo muy claro porque no me gustaría que tu o ella se sintieran mal, y que esto pudiera repercutir negativamente en su relación de pareja….»
El sólo me comentó: «Sólo de oírte ya me he empalmado… »
No reímos y quedamos en que esta noche le echaría un tremendo polvazo, ya que estaba excitadísimo después de nuestra conversación, y que le comentaría a ella nuestro encuentro cuando estuviese muy excitada… con la esperanza de que se atreviera a intentarlo. El sabía que ella se excitaba con la idea pero sólo le faltaba decidirse….
Quedamos en que me enviaría un correo electrónico por la mañana con el resultado de su propuesta y la decisión de su mujer….

A la mañana siguiente estaba nervioso y somnoliento, también había llegado a mi casa muy salido la noche anterior y había estado follando con mi mujer como un descosido…
Encendí el ordenador y abrí el correo… mi polla dio un respingo cuando vi que había un mensaje de Jorge… lo abrí… y decía:
«Lo conseguí, quiere conocerte… pero dice que no te hagas muchas ilusiones»
Inmediatamente me dispuse a contestarle. Le comenté que lo ideal para conocernos era ir a almorzar juntos (yo invitaba)… pero que si ella aceptaba seguir adelante, no era bueno posponerlo y quedar para otro día porque estaría nerviosa hasta que llegara el momento y muy nerviosa cuando llegara el día….. Lo ideal era reservar antes una habitación en un hotel discreto y almorzar en el restaurante del hotel. Le comenté que si la propuesta le parecía correcta yo me encargaría de todo… Si su mujer lo deseaba pero se reprimía, después de unas botellas de buen vino y unos licores seguro que sus prejuicios desaparecerían y se lanzaría…. En el mensaje le incluí mi número de móvil y le animé diciéndole que tenía la sensación de que pronto vería cómo desnudaba a su mujer delante de sus narices y a ella cabalgando sobre mí…
Pasé aquel día excitado pensando en cómo desarrollar la situación para que ella se sintiera a gusto y se dejase llevar por sus instintos… A la mañana siguiente abrí el correo y allí estaba el mensaje de Jorge… mi polla volvió a dar otro salto de alegría dentro de mi bragueta. Era muy escueto, sólo decía:
«Estamos de acuerdo en todo, saludos de Jorge y besos de Isabel», incluía un número de móvil y una posdata «Llámanos a mediodía».
Era la primera vez que ella participaba en un mensaje, ella entraba en escena: «besos de Isabel»… Pensé en lo de «Llámanos a mediodía», quizás me pasaría con ella y podríamos hablar… si era así aprovecharía para tranquilizarla y transmitirle confianza.
Sobre las dos de la tarde, nervioso, cogí el teléfono y marqué el número que me había dado…. Contestó la voz de Jorge:

– ¡Hola! ¿Cómo estás…? ¿Tan nervioso como yo?. Nos reímos a carcajadas…
Me comentó que Isabel prefería ir a cenar, que la noche era más sensual y más propicia para lo que habíamos planeado… y que estaba de acuerdo en conocerme y comentar los tres el tema, aunque sólo se comprometía a eso, el resto quedaba en «ya veremos».
Yo le comenté que también preferiría cenar pero que por mi condición de casado prefería el almuerzo por discreción, si no tendría que inventar historias, etc.
Jorge me comentó que por él estaba de acuerdo pero que sería mejor que se lo explicara a ella, y dicho esto me dijo: «te la paso»…

– «¡Hola!», sonó una voz dulce y tímida de mujer.

– «¡Hola Isabel, encantado de hablar contigo», le contesté.

– Ella dijo: «Jorge dice que quieres comentarme algo…»
Le dije mis argumentos para ir a almorzar en vez de cenar para conocernos, y admitió que, aunque prefería la cena, yo tenía razón…
Intenté transmitirle confianza y le comenté que no debía estar nerviosa, que no iba a pasar nada que ella no deseara, y que si pasaba algo ella lo iba a disfrutar mucho… Se hizo un silencio y pensé que algo iba mal…
Volvió a sonar la voz de Isabel: «Jorge dice que si podría ser mañana…»
Mi polla se alegró visiblemente y yo le contesté que me parecía perfecto… Me atreví a tantear su grado de convicción y le dije:

– «¿Isabel?»

– «¿Si?»

– «No sé si pasará algo mañana, pero quiero que sepas que me encanta la lencería sexy…» le dije

– «Lo tendré en cuenta», me contestó con una voz relativamente ronca por la excitación… y me pasó con Jorge.

-«¿Qué le has dicho?, se ha puesto roja», me comentó Jorge riéndose.

– «Que te lo cuente ella» le contesté. Concretamos los detalles y quedé en llamarlo en cuanto tuviera las reservas confirmadas…
A la mañana siguiente reservé una habitación en un hotel discreto y de cierto lujo con un buen restaurante y llamé a Jorge para comentárselo.
Me dijo que Isabel estaba nerviosa y muy excitada, que yo le había caído muy bien (cosa que me extrañó por lo poco que hablamos) y que pensaba que había muchas posibilidades de que todo saliera como él deseaba…
Yo le comenté que se tranquilizara y la tranquilizara, que en realidad sólo íbamos a almorzar juntos y que, por ahora, no pensara en nada más. Que ocurriría lo que tuviera que ocurrir. Quedamos sobre las dos de la tarde en el restaurante.
Antes de cortar me comentó que Isabel le contó lo de la lencería y le dijo que quería sorprenderme, por lo que daba por hecho que ella esperaba llegar hasta el final…

– «Alea jacta est (la suerte está echada), hasta entonces», me dijo, y colgó.

Llegué al hotel sobre la una y media, pagué la habitación y pedí que subieran champán. Tras eso me senté en una mesa apartada y discreta del restaurante a leer la prensa tomando una cerveza e intentando tranquilizarme.
Sobre las dos y cuarto vi entrar a Jorge acompañado de Isabel. Los dos íbamos de chaqueta y corbata, y casualmente los dos llevábamos maletín. Ella llevaba un traje de falda y chaqueta sobre una blusa vaporosa con un sólo botón desabrochado (un poco recatada). También pude observar que llevaba medias y esperé que fueran medias porque odio los pantys (deberían fusilar al que los inventó).
Jorge me estrechó la mano con una sonrisa y me presentó a Isabel, que me miró fijamente a los ojos, entre tímida y sensual, y nos dimos un beso en la mejilla. Mirando a Jorge comenté: «La verdad es que en persona es mucho más atractiva que en la foto que me enseñaste». Ella sonrió sonrojándose y comentó: «Ya sé que me has visto en bikini….».
Tras las presentaciones nos quitamos las chaquetas y nos sentamos, Isabel frente a mi y al lado de su marido. En el momento que Isabel se quitaba la chaqueta estiró los brazos hacia atrás y pude comprobar cómo sus generosos pechos presionaban la suave tela de su blusa y se marcaban bajo el sujetador… Ella se dio cuenta de mi mirada y sonrió entre cortada y halagada…
Intentando que todo transcurriera con normalidad, pedimos la comida y un buen vino. Al poco rato aquello parecía una comida de negocios o de amigos, charlábamos animadamente sobre temas banales, nos reíamos, comíamos y yo no paraba de llenar las copas cada vez que se vaciaban.
Se notaba a Isabel mucho más relajada, participando en la conversación y disfrutando tanto de la comida como del vino. Mientras hablábamos a veces me miraba como un poco pensativa… Yo estaba seguro de que estaba imaginándose lo que podía pasar dentro de un rato…y no parecía que le disgustase.
Jorge y yo nos dirigíamos miradas de complicidad, confirmando que todo se desarrollaba perfectamente, mejor de lo esperado…
Tras almorzar pedimos unos cafés y unos licores. Los tres estábamos un poco más alegres de lo normal, pero al mismo tiempo yo notaba cierto nerviosismo por parte de ellos, al darse cuenta que se acercaba el momento.
Los licores nos animaron un poco más, la conversación era muy amena e incluso divertida, y decidí dar el primer toque de atención y le pregunté a Isabel:

– «¿Cómo lo ves? ¿Crees que tengo posibilidades…?»
Ella se sonrió y con una mirada entre tímida y sensual contestó: «¡Más de las previstas!».
Ante aquella respuesta me atreví a comentarle: » En la foto que me enseñó tu marido se notaban unos pechos muy sugerentes…. quizás deberías explotar más tus «argumentos»… como vas con la blusa tan abrochada…
Esperé su reacción y vi cómo giraba sus ojos, que denotaban los efectos del alcohol, hacia su marido como esperando su actitud. El sonrió y me dijo: «Creo que tienes razón… es lo que yo le digo…».
Isabel se sentó recta en la silla y discretamente pasó una mano por la blusa desabrochándose el segundo botón y aprovechando la maniobra para colocarse el cuello. Mientras lo hacía me miró fijamente a los ojos, y presentí que estaba totalmente decidida a entregarse. Quería saber qué se sentía al ser follada por un extraño ante los ojos de su marido… sabía que pronto iba a tener dos pollas a su disposición….
Alea jacta est.. pensé.

Jorge sonrió al ver la reacción de su mujer y comentó: «¿Sólo eso…?
Isabel miró a su marido y le dijo: «Paciencia cariño, que dentro de poco habrá más…». Y diciendo esto volvió a desabrochar otro botón de la blusa, el tercero, que ya dejaba al descubierto parte del maravilloso canalillo que formaban sus pechos apretados por el sujetador… Me miró fijamente a los ojos y me preguntó: «¿Te gusta lo que ves…?»

– «Mucho…» contesté

– «Yo veo más que tu…» me dijo Jorge con una sonrisa, que de lado junto a su mujer podía ver la abertura lateral del escote.
Como ya había muy poca gente en el restaurante y los camareros apenas se acercaban, Isabel se giró hacia Jorge, colocándose de lado hacia mí, mostrándome la abertura de su blusa y toda la parte de su pecho izquierdo que sobresalía de un sujetador negro de encaje y transparencias….
Isabel me miró y dijo: «Ahora no te podrás quejar….»
Pensé que ya todo estaba claro y llegaba la hora de tomar una decisión que ya estaba tomada, aunque había que ir con precaución para no meter la pata y que tanto ella como Jorge disfrutaran de la situación, pero sin malentendidos, con tacto y buen rollo…
La miré a los ojos y le dije: «Isabel, me la has puesto muy dura… y creo que a tu marido también…». Jorge se rió y me dijo: «¡A su marido también….!»
Isabel metió la mano bajo la mesa discretamente, se la pasó a Jorge por el paquete y exclamó: «¡ A mi marido también…!». Y nos reímos los tres con sonoras carcajadas…..

– «Creo que será mejor pedir la cuenta y retirarnos a nuestros aposentos…» comenté con sorna.

– «Estamos de acuerdo, ¿verdad cariño…? le comentó Jorge a su mujer.
Isabel se quedó en silencio, pensativa. Se le notaba excitada, transpiraba erotismo, se le notaba con ganas de experimentar algo atrevido, algo prohibido, y de compartirlo con su marido… Nos miró a los dos con ojos de gata en celo…
Miró a Jorge un poco seria y le dijo: «Cariño, ¿Tienes claro lo que vamos a hacer…? ¿Realmente lo deseas…?
Al decir esto Isabel se ruborizó a pesar de la desinhibición del alcohol, y Jorge le contestó con otra pregunta: «Isabel, tu ya sabes lo que deseo pero, ¿Y tu, lo deseas…? Dime la verdad».

– Isabel no contestó, se arregló el escote y cogió su bolso, nos miró y preguntó: «¿Nos retiramos a nuestros aposentos?.
Mi polla se revolvió dentro de mi bragueta, Jorge y yo nos miramos y nos sonreímos con cara de complicidad. Nos levantamos, y mientras nos poníamos las chaquetas dejé el dinero de la cuenta sobre la mesa.
Nos dirigimos hacia los ascensores en silencio, se notaba la tensión de la excitación del momento. Los tres éramos conscientes de lo que iba a pasar, y creo que tanto Jorge como yo queríamos que Isabel se lo pasara lo mejor posible. Yo era consciente de que aquel momento era muy importante para su relación de pareja y sabía que mi actitud podía perjudicarla o unirles más de lo que ya estaban si todo transcurría de forma agradable, natural y con buen rollo.
Al entrar en el ascensor le di la llave de la habitación a Isabel. Caminando hacia el ascensor se le había abierto un poco la blusa, y mi vista se fue hacia sus pechos… Ella se dio cuenta y sonriendo nerviosamente le comentó a Jorge mirándose el escote: «Parece que le gustan…». A lo que él le contestó: «Seguro que le gustarán más cuando pueda verlos…»
Salimos del ascensor e Isabel abrió la puerta de la habitación con ciertos nervios… Al entrar vieron la botella de champán y celebraron mi idea.
Me dispuse a sacar unas copas y abrir la botella mientras les comentaba que aquel encuentro era digno de celebrarse. Isabel y Jorge se quitaron las chaquetas y observaron la habitación: había una amplia cama, un sofá doble, un sillón y un escritorio. Isabel se fue hacia el baño diciendo que quería refrescarse.
Cuando nos quedamos solos Jorge y yo, él me dijo que estaba muy agradecido conmigo por todo lo que había hecho. Yo le contesté, con sorna, que yo le estaba agradecido por todo lo que iba a hacer, y nos reímos a carcajadas. Un poco serio le dije que los dos me parecían buenas personas, que podía ayudarles a hacer realidad sus fantasías y además yo iba a tener el placer de compartir con él a una señora tan atractiva como su mujer….
Jorge se sentó en el sillón y me pidió que me sentara en el sofá doble para obligar a Isabel a sentarse junto a mí. Teníamos las copas en la mano cuando ella salió del baño. No se había quitado nada de ropa. Jorge le alcanzó su copa y ella, lentamente y con cierta timidez, se sentó a mi lado.
Brindamos y yo solté: «Por vuestro matrimonio, por que lo que pase en esta habitación les una más y sea el inicio de una vida más atrevida…juntos».
Isabel se levantó del sofá, se dirigió hacia Jorge y le dio un beso en los labios diciéndole: «Gracias cariño, te quiero…». Jorge le contestó: «Las gracias te las debo a ti, por dejarme hacer realidad mis sueños…».
Isabel se volvió a sentar en el sofá, se giró hacia mí y me dio un leve beso en los labios y me dijo: «Gracias por ayudarnos…»
Jorge se recostó en el sillón con la copa de champán en la mano y se dirigió a mí… «Bueno… tu dirás… ¿Qué se hace ahora…?»
Yo le contesté con otra pregunta: «¿Qué te gustaría que pasara…?»
Jorge respondió con cara de excitado y tímido: «Ya les he comentado a los dos que, en principio, me gustaría mirar…»
Me dirigí a Isabel, la tenía muy cerca, casi podía notar los latidos de su alterado corazón y olía su sensual perfume. Yo la sentía excitada y nerviosa, esperando… sin saber muy bien qué hacer…
Yo quería ir despacio, no precipitar las cosas, disfrutar del morbo de cada momento y que ellos dos no olvidaran aquella tarde en mucho tiempo…

– «Y a ti, ¿Qué te gustaría que pasara…?» le pregunté.

– «No lo sé, nunca he estado en una situación como esta, el experto eres tu…» me respondió.

– «¿Estas nerviosa?» (pregunta tonta) le cogí una mano, que estaba muy fría denotando el nerviosismo que sentía… «Relájate… intenta disfrutar… y a partir de ahora deja de controlarte y da rienda suelta a tus instintos…»
Jorge se dirigió hacia mí: «A Isabel le encanta que la acaricien… que la besen… tiene unos pechos muy sensibles… «. Y le dijo a ella: «¿Por qué no te pones cómoda, mi amor?». Isabel se quitó los zapatos y le dio un buen trago a la copa de champán, acabándola. Luego se levantó mientras comentaba que se le iba a arrugar la falda, se acercó a su marido y le preguntó si quería desabrochársela… Creo que ella ya sabía la respuesta: Jorge le comentó que prefería que lo hiciera yo. Volvió a llenar su copa sensualmente y se acercó a mi y me preguntó: «¿Me la desabrochas tú…?»

– «Será un placer» le dije mientras ella se colocaba de espaldas a mí y yo llevaba mis manos a su cremallera, que bajé lentamente. Sentía cómo Jorge alternaba su mirada entre los ojos de Isabel y mis manos. Una vez bajada la cremallera tiré lentamente de la falda hacia abajo y aunque no pude ver su culo porque lo tapaba el faldón de la blusa (seguro que ella esperaba que lo descubriera y se lo sobara pero yo quería seguir disfrutando cada instante), sí descubrí unas piernas bien torneadas y bronceadas enfundadas en unas medias de lycra.

Terminé de quitarle la falda y le acaricié suavemente las piernas hasta un poco más arriba de las rodillas… «Preciosas» le comenté. Ella le dio un buen sorbo a la copa de champán mirando a Jorge, colocó la falda sobre el escritorio y se sentó muy cerca de mí, subió las piernas al sofá y apoyó su espalda sobre mi pecho…. Mi brazo izquierdo quedó tras su espalda, por lo que pasé por encima de su hombro y le cogí una mano… «¿estás mejor… más relajada…?»
Jorge se había despatarrado en el sillón y se acariciaba el paquete discretamente. Miraba a su mujer, excitado… y a mi me gustaba mucho ir tensando la situación, sin precipitar nada, que las cosas fluyeran naturalmente… Quizás él quisiera que las cosas fueran más deprisa…
Rodee a Isabel con mis brazos, con la mano izquierda le cogí su mano izquierda y las situé bajo su pecho, con la mano derecha le acariciaba distraídamente el brazo derecho… Isabel temblaba de excitación…
Me dirigí a Jorge: «¿Te gusta lo que ves?». «¡Mucho!» me respondió… «Sigue por favor». Al igual que a Isabel, le pedí que no se cortara y que dejara sus instintos en libertad…
Isabel apoyó su cabeza en mi hombro y se giró ligeramente mirando a su marido, hasta poner su boca frente a la mía. Primero fue un suave contacto de nuestros labios, luego lentamente fue abriendo su boca y me regaló su lengua, y finalmente terminamos aquel primer beso con cierta pasión controlada, devorándonos mientras yo le acariciaba el estómago con mi mano izquierda y le rozaba (con toda intención) la parte baja de sus tetas… Ella me agarró la mano y se la colocó sobre el pecho derecho…. Mi polla dio un respingo dentro de mi bragueta pidiendo la libertad condicional…
Dejamos de besarnos pero ella mantenía mi mano izquierda agarrada sobre su teta. Empecé a acariciarle el pecho suavemente y los dos volvimos la mirada hacia Jorge que, descaradamente, se acariciaba el paquete mientras fumaba un cigarrillo…
Isabel suspiraba mientras seguía sobándole el pecho. «¿Estás bien?» le pregunté… «Muy bien» me respondió. «¿Y tu?» pregunté a Jorge. «Continúa, por favor…» me dijo por toda respuesta…
Solté la teta de Isabel y fui desabrochándole los botones de la blusa muy lentamente mientras miraba a Jorge, que tenía una cara de morbo impresionante y se veía que estaba disfrutando mucho con el espectáculo…
Tras quitarle la blusa Isabel quedó en ropa interior… Llevaba un precioso conjunto de tanga y sujetador negros de encaje y transparencias que insinuaban perfectamente sus pezones y los pelos del coño… Las medias eran medias… y estaban sujetas por un sensual liguero a juego con el sujetador y el tanga…. Jorge le pidió a su mujer que me dejara ver bien su sensual lencería, ya que era la sorpresa que me quería dar… le pidió que caminara un poco por la habitación…
Ahora tenía una visión impresionante de su cuerpo… Isabel estaba realmente sensual, en tanga y sujetador, con la copa de champán en la mano y caminando lentamente hasta el escritorio. Dejó la copa sobre él apoyando sus brazos y echando su precioso culo hacia atrás… Jorge se sobaba el paquete con fruición, se había abierto la cremallera y había introducido la mano en su bragueta acariciándose la polla. Yo me había quitado la corbata, los zapatos y los calcetines y aproveché para desabrocharme el pantalón y dejar que Isabel notara mi polla hinchada a través de los bóxers negros… Ella se dio la vuelta y nos pilló a los dos acariciándonos las pollas por encima del calzoncillo… Abrió los ojos con cara de morbo total… llevó una mano a su pecho derecho y la otra a su coño y se acarició suavemente, ya perdiendo totalmente la timidez, y observándonos de manera muy lasciva…
Se dirigió a su marido… «Cariño, sácatela y déjame ver cómo te la meneas… porque voy a cumplir una de tus fantasías…»
Jorge se había quitado la corbata… rápidamente, como para no perderse lo que sabía que iba a pasar, se puso de pié y se desnudó totalmente en un santiamén, volviéndose a sentar con su polla ahora libre entre sus manos, meneándosela lentamente y esperando….
Isabel lo observaba muy excitada… volvió la vista hacia mí, que me acariciaba el paquete por encima de los bóxers, sin quitarme todavía la ropa… Se acercó lentamente y se puso de rodillas frente a mí. Mientras, yo aproveché para despojarme de la camisa…. Mi polla estaba como una roca, tenía a Isabel frente a mí, con una perspectiva inmejorable de sus tetas todavía dentro del sujetador, sus pezones hinchados se marcaban perfectamente a través de la tela transparente…
Una vez terminó hizo ademán de bajarme los pantalones, a lo que yo levanté un poco el culo del sofá para ayudarla en la operación… Tiró mis pantalones hacia un rincón de la habitación y puso sus manos sobre mis muslos, acariciándolos… Volvió la mirada hacia su marido y le dijo: «Creo que esta era una de las cosas que querías verme hacer… así que disfrútala como la voy a disfrutar yo…» Y mientras decía esto y manteniendo la mirada hacia Jorge deslizó su mano derecha hasta mi polla y la acarició suavemente sobre los calzoncillos, soltando un suspiro de excitación… A continuación me separó las piernas y se metió entre ellas mientras seguía acariciándome el rabo… «Tienes una buena polla, eh» me dijo… Y agachando la cabeza me mordió suavemente la tranca por encima de la tela de los bóxers… Su melena caía sobre mi paquete y yo quería disfrutar del morbo de verla con mi polla en la boca, y tampoco quería que Jorge se perdiera el espectáculo que tanto tiempo había esperado, así que se la aparté suavemente.
Ella ahora recorría todo el largo de mi nabo (todavía enfundado en el calzoncillo) con la lengua, se había puesto a cuatro patas para ofrecerle una excitante vista de su culo a su marido.
Pensé que si seguía así Jorge se iba a perder algo que le daba mucho morbo: ver a su mujer quitarme los bóxers y meterse mi polla en la boca. Así que le cogí la cara a Isabel suavemente y se la aparté de mi paquete, la puse a la altura de mi boca y le di un morreo de tornillo mientras aproveché para llevar mis manos a los corchetes de su sujetador… no lo solté… esperé su reacción… dejó de besarme y me pidió: «Quítamelo…». Se lo desabroché y lo dejé así mientras seguía besándola… de reojo veía cómo Jorge no se perdía detalle, tenía la polla hinchada y morada de tanto meneársela y pensé que no tardaría mucho en acabar… Isabel se bajó los tirantes del sujetador, se lo quitó y se separó un poco de mí para ofrecerme una visión de sus impresionantes tetas… «¿Te gustan?» me dijo… Las cubrí con mis manos sintiendo la suavidad de su piel, la dureza de sus pezones, el pálpito de su acelerado corazón… Isabel cerró los ojos disfrutando del momento mientras Jorge nos miraba con los ojos como platos, excitadísimo… Isabel se pegó a mí apretando sus pechos contra el mío, me dio un morreo de campeonato y yo aproveché para alargar mis manos hasta su culo, poner una mano sobre cada nalga y sobárselas a conciencia, sabiendo que su marido no se perdería detalle…
Como los tres ya estábamos bastante excitados decidí dar un paso más…
«Estoy seguro que Jorge quiere verte sentada en la cama…» le dije a Isabel, que me miró con cara de no entender. De todas formas se levantó con sus tetas bamboleantes y se sentó en el borde, y al mismo tiempo yo me acerqué de pié junto a ella, de lado para que su marido no se perdiera detalle de lo que iba a pasar… Acerqué mi polla dura como un palo (todavía encerrada en los calzoncillos) a su cara y ella sonrió y miró a Jorge… puso la mano derecha sobre mi paquete y empezó a recorrerlo de arriba abajo… Después llevó una mano a cada lateral de mis bóxers y fue bajándolos lentamente hasta que mi polla totalmente hinchada saltó como un resorte junto a su cara… Me bajó los calzoncillos hasta los pies y pasó la lengua cerca de mi polla para atrapar un hilillo de líquido seminal que se escapaba…
Isabel, ya totalmente desinhibida agarró mi rabo con la mano derecha y comenzó a meneármela lentamente mientras con la izquierda sopesaba mis huevos… tenía su boca a pocos centímetros de mi tranca. Miró a su marido con cara de lujuria absoluta y le preguntó: «¿Esto es lo que querías verme hacer…? Y sin esperar la respuesta engulló mi polla totalmente y comenzó a mamármela lentamente, con delicadeza… Llevó la mano izquierda de mis huevos a mi culo y acompañó la impresionante mamada con unas caricias a mis nalgas, clavándome suavemente sus uñas…
Yo me sentía en el séptimo cielo. Miraba a aquella mujer, aquella señora con cara de niña-bien mamándome la polla como una experta profesional…
Volví a apartarle la melena suavemente para que Jorge no se perdiera detalle de lo que tanto tiempo había estado esperando ver… Estaba maravillosa, sus tetas se movían al compás de la mamada, sus piernas, enfundadas en aquellas medias negras de lycra y bien abiertas, dejaban ver el minúsculo tanga humedecido por la excitación y el morbo del momento que estaba viviendo…
Isabel seguía comiéndome la polla, su lengua ávida recorría cada centímetro de mi piel. Con la mano izquierda pegó la tranca a mi vientre y arremetió contra mis huevos, metiéndoselos alternativamente en la boca y chupándolos, mientras introducía su mano derecha en el tanga y comenzaba a masturbarse lentamente… Podía ver su anillo de casada a través de la tela transparente de las bragas…
Miré a Jorge que seguía meneándosela ahora con un ritmo acelerado, y con la cara roja del morbo de ver a su mujer chupándole la polla a un extraño delante de su marido…. Le hice una señal para que se acercara.

– ¿Te gustaría tener una polla en cada mano…? le pregunté a Isabel, que estaba ensimismada, con los ojos cerrados sintiendo los dos dedos que se había metido en el coño mientras seguía chupándome el nabo… No me contestó.
Jorge se puso de pié y se acercó a donde yo estaba, acercando su polla a la cara de Isabel, que abrió lo ojos y creyó estar en el «país de las pollas»… sorprendida sacó su mano derecha del tanga y atrapó la tranca de su marido.
Dejó de chupar mi polla y engulló la de Jorge mientras me masturbaba con su mano izquierda…. Isabel gemía y temblaba de lujuria, mamaba y masturbaba alternativamente las dos trancas moviendo acompasadamente el culo en el mismo borde de la cama, intentando sentir más…. Ya necesitaba que alguien se encargara de darle placer a ella….
Isabel, con una cara de golfa impresionante, no paraba de intercambiarse las pollas en su boca. Jorge miraba extasiado a su mujer y le acariciaba el pelo, tanto él como yo jugábamos con sus pechos y sus pezones, acariciándolos, pellizcándolos, amasándolos…
Jorge, mirando a su mujer con la boca llena de polla, me dijo: «¡Quiero ver cómo se lo comes…!». Al instante ella soltó mi polla y se dejó caer lentamente en la cama, quedando boca arriba con el culo en el borde, los pies colgando y apoyados en el piso. Jorge se acomodó a un lado de su mujer, que no tardó nada en atraparle el nabo y acercárselo a su cara para continuar con la mamada que le estaba pegando…
Yo me arrodillé en el suelo, entre las piernas de Isabel. Tenía una perspectiva inmejorable: su boca mamando polla de su marido mientras con las manos le acariciaba los huevos y lo masturbaba, sus tetas parecían dos flanes moviéndose al compás de sus «trabajos manuales»… y abriendo y cerrando las piernas, ansiosa por que le trabajaran el coño…
No me hice esperar, con las bragas puestas le di unos leves besos en la cara interior de sus muslos que las medias dejaban al descubierto, y ella se revolvió como pidiendo más…exigiendo más….pensé que ya estaba muy caliente y necesitaba correrse pronto… Metí los dedos índice a cada lado de su tanga y comencé a bajarlo lentamente. Ella levantó el culo para facilitarme la operación y Jorge miraba extasiado cómo el chochete de su mujer, por fin, quedaba a disposición de un desconocido…
Una vez que se las bajé del todo quedó ante mi cara un coñito delicadamente depilado, sólo con un mondonguito de pelo en forma de triángulo en el pubis y el resto totalmente afeitado… Metí mi cabeza entre sus piernas y pude percibir una agradable mezcla de perfume caro y flujos de hembra caliente. Me dediqué otra vez a besar la cara interna de sus muslos, a pocos centímetros de su coño hambriento… sabía que Isabel estaba a punto y que con poco que le hiciera se correría como una loca… y así fue.
Bajó la mano derecha hasta mi cabeza, y agarrándome de los pelos llevó mi cara hasta su sexo mientras me ordenaba: «¡Cómemelo ya!»
Le puse una mano en cada corva de las rodillas y le levanté y separé las piernas hasta casi hacerlas chocar con sus tetas, de esta forma su coño quedaba totalmente abierto y a mi entera disposición… Empecé lamiéndole los labios con delicadeza y se revolvió como una posesa… Jorge le sostuvo una de las piernas, liberándome la mano derecha, lo que aproveché para meterle el dedo corazón en el coño y comprobar que aquello era una bañera… Cuando comencé a darle suaves golpes con mi lengua en el clítoris me agarró la cabeza con las manos y se corrió en mi boca mientras emitía unos extraños grititos roncos por tener la boca llena de la polla de su marido, que miraba la situación totalmente empalmado y a punto de correrse…
Seguí dándole caña para hacer que la corrida de Isabel no decayera, metí mi lengua en su coño y se lo follaba a modo de nabo, le solté la otra pierna y metí mis manos debajo de sus nalgas levantándole el culo…
Jorge le había sacado la polla de la boca, supuse que por el evidente riesgo de la inminente corrida, y ahora se dedicaba a besar a su mujer y comerle las tetas… mientras ella suspiraba y se retorcía de placer…
Yo seguía comiéndole el coño, lamiéndoselo, chupándoselo.. metiéndole primero uno y después dos dedos… Tenía la impresión de que aquel culo era virgen (y pocas veces me equivoco)… y fui bajando mi lengua a todo lo largo del chochito hasta llegar a su ojete… Ella dio un respingo al sentir que invadía aquella zona hasta ahora prohibida… pero no dijo ni insinuó nada, mientras yo seguía perforándole el potorro con dos dedos. Le lamí el ano haciendo círculos con mi lengua a su alrededor y sentí cómo relajaba sus músculos, señal de placer y aprobación… Seguí comiéndole el culo y finalmente introduje levemente mi lengua en el ano, ensalivándoselo bien. Cada vez que le daba una lamida ella experimentaba unos curiosos temblores de placer…
Volví con mi lengua al coño de Isabel, se la pasaba por todo lo largo, desde arriba hasta abajo como si lamiera un polo, y ella lo agradecía gimiendo y retorciéndose… Quería ponerla a prueba y apoyé la punta de mi dedo índice en el ojete de su culo… Ella hizo un reflejo de apretarlo, pero segundos después lo relajó y yo aproveché para introducirle la primera falange, que entró sin demasiado problema por la cantidad de saliva que le había dejado anteriormente… Como no sentí ninguna reacción negativa continué con mi impresionante comida de coño y le introduje la segunda falange…. Isabel cerró el ojete con fuerza… Pensé que se había molestado, pero segundos después cerró sus muslos en torno a mi cabeza y me apretó mientras gemía y temblaba… Comprendí que se había corrido otra vez en mi boca y saboree sus jugos ralentizando el ritmo de la comida de coño que le había ofrecido…
No podía ver a Jorge. Pero sabía que él estaba absorto observando mi actuación… Debía tener la polla en carne viva después de tanto meneo y tanta mamada.
Isabel estaba acostada boca arriba, se había apoyado en sus codos y me miraba con cara de golfa… Estaba preciosa, la cara enrojecida de placer, abierta de piernas con el coño rezumando jugos… Miró a Jorge, que estaba a su lado, y le dijo con voz ronca: «Cariño, necesito que me follen. ¡Fóllenme, por favor…!».
Inmediatamente me puse de pié, busqué mi chaqueta, cogí dos preservativos y le di uno a Jorge. Esperé que ocupara la posición que ella demandaba… Isabel se dio la vuelta y se puso a cuatro patas con el culo en pompa hacia los pies de la cama y la cara mirando al cabecero…
Miré a Jorge y le dije: «¡A qué esperas… debes estar a punto de correrte!». Jorge se puso el condón, se colocó detrás de su mujer y le metió el pollón de un sólo golpe, que Isabel recibió con un grito de sorpresa y placer… Empezó a follarse a su mujer casi con desespero, con un mete-saca desenfrenado que ella recibía con una especie de lamentos entrecortados… se estaba corriendo como una loca.
Yo observaba la situación junto a la cama, extasiado por el espectáculo… hasta que Isabel me hizo una señal para que me sentara en la cama delante de ella. Tardé una milésima de segundo en estar sentado en la cama, con la espalda pegada al cabecero, mis piernas abiertas y la boca de Isabel en mi polla otra vez…
Jorge había cambiado el ritmo de su follada… ahora le sacaba el nabo lentamente y se lo volvía a meter de un solo golpe… así una y otra vez… Isabel jadeaba, gemía, se atragantaba con mi polla, sus tetas se balanceaban al ritmo de la follada… Quise darle morbo a la situación y me puse a hablar con Jorge… «¿Te gusta follarte a tu mujer mientras chupa otra polla…? ¿A que te gusta mirar cómo lo hace..?. Jorge me respondió con voz entrecortada por el placer…: «Ssiiiiii, ¡me encanta!… me excita muchísimo ver lo golfa que es mi mujer… ¡Eres un tío de puta madre!… ¡Quiero ver cómo te la follas!». Isabel soltó un «¡¡ Aaaaaaaaghh..!!
Jorge volvió otra vez al mete-saca desenfrenado… Isabel y yo no nos movíamos, ella se limitaba a chuparme la polla con los impulsos que le estaba dando su marido… que incrementó aún más el ritmo y empezó a soltar toda la tensión (y la leche) acumulada… Isabel soltó mi polla y se quedó a cuatro patas recibiendo la descarga de su marido… agarraba las sábanas con sus manos… tenía los ojos cerrados y la cara desencajada. Con las embestidas de Jorge sus pechos saltaban mientras ella se corría como una posesa… abrió los ojos y se me quedó mirando… yo alargué mis manos y le atrapé las tetas pellizcándole los pezones… Jorge seguía bombeándole el coño, ya a un ritmo menor, terminando con aquella monumental corrida…
Isabel estaba como atontada, sudorosa, en ese estado de aletargamiento en el que te quedas después de un buen polvo…. pero aún no habíamos terminado…
Jorge le sacó la polla lentamente, ella dio un respingo cuando notó cómo se le salía… se puso de rodillas en la cama todavía de espaldas a su marido y se giró levemente para darle un morreo de campeonato… el aprovechó el beso para sobarle un poco las tetas y pellizcarle los pezones.
Isabel dejó el beso y le susurró a su marido: «Quiero que mires cómo me meto su polla… Quédate donde estás para que tengas un primer plano de su polla entrando en mi coño… »
Cuando Isabel se giró hacia mí se sonrió al comprobar que ya me había puesto el preservativo… De rodillas como estaba se fue acercando hasta dejar su coño a la altura de mi polla. Yo estaba boca arriba con media espalda apoyada en el cabecero de la cama, ella quedó de rodillas sobre mí, ofreciéndome una espectacular perspectiva de su cuerpo desnudo y sudoroso (sólo llevaba las medias y el liguero). Se inclinó y me ofreció sus pechos desafiantes colocándolos frente a mi cara. Lógicamente yo aproveché para pegarme a ellos como un bebé, chupándolos como si me fuera la vida en ello. A veces le daba mordisquillos en los pezones que estaban duros como rocas, e Isabel soltaba gemidos entre placer…
Bajó un poco su cuerpo y colocó su coño a la altura de mi polla, con la mano derecha me agarró el nabo y comenzó una suave masturbación, frotándose mi tranca dura y caliente por la entrada de su chochito, mientras suspiraba y jadeaba sin parar…
Yo no podía más… sentía sus tetas aplastadas en mi pecho… Isabel me besó.. me morreó con mucha calentura… me metió la lengua hasta la garganta… llegaba el momento de sentir la polla de un desconocido en su coño… delante de su marido….
Dejamos de besarnos y se giró levemente… miró a Jorge que estaba sentado a los pies de la cama con su nabo en la mano… observando detenidamente los juegos de su mujer con mi polla…
Isabel le dijo: «¿Cariño… quieres ver lo que has estado esperando tanto tiempo…? ¿Quieres verme follando con él…? ¿Quieres ver cómo me meto su polla…? Míralo mi amor…. mírame…»
Diciendo esto se volvió hacia mí y se quedó mirándome fijamente a los ojos mientras me agarraba el rabo con la mano derecha y se lo iba introduciendo lentamente…
El momento y la situación tenían un morbo indescriptible. Isabel sentada a horcajadas sobre mi polla se la metió hasta la empuñadura y se quedó totalmente quieta, sintiendo cómo le llegaba hasta el fondo de sus entrañas mientras seguía mirándome fijamente a los ojos…..
Yo tenía el nabo como una roca incandescente, casi me dolía, embutido en un chochito muy caliente y que rezumaba jugos como una esponja….. pensé que no iba a aguantar mucho en aquella situación…..
Sentía a Jorge sentado a los pies de la cama con una perspectiva inmejorable de mi polla entrando en el coño de su mujer….masturbándose lentamente…..
Alargué mis manos y las puse sobre sus tetas…. Isabel cerró los ojos y empezó a follarme… a saltar sobre mi polla mientras yo le pellizcaba los pezones y le sobaba los pechos… Ella se dirigió a su marido: «Jorge… me gusta…. me gusta su polla…. mira cómo me está follando…..me estoy corriendoooo».
«Sigue mi amor… me gusta mucho mirarte…. Asíiiiii» le respondió él…
Isabel continuaba moviéndose encima mío, contoneando sus caderas mientras subía y bajaba sentada sobre mi polla. Le solté las tetas y la agarré por las caderas con fuerza para incrementar la intensidad de mis golpes de nabo en su coño… Ella se mordía el labio inferior, gemía… Se echó hacia atrás doblándome la polla y aprovechando para acercar su cara a la de su marido y pedirle que la besara…. Mientras lo hacía le meneó el rabo por unos instantes y volvió a quedarse como estaba, saltando sobre mi polla… que estaba a punto de estallar después del combate vivido….
Sentí que no tardaría mucho en correrme… la agarré por los brazos y la atraje hacia mí…nuestros cuerpos quedaron pegados otra vez… sus tetas mojadas por el sudor se apretaban contra mi pecho… Nos morreamos… Me iba a correr…
Alargué los brazos y la agarré por las nalgas para incrementar el ritmo de la follada… poco a poco fui jugando con su culo hasta poner mi dedo índice derecho sobre su ojete…. y ella dio un respingo… Lentamente, aprovechando las embestidas de mi polla en su coño le introduje el dedo en el culo unos centímetros, lo justo para notar mi rabo en el interior de su chochete…. Ella tensó su cuerpo…. se estaba corriendo una vez más…
Jorge, con la voz ronca por la excitación, exclamó: «Así me gusta cariño, que seas muy golfa… me gusta que seas muy zorra…»
«Me gusta ser tu zorra mi amor…. quiero ser tu zorra… aaaaaaahggg…..» casi chilló Isabel…. Le saqué el dedo del culo y la agarré con fuerza por las caderas…
Y no pude más….
Mi polla estalló en el coño de aquella mujer que hacía realidad la fantasía de su marido y, seguramente, la suya propia…
Normalmente me corro de una forma muy violenta y con mucha fuerza…. Mi polla se pone como una barra de hierro, aumenta aún más de tamaño… y escupe abundante semen…. y tras la enorme calentura que llevaba no iba a ser una excepción….
Isabel echada sobre mí, pecho contra pecho, se había abandonado y yo manejaba su cuerpo a mi antojo… A pesar del preservativo ella sentía los abundantes chorros de leche caliente que escupía mi polla… por los estertores de placer que demostraba… gimiendo, temblando, chillando, sudando…
Tras la monumental corrida fui bajando el ritmo de la follada lentamente… poco a poco…. hasta sacarle la polla del coño…. Isabel dio un respingo cuando sintió su coño libre otra vez y se dejó caer en la cama, boca arriba, a mi lado derecho…. Jorge nos observaba con la polla otra vez morcillona en la mano….
«¡¡¡ Jooooder ..!!!» exclamó «¡¡ No sabía que tenía una mujer tan puta…!!»
«Y más puta que voy a ser, cariño… Voy a ser tu puta…. y luego te voy a hacer un regalo, mi amor…» le respondió Isabel con la voz entrecortada, recuperándose de su último orgasmo…..
«¿Qué regalo…?» le preguntó Jorge….
«Ten paciencia… Ya verás… es algo que me has pedido varias veces… pero que nunca te he dado y hoy lo vas a tener….» dijo Isabel sonriendo con cara de malicia.
Estaba acostada boca arriba, sus tetas todavía se movían al compás de su agitada respiración… Jorge se acercó por el otro lado de la cama, se sentó junto a ella e inclinándose se fundieron en una serie de besos…
«Te quiero…» le dijo Jorge a su mujer mientras le acariciaba los pechos suavemente…. «Yo también te quiero a ti…» le respondió ella…
En vista de la situación, me levanté de la cama y me dirigí al baño con la intención de darme una ducha rápida. Mientras caminaba hacia el baño comenté en voz alta: «Parece que todo ha ido bien…¿no?… »
Ambos giraron su cabeza hacia mí y sonrieron… Jorge comentó: «¿Qué tal alumnos somos, profe,,,?»
«Creo que aprenden demasiado deprisa….» comenté entrando en la ducha y abriendo el grifo…
A los pocos minutos, cuando estaba a punto de salir, entraron ellos en el baño. Jorge se quedó apoyado en el quicio de la puerta e Isabel se quitó las medias y el liguero y se metió conmigo en la bañera… «¿Me enjabonas la espalda…?» me preguntó con cara de zorrita.
Le respondí con otra pregunta: «¿Sólo la espalda…?»
«Bueno… la espalda… el culo… las tetas… el coñito…., lo que tu quieras…» susurro Isabel mirando a su marido que le sonreía desde la puerta….
Pensé en la Isabel que había entrado en el restaurante hacía unas horas… una atractiva señora casada, recatada, tímida…. que ahora me pedía que le enjabonara el culo y el coñito… que se había revelado como una mujer ardiente, morbosa, con muchas ganas de dar y recibir placer sin demasiados prejuicios…
Me llené la mano de gel y empecé a frotarle la espalda… rodee su cuerpo con mis manos y continué con sus pechos generosos… sopesándolos y pellizcándole los pezones entre la agradable sensación de la espuma y el agua caliente corriendo por nuestros cuerpos… Mi polla se había puesto morcillona y aproveche para pegársela a su culo… Ella dio un respingo y se dio la vuelta sonriendo… Me agarró el nabo y, mirando a su marido que seguía en la puerta de pie masturbándose lentamente y fumando un cigarrillo, exclamó: «¡Parece que pronto empezará el segundo tiempo…!
Isabel me dio la vuelta y se quedó detrás de mi… Con su mano izquierda llena de espuma me masajeaba la polla y los huevos… y con la mano derecha empezó a enjabonarme la espalda… hasta llevar su mano a mi culo…
Me enjabonó bien el culo y de pronto sentí que me pasaba los dedos por mi ojete… Ella sintió cómo me estremecí y me susurro: «Quiero dejártelo limpito para pagarte la deuda que tengo contigo…». Mi rabo oyó aquello y terminó de animarse…
Salí de la ducha y cogí una toalla mientras le comentaba a Jorge… «¿No me habías dicho que ella no tenía muy claro lo de hacer un trío…?… ¡¡Anda que si lo llega a tener claro !!… Nos reímos a carcajadas…
Jorge se introdujo en la ducha con su mujer y yo me fui hacia el dormitorio, encendí un cigarrillo y llené las copas de champán…
Al poco rato salieron de la ducha y le acerqué una copa a cada uno…
«¡¡ Por esta tarde…!! » brindé… «Y por las que vengan en el futuro…» comentó Jorge con cara de golfo mirando a Isabel… » Y por las que vengan en el futuuuuuro… pillín…» le respondió ella a su marido.
Estábamos los tres de pie, desnudos en el centro de la habitación…
Sentía a Isabel un poco acelerada… se tomó la copa de champán de un trago y se quedó mirándonos a Jorge y a mí con expresión de lujuria… Nos miraba de arriba abajo, deteniéndose en nuestras pollas….
Isabel exclamó: » ¡Ahora me toca a mí…!. Ahora los dos van a hacer lo que yo les indique, ¿de acuerdo?» dijo mirando a su marido… Jorge la observaba con cara de curiosidad… «Mi amor… ¿Confías en mí…?» le preguntó ella a su marido mientras cogía el sillón y lo colocaba a pocos centímetros del lado izquierdo de la cama… «Por supuesto» respondió Jorge con una sonrisa…
«Pues siéntate aquí, tócate y míranos….. por ahora, ¿vale?» le dijo a su marido mientras lo cogía de la mano y lo sentaba en el sillón… «Te prometo que después tendrás tu regalito y lo entenderás todo…., ¿vale?»
Isabel me miró y con voz casi autoritaria me dijo: «Acuéstate en la cama boca arriba, cerca del borde por favor…». Yo miré a Jorge con cara de no entender nada pero hice lo que ella me indicaba…
Jorge estaba sentado en el sillón muy cerca de la cama, y yo acostado boca arriba… Isabel se acercó a los pies de la cama con cara de lujuria… se llevó la mano derecha a su coño y comenzó a masturbarse ante nuestras narices….
«Me encanta ver a un tío meneándosela, así que….por favor…»
Jorge y yo nos miramos con cara de no entender nada… y empezamos a pajearnos ante la lujuriosa mirada de Isabel, que se llevó su mano izquierda a las tetas mientras seguía dándole dedo a su chochete…»Asiiiiií….. » susurraba…. «Me encantaaaaaa…»
Se acercó a Jorge, le cogió la cara con las dos manos y mirándole a los ojos le dijo: «Mi amor, primero vas a ver cómo le pago una deuda a él (refiriéndose a mí). Él me hizo algo que nunca me habían hecho… quiero que me lo vuelva a hacer…. y quiero hacérselo a él …..» Continuó …» Luego verás cómo me folla… y después…. después te voy a hacer un regalo… algo que no te esperas y sé que deseas…. ¿de acuerdo cariño…?»
Jorge le respondió: » Isabel… ya me has dado más de lo que esperaba… me has hecho muy feliz compartiendo conmigo esta fantasía… Me encantará verte follando con él otra vez…. Hazle lo que quieras…. ¡si él se deja, claro! (dijo mirándome mientras sonreía)…
Yo sonreí, acostado boca arriba en la cama fumándome un cigarrillo, y le dije a Isabel: «Yo tendré algo que decir…¿no?».
Isabel se acercó a la cama… pasó la pierna derecha por encima de mi cabeza y se puso de rodillas sobre mi cara, dejando el coño a la altura de mi boca y ella de espaldas al cabecero, mirando hacia los pies…
«¡ Cómemelo…!» exclamó con voz llena de lujuria y tono autoritario.
Tenía su coño sobre mi boca y sus nalgas en mi cara… no me hice esperar y empecé a lamerle el interior de los muslos, pasándole la lengua suavemente por la piel… Estiré mis brazos hacia arriba y le atrapé los pechos…
Isabel empezó a suspirar y se dirigió a su marido, que estaba sentado en el sillón a escasos centímetros de ella: «Cariño, ya me has visto follar con otro hombre…¿Te ha gustado…?». «¡Mucho!… me gusta y me excita mucho ver cómo me pones los cuernos…».
«¿Sabes una cosa?» decía Isabel suspirando entrecortadamente, mientras yo ya le daba suaves golpes con mi lengua en el clítoris… «¿Sabes que a mí también me gusta y me excita muchísimo que me mires mientras te pongo los cuernos…?… me gusta tener dos pollas para mí sola….¡Uffffff…! »
Yo le comía todo el coño con avidez… sus jugos iban inundando mi boca… y mi lengua no paraba de explorar cada centímetro de su caliente e inundado sexo…
Mientras esto ocurría Isabel seguía de rodillas sobre mi cabeza… se puso a cuatro patas y me agarró la polla con la mano derecha, empezando a meneármela lentamente… La postura intuía un próximo «69». «¿Te gusta mirar cómo se la chupo…?» volvió a dirigirse a Jorge, que con voz ronca por la excitación le contestó: «¡Chúpasela!»…
Isabel no se hizo esperar… engulló mi polla de un golpe y comenzó a mamarme el nabo como si le fuese la vida en ello… Estábamos haciendo un fantástico «69»…
Yo seguía comiéndole el coño cambiando de ritmo… chupando, lamiendo, comiendo, mordiendo… ella suspiraba con su boca llena de mi tranca gorda, dura, caliente…
Isabel paró su mamada, levantó la cabeza y con voz libidinosa casi me ordenó: «¡¡ Cómeme el culo !!… Házmelo otra vez…».
Le separé las suaves nalgas con mis manos, le abrí bien el ojete y sin pensármelo más ataqué su culo con mi lengua…. «Aaaaaaaaaaaggggghhhh…. Asiiiiiiií…».
«Me gussssstaaaa….mi amor….., me gusta que me coman el culoooo…» suspiraba Isabel dirigiéndose a Jorge. No lo podía ver pero seguro que tenía el rabo como una piedra observando lo que había organizado su mujer…
Le lamí todo el contorno del ojete para terminar metiéndole mi lengua a modo de polla y follarle el culo con ella….
Isabel volvió a la carga y se metió mi tranca en la boca…pero sólo le dio un par de chupadas y la volvió a soltar… se enfrascó en lamerme los huevos, se los metía alternativamente en la boca y los chupaba…
Segundos después siguió lamiendo por la base de mis huevos… y metió su lengua entre los huevos y mi ojete…. Pensé: «¿Lo va a hacer….? ¿Me va a comer el culo…?. Casi antes de que terminara de pensarlo sentí la lengua de Isabel explorando entre mis nalgas… mi polla se puso aún más tiesa y dura… Me separó y me levantó las piernas ligeramente y entonces,… entonces metió su lengua con avidez, con fuerza en mi ojete y empezó a lamérmelo mientras suspiraba con fuerza… Yo seguía trabajándome su ano, i

Por rocio

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