Luis mi maduro amante

Hola, soy una chica de 20 años y me he decidido a mandaros mi experiencias con un amigo porque creo que no tiene nada que envidiar al resto de relatos que tenéis. Para que me imaginéis os diré que soy morena, pelo largo, ojos negros, un metro sesenta, cincuenta kilos y un pecho muy desarrollado.

Yo tenía 18 años cuando Marta, una amiga tres años mayor que yo, me convenció para ir a una sala de fiestas bastante selecta de Madrid. Al principio no quería ir, ya que era un sitio caro y se salía de los ambientes que yo solía frecuentar, pero acepté ya que mis padres no estaban y podía salir toda la noche y no hasta las doce como cuando estaban ellos, además Marta me dijo que tenían una sala de salsa y me gusta mucho bailar música caribeña.

Quedé con Marta a las 11, me dijo que me pusiera algo elegante y yo elegí un vestido negro de fiesta que usé en nochevieja, yo estaba muy nerviosa porque nunca había salido a esas horas ni a ese sitio y pensaba que no me iban a dejar pasar por la edad. El caso es que llegamos a eso de las 12, no tuvimos ningún problema y ni nos cobraron entrada por ser chicas. Era un sitio fabuloso, muy elegante, observé que la mayoría de los hombres tendrían de treinta en adelante y eso era porque había que tener pasta para entrar ahí.

Marta me presentó a dos chicos de su edad que conocía de otras veces y estuvimos con ellos tomando una copa y bailando un buen rato, de repente observé que un hombre me miraba, era maduro, de unos cuarenta años, atractivo, con canas y traje caro, poco después me quedé sola un momento y se me presentó, me dijo que se llamaba Luis y que le gustaría invitarme a una copa, el caso es que me aburría con los amigos de Marta y acepté. Nos fuimos a la barra y pidió dos cubatas bien cargados, me preguntó que si estaba con alguno de esos dos chicos, yo le dije que no y me contestó que tenía demasiada clase para esos niñatos, me impactó la seguridad que tenía en sí mismo y que me trataran como a una mujer por primera vez en mi vida. Al terminarnos la bebida fuimos a bailar merengue y el caso es que, no sé si fue por el alcohol, el frotar nuestros cuerpos por la música o que me diera morbo estar con un hombre mayor que yo pero, me excité mucho y noté como se humedecía mi chocho, estaba muy cachonda y supe que si Luis pretendía hacerme el amor no podría negarme a sus deseos.

Luis notó como me había sonrojado, me dijo que descansáramos y nos fuimos a la zona de sillones de la disco ( más tranquila y oscura que el resto de la sala de fiestas), por el camino pidió otras dos copas y nos sentamos, creo que se dio cuenta de lo que me pasó en la pista de baile porque ya desde el principio empezó a besarme y a acariciarme, yo estaba algo mareada y no me podía negar, en un momento llevó mi mano a su entrepierna y noté que la tenía dura, mientras me besaba y yo le acariciaba el paquete, introdujo su mano entre mis piernas y empezó a tocarme el chocho a través del tanga, yo estaba a mil, entonces Luis me dijo que este sitio le empezaba a aburrir y que por qué no nos íbamos a otro lado, yo acepté y mientras salíamos me despedí de Marta , Luis le dijo que no se preocupara, que él se encargaría de llevarme a casa.
Nos subimos a un taxi y fuimos a un piso suyo (Luis es empresario y tiene varias propiedades en Madrid), yo estaba algo nerviosa porque creía que íbamos a otra disco y sabía lo que significaba que me hubiera llevado a una casa. Luis preparó dos copas y nos sentamos en el sofá, me dijo que me relajara, se quitó la americana y la corbata, me quitó los zapatos para que estuviera cómoda y comenzamos a besarnos, enseguida volvió su mano a mi entrepierna pero esta vez apartó el tanga y empezó a tocarme directamente el clítoris, él tenía mucha experiencia y me estaba volviendo loca de gusto, me subió el vestido, me quitó el tanga, me separó las piernas y comenzó a chuparme el clítoris mientras me introducía un dedo dentro, yo me retorcía de placer (era la primera vez que me hacían algo de esto en mi vida), se estuvo un buen rato y tuve un orgasmo muy fuerte que me dejó completamente idiotizada, entonces me dijo que era mi turno y se sacó su pene que estaba totalmente erecto, yo nunca la había chupado pero no se lo dije para no parecer una cría, así que traté de imitar una mamada que vi en una peli porno.

Primero le besaba los huevos para luego jugar con ellos con mi lengua, luego subí con la lengua hasta la punta y me la introduje apretando con los labios, me di cuenta que si succionaba en la punta le daba placer, así que cuando me la sacaba lo hacía, él guiaba el ritmo de la mamada con su mano izquierda que estaba en mi nuca, a veces, con su mano derecha me la sacaba de la boca y me golpeaba con ella en la barbilla para después hacer círculos en mis labios antes de meterla dentro otra vez, me dijo que era una chiquilla adorable y que lo hacía muy bien, nos pusimos de pie y nos quitamos la ropa, al quitarme el sostén estuvo un buen rato magreándome los pechos (siempre había estado avergonzada de ellos porque eran muy grandes para mi edad y peso, pues soy muy delgada, pero a él le encantaban), también se puso a chuparme los pezones y a jugar con ellos con la lengua lo que hizo que se pusieran muy erectos, entonces me guió hasta una habitación con una cama grande donde me tumbó boca arriba con las piernas abiertas, se fue a la mesilla y sacó un tubo del que empezó a untarme una crema con dos dedos en mi coño, primero alrededor de los labios y luego por dentro, me dijo que era una crema espermicida pues a él no le gusta usar preservativo (ya que le quita placer al acto), y así no quedaría embarazada, el caso es que con los dedos me daba mucho gusto mientras la untaba, yo no aguantaba más y le dije que le necesitaba dentro, él me miró con una sonrisa pícara, se puso sobre mí y acercó su miembro hasta la abertura de mi sexo, con su mano guiaba su pene y empezó a restregarlo por toda la raja, de repente la colocó y la introdujo de un empujón en su totalidad, sin miramientos, al principio me dolió un poco pero según marcaba el ritmo no dejaban de venirme oleadas de placer, mientras, mis pechos se movían al compás de sus embestidas lo cual parece que le agradaba mucho porque se separaba para poder observarlos bien.

Me hizo cambiar de postura y me puso a cuatro patas, me la volvió a meter y aumentó el ritmo, me vino un orgasmo tan fuerte que me hizo apretar la cara contra el colchón, mientras con las manos me separaba los glúteos para que Luis estuviera cómodo, entonces me dijo que se iba a correr, la sacó de mí y la dejó apoyada en la entrada de mi ano donde dejó toda su carga de leche, yo notaba sus oleadas de semen, muy abundante y cálido, y como chorreaba hacia abajo por mi raja y algo por mis muslos, lo cual me dio mucho morbo, se salpicó las últimas gotas y buscó mi boca para que nuestras lenguas se encontraran.

Fue maravilloso, en ese momento le dije que a partir de entonces no podría vivir sin mi ración de sexo con él, se rió y me dijo que era su chiquilla (me llama siempre así) y que siempre estaría cuando yo le necesitara, pero esto os lo contaré en otra ocasión.

Autor: Chiquilla

Por rocio

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