Me llamo Antonio y vivo en Monterrey, Nuevo León en México, actualmente tengo 21 años, esta historia se desarrolla cuando tenía 18 años, tenía mi mejor amigo Alfonso, él y yo éramos inseparables, jugábamos arcadias, fútbol, discotecas, todo lo que hace un chico normal de 18 años, hasta ese entonces pues ahí interviene la mamá de Alfonso.
Ella tenía 37 años y su nombre era Mónica, estaba bien conservada para su edad aparentaba tener 24 años más o menos, su piel era blanca sus tetas grandes y firmes su culito parado y un abdomen que, uff, era una mamacita.
La mamá de Alfonso era madre soltera, había tenido a Alfonso a los 19 y aún conservaba su belleza, un día de verano estaba en casa de mi amigo cuando la mamá le mandó a comprar unas cosas al supermercado yo me encontraba jugando Nintendo cuando llegó la mamá y me dijo:
¿Como estás Antonio?, hoy hace mucho calor, ¿por que no te tomas una limonada?, a lo que accedí gustoso, después de un rato de estar tomando la limonada ella se retiró para tomar un baño y yo continué jugando.
Fue entonces cuando me dijo:
Antonio, ¿me pasas mi bata?, le pregunté que donde estaba y me dijo que en el closet, tomé la bata y cuando se la llevé ella estaba totalmente desnuda, agachada poniéndose las bragas, eso me puso a cien pero como era la mamá de mi mejor amigo alejé esos pensamientos sucios, me dispuse a darme la vuelta cuando me dijo:
Ven, ¿por que te vas?, esto era increíble, la propia mamá de mi mejor amigo me estaba seduciendo, lentamente se acercó a mi y me comenzó a sobar el paquete mientras yo acariciaba su pecho.
Su pecho era tan firme, y más con ese grado de excitación, sus pezones eran grandes y rosas, me desabrochó el pantalón y me quitó la playera, me quedé en bóxers y me liberó la verga que en estos momentos estaba al máximo de excitación.
Debo reconocer que para tener 18 años tener un pene de 15 cm no estaba nada mal, y me la comenzó ha mamar, mientras lo hacía me decía palabras como, papacito, mi macho, y otros para aumentar mi excitación, comenzó un sube y baja por toda mi verga, la lamía, la chupaba como loca, y al mismo tiempo con la otra mano me acariciaba o más bien dicho estrujaba mi testículos.
La chupaba como una paleta con tal devoción que no tardé en acabar y ella se tragó todo como si se le fuera le vida en ello, me ofreció su vagina, yo jamás había visto una en mi vida, en la vida real, así que me parecía fascinante, comencé a hurgar y a explorar con mis dedos los labios, el clítoris, y esto al parecer la excitaba mucho debido a que comenzaba a gemir intensamente al tiempo que gritaba, chupámela, chupámela.
Más tardó ella en gritar eso que yo en comenzar a recorrer con mi lengua cada recoveco de su vagina, comenzaba a mojarse demasiado, como no tenia experiencia le pregunté que si esto era normal, ella me respondió que si, que continuara, así que comencé a chuparla, en eso mi lengua tocó su clítoris y se volvió loca, así que continué estimulando este punto hasta que ella me llenó la cara con su orgasmo, yo no sabía que era exactamente lo que era esto, pero intuí que era como el semen femenino o algo así.
Entonces me arrastró hasta el pasillo la recargué contra la pared y comencé a besarle los senos y a pellizcarle los pezones, debido a que un amigo me había dicho que eso las volvía locas, lo cual comprobé, la vista en el pasillo era espectacular, su cuerpo perfecto, iluminado solamente por una luz lejana que provenía de una ventana como a diez metros le daba una apariencia de piel bronceada y sudorosa que me encantó.
La llevé a la alcoba, ahora era yo con más confianza el que tomaba la iniciativa y comencé a pasarle mi pene por todo el cuerpo, después ella se puso justo arriba de mi cadera y bajó lentamente hasta que la punta de mi pene hizo contacto con sus labios vaginales y ahí se dejó caer completamente clavándose totalmente y comenzó a cabalgar sobre mi pene.
Lentamente, poco a poco fue aumentando el ritmo hasta que comenzó a hacerlo muy rápidamente, tuvo un orgasmo, continuó más rápido aún y a los cinco segundos aproximadamente tuvo otro más, yo estaba que ya no podía más, estaba muy cansado y terminé con un orgasmo largo y fluido, después ella se quitó y me limpió la verga con la boca hasta dejarla seca, después se metió a bañar y yo me quedé acostado en la cama cinco minutos más.
Después me metí a el baño y me bañé junto a ella, nos acariciamos y besamos pero estaba demasiado cansado para hacer más, después de que salimos estuvimos desnudos un rato tirados en la cama y ella me dijo:
Antonio no debes contar a nadie sobre esto, pues es un secreto entre nosotros, yo asentí y después me dijo, ¿te gustaría volver a hacerlo después? y asentí y nos vestimos.
Después de un rato llegó Alfonso como siempre tarde, dio como excusa que se había pasado por las arcadias y que había jugado un buen rato, me dijo de lo que te perdiste, estuvo un tipo jugando, venció a todos los del local, ojalá hubieras estado ahí para vencerlo, lo ves por no querer venir conmigo…
Yo solamente asentí con la cabeza y sonreí…
Autor: Antonio