Obispos intercambian hijas menores de edad para casarlas con ellos

En el 2008 les informábamos sobre la redada que hubo en una comunidad mormona polígama donde muchas menores de edad eran casadas por hombres muchos años mayores que ellas, a continuación algunos textos de los diarios de las niñas y los obispos:

Warren Jeffs y su esposa de 12 años
Warren Jeffs y su esposa de 12 años de edad.

Warren Jeffs y su esposa de 12 años
Warren Jeffs y su esposa de 12 años de edad.

«Se me ha mostrado que debo oficiar tres uniones matrimoniales esta noche». El 27 de julio de 2006, Warren Jeffs, profeta de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, detalló en su diario las revelaciones divinas que había recibido aquel día. Una de ellas le había indicado que casara a tres menores. Entre ellas, su propia hija de 15 años, Teresa Jeffs. Debía entregarla a un hombre de 38 años. «Reuní a mi hija y a su madre, Annette, esta tarde para explicarles cómo ser esposas celestiales y mantenerse al lado de su marido, siempre». Aquella noche, el profeta dio a su hija en matrimonio espiritual en el rancho Anhelo de Sión, en Tejas. El marido elegido por Dios era Raymond Jessop, hijo de un obispo de la secta, Merril Jessop, gerente del rancho y el lugarteniente de Jeffs.

«Mi padre me dijo que el Señor quería que me casara esta noche. Me preguntó: ¿Qué opinas? ¿Estás dispuesta?», anotó Teresa en su diario. La voluntad de Dios es inquebrantable en la secta fundamentalista mormona. La voz del profeta es la única verdad. «El Señor me bendijo y me dio fuerzas para casarme el 27 de julio de 2006, un día después de haber cumplido los 15 años», escribió la menor en su libreta cinco meses después. De las niñas se espera que mantengan relaciones sexuales desde el primer instante de matrimonio para quedar embarazadas y «llenar la tierra de fieles».

Aquel fue un día especial para la familia Jeffs. La misma noche del 27 de julio, a las ocho y media, el profeta, el líder de todos los «santos» fundamentalistas, el tío Warren, tomó una nueva esposa. «Le doy las gracias a Dios por ese regalo y esta bendición», escribió Jeffs. Ella tenía 12 años y era, a su vez, hija del obispo Merril Jessop. Ambos intercambiaron a sus propias hijas. «Delegué en Merril para que oficiara la unión. Y así se unió a Merianne Jessop con Warren Jeffs. ¡Ése soy yo!», dice el profeta en su diario.

Estos escritos personales han llegado al juzgado del condado de Schleicher, en el oeste de Tejas. La policía registró el rancho Anhelo de Sión el pasado abril, y encontró cientos de diarios, cintas grabadas, álbumes fotográficos y discos duros que se están usando para determinar qué tipo de abusos hubo en ese recinto desde que la secta lo compró, en 2004.

Junto al diario de Warren Jeffs, se ven las fotos del día de su boda. Son seis imágenes en que Jeffs luce traje negro con corbata blanca. La niña, Merianne Jessop, le llega a la altura del pecho. Ataviada con uno de los trajes que obligan a llevar a las mujeres de la secta, de color pastel y abotonado hasta el cuello, se aferra a las manos de su marido, su nuevo dueño y señor. También se encontraron muchas otras fotografías en las que se ve a Jeffs «besando a niñas como si fueran sus mujeres», según un escrito judicial. Se calcula que el profeta tiene más de 60 esposas entre los asentamientos de la secta en Tejas, Arizona, Utah y la Columbia canadiense.

Un mes después de este matrimonio, un policía de tráfico de Nevada detendría a Jeffs en las afueras de Las Vegas. Tenía una orden de arresto y huía en un Cadillac rojo, con tres pelucas de mujer, 16 teléfonos móviles, cuatro ordenadores y 55.000 dólares en efectivo. Sería extraditado a Utah, donde se le condenó a 10 años de cárcel por concertar el matrimonio de Elissa Wall, de 14 años, con su primo hermano, de 19.

A Jeffs le espera otro juicio en Arizona, acusado también de organizar matrimonios con menores de edad. Y ahora se le ha añadido un tercero. La jueza Barbara Walther, del condado de Schleicher, ha inculpado al profeta y a otros cinco sacerdotes de la secta por «crímenes asociados con el abuso de menores y la poligamia». Tras el juicio en Arizona, Jeffs se sentará en el banquillo en Tejas para responder por lo sucedido en el rancho Anhelo de Sión.

Jeffs trasladó a este rancho a sus seguidores más incondicionales. Allí, se casó a niñas de no más de 15 años con obispos. Unirse a un anciano es símbolo de poder, pero limitado: a las mujeres se las considera, literalmente, propiedad de la secta. Cada sacerdote u obispo debe tener, al menos, tres mujeres, para alcanzar el cielo. Cuantas más esposas, más rápido se entra en el paraíso.

La Agencia de Protección de Menores trasladó, a principios de abril, a los 440 niños de Anhelo de Sión al Fuerte Concho y, luego, a diversos puntos de Tejas con familias de acogida. En mayo, el Tribunal Supremo del Estado ordenó que los niños volvieran con sus padres ya que el «riesgo de abuso no era inminente». Ahora parece que la jueza Walther tiene pruebas suficientes como para imputar a Jeffs y a una buena parte de sus sacerdotes.

«Esto es un intento desesperado del Estado de Tejas de lavarse las manos después de la barbarie que organizaron en su primer registro del rancho», dijo el miércoles un portavoz de la secta, Willie Jessop, que calificó esta situación de «genocidio». Natalie Malonis, abogada de oficio que defiende a Teresa, la hija de Warren Jeffs, respondió. «La imputación demuestra que había un gran peligro para estos niños».

La relación entre Malonis y su cliente es tormentosa. Teresa no se siente representada por ella. El 20 de junio escribió a la jurista un correo electrónico que decía: «Cállese la boca y deje ya de llamarme víctima de un abuso sexual. Estoy harta de que se me llame eso cuando no soy ninguna víctima de abusos sexuales y usted no tiene ninguna prueba que demuestre que yo haya tenido relaciones sexuales». En su mundo, el del mormonismo fundamentalista, Teresa se considera libre porque la libertad es hacer lo que Dios quiere. Las normas del resto de los mortales no cuentan. Sólo importa lo que el Señor diga, y el Señor sólo habla por la boca de una persona, la de su propio padre, el profeta Warren Jeffs. Lo demás es pecado.

Por rocio

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