De visita en el rancho

Siempre tuve el deseo de presenciar un acto sexual en vivo, y en éste caso lo que les relato va más allá del placer de la observación, del mundo desconocido, de los momentos en que las mujeres dan rienda suelta a su imaginación y a sus deseos más íntimos con sus fieles mascotas con las que conviven en aquellos lugares en donde uno menos se lo espera surge la oportunidad única de poder presenciar la mágica unión mujer-perro en todo su esplendor.

A principios de éste año fuimos invitados varios amigos y amigas a visitar el rancho de un compadre en una provincia cercana a la Cd. de México, lo cual resultó muy interesante, el rancho al que llegamos reunía atractivos naturales por estar localizado en un inmenso bosque de coníferas donde los pequeños ríos nacen de los manantiales de agua natural, se respira el aire limpio, fresco y puro y las noches son transparentes, frías y llenas de estrellas, ahí donde al caer la tarde se escuchan toda clase de sonidos provenientes de la naturaleza, ahí precisamente por vez primera conocí en persona el apasionante mundo de la zoofilia.

El viaje resultó muy tranquilo, lleno de plática recordando anécdotas de los viejos tiempos con los amigos, disfrutamos del paisaje, llegamos al anochecer, cenamos temprano, algunos nos bañamos con agua semi fría y nos retiramos a nuestras habitaciones a descansar por completo.

Al amanecer nos prepararon un desayuno campestre de los más delicioso, salimos con los caballos a pasear por el campo, no muy lejos de ahí nadamos en una presa con aguas cristalinas, regresamos al Rancho, donde pasamos la tarde escuchando música, cantamos sin faltar el buen vino.

Nuestras amigas charlaban alegremente, sentí deseos de ir al baño mismo que se encontraba ocupado, por lo que decidí salir, caminé hasta donde ya no escuché la música proveniente del hogar, me guiaba la puesta del sol en el horizonte, oriné en la orilla de las caballerizas, entonces un chamaco de los que trabajan en el rancho me preguntó que de donde veníamos, platicamos de las diversiones que ellos acostumbran por allá, nos hicimos amigos, entonces me preguntó que si quería ver cómo la vecina del otro rancho les daba de comer a sus perros, por la forma en que me lo dijo sospeché que era algo muy especial, entonces lo seguí a toda prisa.

Caminamos entre las milpas, sintiendo las palpitaciones del corazón más aprisa, entonces llegamos hasta una cabañita apenas iluminada por un pequeño foco, me acerqué hasta un hueco donde apenas cupe de pie, era un lugar polvoriento, entonces el joven se alejó de ahí, en mi surgió la duda de tratarse de alguna extraña broma, creando una sensación de vacío, en ese momento llegó al lugar una dama blanca, alta de aspecto sencillo, con el cabello negro amarrado con un pequeño listón, al parecer era una señora joven como de 35 años, vestía un vestido largo color azul marino entallado el cual llegaba hasta la rodilla, permitiendo ver unas hermosas pantorrillas bien formadas con un ligero bello hasta el pié con unas zapatillas negras de tacón pequeño no muy alto, y cubría su espalda con un chal tejido color beige, a simple vista las cosas no tenían gran trascendencia, y yo a través del hueco el muro de piedra, no deseaba en lo más mínimo ser sorprendido, guardé silencio controlando mi respiración.

Se sentó en una paca de trigo como esperando la cita con un apuesto galán, cruzó la pierna derecha sobre la izquierda, no pasaron ni tres minutos, cuando del fondo del lugar apareció un perro pastor alemán no muy grande, se acercó a la dama dando una vuelta a su alrededor, y ella le llamó: ven acá cariño, dale besitos a tu hembra, como entendiendo aquellas palabras el can trepó con sus patas delanteras sobre las piernas de la chica y comenzó a lengüetearle la cara por completa, su gran lengua entraba y salía de la boca de ella, quien lo abrazaba, dándole palmadas en el lomo del animal, se daban de besos jugosos que iban de la boca de la mujer tragaba la baba que salía del hocico del animal llevándole con las manos la cabeza del can hasta sus oídos y garganta, toda la escena me puso bastante cachondo, mi pene estaba bien erecto y desabroché la bragueta sacándolo para tranquilizarlo.

En esos momentos el vestido y el chal habían caído, permitiendo ver un escultural cuerpo de mujer con los senos blancos grande y firmes coronados de unos pezones rosados bien erectos, no traía pantaletas, sólo unas medias transparentes que subían por sus muslos hasta la entrepierna, unas nalgas perfectas adornaban la excepcional figura, el bello del pubis era negro frondoso y rizado, en verdad al verla todo me parecía un sueño, a su lado el perro impaciente comenzó a olfatearla precisamente en la vagina, le acercó el hocico profundamente, con precisión la señora le abrió las piernas el animal continuaba con sus lamidos dirigidos a la vulva de la mujer, quien se acostó sobre la cama improvisada levantando sus piernas hasta lo alto, cerraba los ojos y se frotaba los enormes senos, pellizcando la aureola del pezón, bajó una pierna y con el pié derecho acarició la verga de su amante, la cual erecta empezaba a oscilar de enfrente hacia atrás y de un lado al otro, el animal prosiguió su ritual dirigiéndose a los senos de la señora, los lamía con maestría empezando por el pezón, pasando por el pecho, luego lamía ambos senos con su larga lengua, entonces ella bajó su mano y tomó la verga del perro, pelándosela por completo, así ya pelada se la llevó a la boca y la empezó a mamar con la lengua le recorría desde la punta de la verga hasta llegar a los huevos luego se los apretó con la mano haciendo que el perro soltara un aullido de placer.

La mujer continuaba mamándole con desesperación, de su boca empezaron a salir hilos de semen mezclados con saliva, ella lo abrazaba alrededor del cuello, pero el animal continuaba con su movimiento cogedor, en eso la chica se volteó como una verdadera hembra, apoyó sus brazos y tetas en la paca, arrodillada mostraba sus hermosas nalgas las cuales se anchaban y se veían más grandes y blancas permitiendo ver una ano, chiquito y lleno de pelo, sus piernas largas se antojaban con las medias transparentes, así preparando el terreno el animal se lamió el pene y lamió también el culo de la señora, quien separó con ambas manos las nalgas, elevó la cadera al aire, como implorando al animal la cogiera con toda su energía contenida.
Por mi parte continuaba masturbando mi instrumento, solo en un abrir y cerrar de ojos la pareja del frente se encontraba en plena faena, el joven animal se apoyaba en sus patas traseras, metiendo y sacando la gran verga en la vagina ardiente de la hermosa mujer quien contestaba cada embestida moviéndose cachondamente hacia los lados, frotando los senos en la paja seca, en eso continuaba la faena cogedora cuando la mujer sintió su primer orgasmo arqueándose hacia atrás como queriendo arrancarle la verga con las nalgas, esto produjo un efecto enorme, ya que el can hundió de una golpe la verga a su amante, quien lloró de placer al sentirse enganchada con el nudo de la verga del perro, quien casi inmóvil se dejaba coger, con una gran habilidad la señora giró, quedando frente al perro con las piernas bien abiertas, continuando ella sus multiorgásmicos movimientos, pues se venía con la verga de su atacante atada a su vagina.

Esos fueron los minutos más largos para los tres ya que yo me había venido dos veces consecutivas, la señora me había proporcionado el más grande placer visual que se puedan imaginar, sin desprenderse aún ella lo besaba como nunca, el can sólo permanecía inmóvil como si estuviera en un trance, por espacio de algunos minutos, los movimientos de ella cesaron, la verga empezaba a salir de su lubricada funda, por fin salió, la señora se acuclilló lo cual hizo que todos los fluidos resbalaran por las piernas encima de sus medias llegando al suelo, el can los olfateó se apresuró a lamer con la lengua los jugos calientes que salían de la vagina de la señora, ya más tranquila se puso el vestido nuevamente, el perro la observaba con sus ojos interrogantes, solamente se lamió la verga en señal de despedida, siguiendo fielmente a la señora hasta que salieron de la cabaña,
Esa fue mi primer visita al rancho, ahora espero nuevas invitaciones, para poder proseguir en éstos excitantes relatos.

Por rocio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *