EL ORGASMO MÁS IMPORTANTE DE MI VIDA

¡¡¡ Sabía que
no tenía que ir a esa fiesta…!!!

Algo muy dentro mío me decía que esa fiesta sería para
mí, más que una

alegría, un terrible dolor de cabeza.

Es que nunca me gustaron las reuniones de personas mayores donde una chica

como yo, adolescente de 18 años, no tiene ninguna posibilidad de

entretenerse con chicos de su edad.

Desde la tarde, cuando salí del colegio y vi al estúpido que me
gusta

haciéndose el baboso con la regalada del curso, una sensación
de bronca se

empezó a desatar en mi interior.

Llegue a casa y me colgué un rato de la web para ver si encontraba alguna

amiga para sacarme la mufa. Pero… nada de nada.

Estaba anocheciendo cuando llegó mamá de su consultorio -es médica
clínica-

apurada porque tenía que ducharse y cambiarse para ir a una recepción
a la

que estábamos invitados. Peleamos un rato porque yo no quería
ir, pero la

decisión estaba tomada de acuerdo con papá, y eso en mi casa…
es palabra

de Ley.

Cuando me di una ducha la esponja, suave y acariciante por el jabón…
mi

adorada compañera de miles de orgasmos solitarios… me invitaba

tentadoramente a la lujuria. Era tal mi mufa que ni para eso estaba de

ánimo.

Cuando llegó papá nos encontró peleando nuevamente con
mamá, las dos en ropa

interior en su pieza, porque me quería poner un vestido de ella.

Por mi desarrollo prematuro y la similitud de nuestros cuerpos los vestidos

de mamá me quedan perfectos, a pesar de que ella tiene 38 años.
Mi altura,

1,78, solo sobrepasa en un centímetro la suya, pero en los 94 – 62 –
90

somos un calco exacto.

-. ¡¡¡ Graciela… por favor !!!… siempre el mismo problema
cada vez que

tu hija se quiere poner un vestido tuyo !!!.- intervino papá para detener
la

discusión.- y vos Mariana… no tenés suficiente ropa?… además…
nena…

cuando circules por la casa con esa minúscula ropa interior… trata
de usar

una bata… me explico?.

-. ¡¡¡Ufaaaa… bueno!!!!.- contesté con bronca.- es
que… me obligan a ir

a una reunión de gente mayor… no puedo ir vestida como si fuera a una

fiesta con las chicas… ¿o acaso quieren que vaya en jeans o con una

minifalda de las que me gusta usar?

-. ¡¡¡Noooo…. nena… porfa!!!!… Graciela, tu hija tiene
razón… es la

recepción al nuevo agregado comercial italiano… tiene que ir bien

vestida… vamos déjense de chiquilinadas!!!!.-

-. Esta bien… dale… elegí el que quieras… no los que están
en bolsas

de plástico que están preparados para el congreso médico
al que debo ir

mañana.

Mirando en su perchero vi uno que se que a mamá le da odio verme puesto
(yo

lo puedo usar sin sostén y ella no, jajaja). Es un vestido azul de tela
muy

suave y vaporosa, bastante corto casi minifalda que al frente va tomado del

cuello y casi no tiene espalda. El escote es tan pronunciado que ella casi

no lo usa porque le resulta incomodo el brasier que debe usar, con armadura.

Su color azul profundo queda muy bien con mi largo cabello rubio que llega

hasta media espalda. Además, a mamá le da odio ver lo bien que
me queda…

así que es mi preferido…. jajaja.

Le robe unas sandalias nuevas, altísimas y supereróticas, que
cuando me las

vio puestas puso el grito en el cielo… pero salí corriendo a refugiarme

con papá que estaba en el living, ya cambiado y listo, esperándonos.

-. ¿Que paaaaasa, ahora?… pregunto papá fastidiado al ver que
mami bajaba

hecha una furia por las escaleras.

-. Es que esta mocosa no se da cuenta, Gustavo… después se queja que
los

veteranos la miran con morbo!!!… ¡¡¡ Mira la pinta que tiene
!!!!…

-. Es ropa tuya , mamá…- le dije en tono de broma pero me tuve que

esconder detrás de papá porque… el horno no estaba para bollos…

Llegamos a la fiesta. Como era de esperar… un bodrio total!!!. Como

siempre un grupo de varones que se creen que porque son empresarios exitosos

todas las mujeres se tienen que rendir a sus pies. Las mujeres… bueno en

esta ocasión estaban bastante pasables. Pero me miran con precaución…
son

muy hábiles para detectar cuando sus maridos se ponen loquitos por algo.
Y a

mi me encanta hacerlos poner loquitos!!!

Los varones que ya me conocían se acercaron a saludarme… lo mejorcito
que

había en la reunión era el tano que agasajaban. Un veterano que
desde que

entré no me sacaba los ojos de encima. Al saludarme busco la vuelta para
que

yo me quedara charlando en su grupo. Bajo la mirada atenta de papá y
la

vigilancia policial de mamá me quede, muy cómoda por cierto, en
el grupo del

italiano. Además, el saber el idioma bastante bien hizo que al rato

estuviéramos los dos hablando animadamente y los demás se anotaran
en

conversaciones diferentes.

Mario, era un italiano de Venecia con 43 años -la edad de papá-
que cuando

se dio cuenta que por el idioma podía hablar solo conmigo se lanzó
a una

conquista poco sutil y muy atrevida. Frenó en seco cuando se enteró
de mis

18 años y, sobre todo cuando, con una sonrisa muy suave y tenue le dije
que

era aún virgen como suponía lo sería su hija, aún
en Italia, que tenía solo

un año mas que yo.

De todas maneras Mario no dejo de atenderme como a una reina. Bailamos

bastante pero se me presento un problema. Su mano tibia en mi espalda

desnuda y el roce constante de la suave tela del vestido puso mis pezones en

un estado tal que se notaba a simple vista como sobresalían de la línea
de

caída del vestido. Cuando mi acompañante comenzó a dar
señales de locura y

no sacaba los ojos de mis pechos, pedí disculpas y fui hasta el toilette
a

tratar de solucionar el problema.

De paso por una mesa vacía alcance a manotear un cigarrillo y un encendedor

abandonados… moría de ganas de fumar. La cercanía de mis padres
era

mortal para esos tramites.

Pase por el toilette y después me metí en una de las habitaciones
de la

planta alta en busca de un trozo de cinta adhesiva que me permitiera cubrir

mis pezones para poder volver al salón principal. En eso andaba cuando
sentí

voces que se acercaban por el pasillo. En una actitud impensada -por haber

estado fumando, supongo- me escondí dentro del placart de la habitación.

Entraron a la habitación, sumamente excitadas y risueñas, la dueña
de casa

-una escritora cincuentona muy bien conservada- y una amiga, mas joven, que

creo es la mujer del gerente de embarques de la empresa de exportaciones de

papá.

-. ¡¡¡Por Dios… !!! No se que hacer con ese tipo, Marta…
ese hijo de

puta esta que es un sueño esta noche… no me saca los ojos de encima…
y

cada vez que me mira… me mojo como una colegiala… mira como estoy…-

decía excitadísima la mas joven levantándose el vestido
largo de tela hindú

y mostrando su tanga húmeda.

-. Es que no es para menos, Vivi… no por nada se dice que es un cogedor

espectacular… me decía Margarita que su esposo le contó que
en la empresa

están todas las secretarias relocas por él… Vivi… estas hecha
un

fuego…- le dijo mirando el sexo de su amiga y pasando suavemente la mano

por sobre la tanga que mostraba.

Vivi se acercó a Marta y mirándola lujuriosamente a los ojos tomó
con sus

dos manos su brazo forzando la mano a frotar con mas fuerza su sexo. Sus

respiraciones comenzaron a agitarse y un desenfrenado beso las unió mientras

sus manos intentaban desesperadamente quitarse la ropa mutuamente.

Dentro del placart mi corazón latía a mil por hora. Pero no latía
de

miedo… un cosquilleo incontenible invadía mi sexo y tuve que llevar
mis

manos para calmarlo. Fue peor.

Las dos, después de echar llave a la puerta y desnudarse se habían
tirado en

la cama y se estaban comiendo mutuamente sus sexos con desesperación.
La

primera en llegar al orgasmo fue Vivi . Sus quejidos y sonidos guturales me

empujaron a acabarme dentro del placart. Después Marta tomó del
cajón de la

mesita de luz un vibrador y compartiéndolo con Vivi llegó a su
orgasmo sin

problemas.

Mientras se vestían y acomodaban un poco su presentación seguían
con la

charla interrumpida por la sesión de sexo reciente.

-. Vamos… apuremos… que quiero verlo un poco mas antes que se vaya…

¡¡¡ Dios mío… que daría por tenerlo entre
mis piernas…!!! – decía Vivi

mientras arreglaba su pelo.

-. Ya lo tendrás… solo es cuestión de esperar… ya te dije
que es un tipo

que no ataca… se deja… solo hay que saber cazarlo… pero cuando lo

agarras y se motiva… no te olvidas nunca mas en tu puta vida de que te

cogió ese macho. Mira sino su mujer… ¿vistes alguna vez una
tipa con

semejante cara de mujer re bien cogida?.- decía Marta mientras encaraba
la

puerta.

-. No… tenés razón… las chicas dicen que Graciela esta así
porque

Gustavo no le saca la pija de adentro en ningún momento.

Las dos salieron y yo quedé petrificada dentro del placart. ¡¡¡
Estaban

hablando de mi papaaaaaaaa !!!!!

Quede como atontada. Por los efectos del orgasmo que me habían provocado

estas dos calentonas. Por la calentura que aún me quedaba encima, pero
mas

que nada porque JAMAS me hubiera imaginado a mi papá como semejante objeto

de deseo femenino.

Salí del lugar de mi escondite y trate de recomponerme un poco frente
al

espejo. Mi pelo muy largo es fácil de acomodar pero mis tetas ya tenían
una

prominencia y dureza tal que me di por vencida y baje dispuesta a hacer

frente a las miradas costara lo que costara.

Al rato de estar abajo me fui tranquilizando. Bailaba suelto para que no se

notaran tanto mis pezones. Pero eso me frotaba más aun. Un desastre,
bah!!!.

Desde donde estaba bailando comencé a mirar un poco mas en detalle, y
de

incógnito, a mi querido papi. Efectivamente, siguiendo la dirección
de sus

miradas -miradas que nunca le había visto antes- me di cuenta que había
tres

minas en el lugar que estaban entregadas con él. Tan entregadas que parecía

que si les hacían una seña se empezarían a poner en bolas
allí delante de

todos.

Lo que mas me llamó la atención es que una de las tres eran Violeta,
la

esposa de Gerardo. Este era el matrimonio amigo mas íntimo que tienen
mis

padres. Salen siempre juntos, vacacionamos juntos, Gerardo y papá hacen

tenis juntos, Violeta y mamá van juntas al gimnasio… me tenían
confundida

las miradas que descubrí. Sobre todo habiendo descubierto recién
que mi

padre era, casi, un sátiro sexual.

Las reiteradas copas de champagne que me traían todos los que querían
bailar

conmigo… la calentura de mis tetas al rojo vivo y mi orgasmo reciente, me

sacaron del estado de razonamiento lógico, que ya no volví a recuperar
en el

resto de la noche.

Entre nebulosas recuerdo que papá me rescató de la pista de baile
porque ya

nos íbamos. Sentada en el asiento trasero de nuestra camioneta sentí
que

papá y mamá se ponían de acuerdo, ventanilla por medio,
con otro auto para

tomar una copa en casa para despedir a mamá que viajaba al congreso.
Luego

entré en una nube hermosa hasta llegar a casa.

Tratando de parecer lo mas controlada posible saludé a papá y
mamá, que

aguardaban en la puerta el ingreso de la pareja amiga, y subí las escaleras

directo a mi habitación donde caí en la cama como muerta.

Sentía, como entre sueños, las conversaciones en la sala de abajo.
La música

no muy fuerte y algunas risas. Como estaba aún vestida me levante de
la cama

para sacarme el vestido. Mi tanga estaba hecha sopa. Al sacármela, levante

la vista, al verme en el espejo totalmente desnuda y con esas altísimas

sandalias súper eróticas… en la nube alcohólica que me
dominaba se me

ocurrió pensar como reaccionaria mi papá si me viera así…
y me asuste…

mucho… porque el pensar en mi papi mirándome… me dio una cosquilla

intensísima por todo el cuerpo.

Me asomé a la puerta de mi dormitorio y vi que abajo estaban mis padres
con

Violeta y Gerardo. Estaban muy divertidos tomando champagne. Destapaban la

segunda botella.

-. Cinco días en Brasil… que culo tenés, Graciela… ¿Cómo
hago yo para

conseguir un congreso que me saque de encima a este pesado (miraba a su

marido) durante cinco días?… jajaja… además… Gustavo.. ¿te
cree que te

vas a portar bien?… jajaja…- decía Violeta arrastrando un poco las

palabras por el efecto del alcohol. Se notaba que era la más ebria de
los

cuatro.

-. Por supuesto que me voy a portar muy bien… como que me pienso ir muy

bien provista para no tentarme.- decía mamá mirando provocativamente
a papá.

Todos reían. Me pareció ver que la mano de mamá estaba
sobre la entrepierna

de papá. Me sacudió entera el ver que, efectivamente, le estaba
sobando el

miembro, por sobre el pantalón, en presencia de sus amigos.

Mi madre se acercó melosamente a la boca de mi padre. Desde arriba veía

nítidamente como pasaba su lengua por los labios de papá mientras
había

metido la mano dentro de su pantalón. Me agitaba ver el movimiento de
esa

mano debajo de la tela. Cuando salió enarbolando la verga dura de mi
padre.

No pude contenerme y metí las manos en mi sexo.

Violeta había imitado a mamá pero directamente se metió
el sexo de Gerardo

en la boca por lo que, entusiasmada como estaba con lo que hacia mamá,
no lo

pude ver bien.

De un tirón mamá puso de pie a papá y le sacó la
camisa y los pantalones

poniéndolo desnudo en un santiamén. Violeta, de rodillas en la
alfombra,

entre las piernas de su esposo, chupaba con tal alevosía que el ruido
de la

succión se sentía desde arriba.

El temblor de mi cuerpo y mis piernas me hacía difícil mantenerme
parada,

desnuda como estaba me senté en la alfombra del pasillo para ver mejor
lo

que ocurría en la sala de abajo.

Nunca había visto totalmente desnudo a papá. Verlo de costado
y de arriba,

cuando mamá lo volvió a sentar en el sillón grande, con
su verga parada

esperando entrar en combate… me mató. Recorrían mi cuerpo extrañas

sensaciones… de excitación… de angustia… de deseo… de ternura…

Mamá sacó su vestido y casi arrancó su soutien y su tanga…
con las medias

y el portaligas aún puestas se sentó en el regazo de papá
tomándose del

respaldar del sillón y por detrás de su nuca para atraerlo a sus
labios.

Intuía como papá estaba acomodando su verga debajo de mamá
y mis dedos

frotaban mi clítoris con desesperación. Mamá comenzó
a quejarse y a

jadear…

-. Ahhhhhhhh… maldito… que despacio que me… penetras… maaaaasss…

no me… retacees… aaaahhh… siiiiiii… dejame… aguantar… no…

no… no me hagas… acabar… enseguida… aaaahhhhh… tomaaaaa….

sentís?…. tomaaaa… toda mi mascada… tomaaa….

Mamá acababa sobre la verga de mi padre y a mí el orgasmo simultáneo
me

mojaba los dedos que tenía en los labios de mi sexo. Mi vagina parecía
una

hoguera.

Violeta se incorporó y sacándose el vestido procedió a
desnudar totalmente a

Gerardo. ¡¡¡ Mi Dios!!!! que pedazo de verga tenía
ese hombre!!!!

Mientras Violeta, en cuatro patas sobre la alfombra metió su boca entre
las

nalgas de mi madre, que seguía moviéndose lánguidamente
sobre mi padre,

Gerardo tomo su verga con una mano y de un solo envión la metió,
por detrás,

en la vagina de su mujer.

El ruido del sexo múltiple que se estaba desarrollando abajo me hizo
entrar

en un delirio que no lograba controlar. Me dolía el clítoris del
maltrato

que le estaban propinando mis dedos.

Violeta se incorporó, se corrió detrás de Gerardo y empujando
a su marido

hacia adelante guió sus manos para que tomaran las tetas mamá
desde atrás.

-. Vamos… mi amor… asegúrate que a Graciela no le queden ganas de

portarse mal en Brasil… yo ya lubriqué el camino y el mensajero…

siiii… asii… ves.. – ordenaba Violeta a su marido mientras separaba las

nalgas de mamá para facilitar la doble penetración.

Mamá, que estaba enlazada en un beso salvaje con papá se desprendió
de su

boca y estirando su cuello hacia adelante expulso con fuerza un quejido

fuerte y profundo, casi como un eructo. Comenzó a jadear y su voz se
puso

ronca y cavernosa.

-. Despacio Gerardo… des… despacio… es… despacio… mmmmm…

jueputaaaaassss… como… me …están.. haciendo… gozar… que.. no…

puedo… es.. que… me… hacen… mear… por Diossss

Gerardo y papá serruchaban con una suavidad y sincronización que,
a pesar de

que estaba ciega de lujuria por un orgasmo que no terminaba nunca, me di

cuenta que no era la primera vez que agarraban a mamá entre los dos.

Mamá tuvo dos orgasmos mas y termino pidiendo tregua. Cuando Gerardo

desenvaino su terrible tranca del culo de mamá ella se tiro de lado en
la

parte del sillón que quedaba vacía. Violeta se acercó a
mi padre y metiendo

su legua supongo que hasta la garganta se sentó en su verga con violencia…

Gerardo volvió a su posición y la ensartó por el culo de
un solo envión. Los

gritos de placer de Violeta me demostraron porque miraba a papá de forma
en

que lo hacía en la fiesta.

Aturdida por mi deteriorado estado después de los múltiples orgasmos
y con

los gritos de Violeta, Gerardo y papá enfrascados en un orgasmo salvaje
me

tire en la cama y quede profundamente dormida.

Cuando desperté, a la mañana siguiente, mi cuerpo y mi cabeza
eran despojos

de lo que alguna vez fue una jovencita deportista y gimnasta de primera

línea. No me acordaba ni que día era.

Escuche los preparativos de mamá y recordé su viaje a Brasil.
El nerviosismo

de los movimientos en la pieza de al lado me indicaban que hoy era sábado,

el día de la partida. Desde dentro de las sabanas sentía un fuerte
olor que

invadía mi nariz. Mis dedos estaban impregnados en el mismo olor.

Indudablemente era olor a sexo.

Lentamente me dirigí al baño y metí mi entumecido cuerpo
debajo de la lluvia

tibia. Mi sexo, al pasar mis manos con jabón, se sentía muy irritado.

Mamá vino hasta el baño a buscar su cepillo de dientes.

-. Buen día, Mariana. Estaba por ir a llamarte. Estoy casi a punto de
salir.

Estoy esperando que pase tu padre a buscarme para llevarme al aeropuerto. Te

encargo hija que te hagas cargo de todo lo que atañe a la casa. El lunes,

cuando venga Dora le decís que se ocupe de la ropa y la limpieza. Papá
dice

que se hará cargo del tema comida. Supongo que será todo de la
roticería de

la esquina, jajaja. Pero… confío en vos nena. La casa esta a tu cargo.
Sos

ahora la ama de casa.

-. Bueno, mamá. Puedo acompañarlos a llevarte al aeropuerto?.
Solo dos

minutos. Me seco y me pongo algo así nomas. Puedo?

-. Si, pero no te demores. Sabes que a tu padre no le gusta esperar.

Sali del baño y como una saeta me puse una solera muy amplia y una chinelas

de playa… alise mi pelo con el cepillo, mis lentes para sol y listo.

Cuando bajaba las escaleras, papá tocaba bocina para que mamá
saliera con su

equipaje. La ayude con los dos bolsos mientras ella llevaba la valija y sus

bolso de mano. Por una semana mamá tendría vacaciones.

Papá se extrañó al verme. Es que los sábados, cuando
el viernes a la noche

salgo con mis amigas, duermo hasta pasado el mediodía. Las once de la
mañana

es madrugada para mi, jajajaja.

En el aeropuerto, después de esperar a que el vuelo de mamá partiera,

volvimos a la camioneta para regresar. Papá pregunto que comeríamos,
eran

casi las dos de la tarde. Terminamos comiendo en un restaurante muy lindo

cerca del aeropuerto.

Era muy notorio que varias mesas ocupadas por varones me miraban con

insistencia. Se lo comente a papá risueñamente.

-. Son unos babosos.- me contesto algo ofuscado.

-. ¿O será que piensan… mira la joven que se atracó el
veterano?.- le

pregunte pícaramente con una sonrisa.

-. Puede ser… – me dijo sonriente.- trata de decir fuerte PAPA así
se les

van las ideas truculentas de la cabeza, jajajaja

En ese momento se acercó el mozo consultando que plato íbamos
a encargar.

Con una sonrisa entre burlona y cómplice le dije mirándolo a los
ojos.

-. Para mi carne de pollo grillada y… vos, Gustavo?… pedí algo

afrodisíaco para vos… jijijiji

Los ojos del mozo y la mirada sorprendida de mi papá hacían juego.
En broma,

desde ese momento, comencé a llamarlo por su nombre de pila. Es mas…
me

sentía eufórica… me erotizaba llamarlo por su nombre.

Lo acompañe al club donde jugó sus reglamentarios dos partidos
de tenis con

Gerardo y sus amigos. Después compartí con ellos la abundante
cerveza conque

siempre calman su sed después de esos eventos.

La cerveza se me subió un poco a la cabeza. Además, sentirme rodeada
de

varones apuestos, maduros y mimosos para conmigo… mientras el viento de la

tarde pasaba por debajo de la amplia solera refrescando mis dolidos labios

vaginales desnudos… me resultaba hermosamente placentero. En realidad me

sentía un poco desprotegida y vulnerable sin ropa interior… pero el
aplomo

y la seguridad que me transmitía mi papá… mejor dicho, Gustavo…
me hacia

sentir segura y… hasta excitada.

Mientras Gustavo charlaba con sus amigos… (antes en la camioneta y durante

el almuerzo, también) lo miraba con detenimiento y comenzaba a descubrir

ciertas actitudes, gestos y costumbres de mi padre que antes jamás había

notado. Algunas me resultaban de una carga erótica tal que entendía
lo que

había escuchado desde el placart de la habitación de Marta la
noche

anterior.

Era un machazo en todo el sentido de la palabra. Recio, duro y varonil pero

tierno y dulce como un caramelo cuando se dirigía a las mujeres… desde
la

camarera del club hasta la cajera del peaje de la autopista.

Además, cuando de vez en cuando me miraba dulcemente, mi mente saltaba
como

un rayo al sillón de la sala y mis ojos se iban a sus manos. Soñando

despierta las veía acomodando su corta pero muy gruesa verga entre mis

piernas. Imaginarme en el lugar de mamá me producía un hormigueo

insoportable en mis entrañas que apenas lograba disimular.

Cuando volvíamos a casa una tormenta muy fuerte se desató sobre
la ciudad de

Buenos Aires. Llegamos y pedimos a la roticería la comida para cenar.

Cenamos a la luz de las velas porque por la tormenta se corto la luz.

-. Papá… el día que decida tener sexo con un chico por primera
vez… a

quien me conviene consultar… a mamá? o a vos?.- le pregunte de sopetón

sorprendiéndolo al punto tal que se quedó petrificado con el bocado
a medio

masticar.

-. Pero… por.. por.. porque se te ocurre semejante pregunta?.- estaba

boquiabierto… realmente sorprendido.

-. Es que mamá y vos son muy cariñosos, mimosos y tiernos conmigo.
Pero hay

momentos en que uno necesita consultar algunas cosas… como entre amigos,

digamos… pienso que el consejo de mamá sería mas técnico…
desde su

condición de médica, digo… en cambio vos… me aconsejarías
desde tu

experiencia… desde tus kilómetros recorridos, digamos… sino… para
que

tiene una un padre tan deseado y codiciado por las mujeres… que

joder!!!!… jajaja.

-. Mariana !!! de donde sacastes vos semejante cosa?!!!!.- me preguntó

poniéndose colorado como un tomate.

-. Gustavo… ahora es en serio… siempre tuve la sensación de que mamá
es

mas autoritaria conmigo… te diría que en algunas cosas… hasta compite

conmigo. En cambio a vos… te veo… te siento… siempre te sentí…
mucho

mas compinche conmigo… o no?.

-. Mariana.. yo soy tu padre… nunca voy a ser tu cómplice…

-. Na, na, na, na… no me cambies el sentido de las cosas. Yo ya soy una

mujer. No tendré experiencia… pero en cualquier momento voy a empezar!!!,

jijijiji… y sabrás, porque soy tu hija y me conoces, que soy virgen
aún

pero no porque ustedes me controlan… sino porque soy lo suficientemente

madura para saber lo que me conviene…

-. Si, por supuesto Mariana… esto lo hemos hablado muchas veces con tu

madre… muchas veces preocupados por tu prematuro desarrollo físico…

-. ¡¡¡ Mira si supieran el terrible volcán que llevo
adentro!!!!… no

dormirían, jajajajaja… bueno… lo importante es que cuento con los

dos… cada uno en su rol… jajajaja.

No quedó muy conforme con la charla… en la semipenumbra que dejaban
las

velas yo lo miraba con dulzura. Me pareció que se sentía algo
incomodo.

Me levante y parándome a su lado abrace su cabeza apretándolo
contra mi

pecho. Con mucha delicadeza, al levantar él la cara hacia la mía
le di un

beso muy húmedo, casi con la lengua, en la punta de su nariz. Me sonrió
y

paso su brazo por detrás mío para devolverme el abrazo. Al estar
parada a su

lado, e inclinada hacia él, su brazo pasó directamente por debajo
de mi

corta solera y abrazo mis piernas desnudas. Inocentemente levanto su mano

para darme una nalgada y lo hizo sobre mi cola desnuda.

-. Nenaaaaa… con tu madre usan cada vez más diminuta la ropa interior…

parece que estuvieran desnudas!!!!

-. No papi… yo… ahora… estoy desnuda…

-. ¿Queeeee?!!!

Poniendo cara de nena que ha sido pescada en una travesura… enderece mi

cuerpo y levante lentamente la falda delantera de mi solera… así, quedaron

al descubierto los cuidados labios de mi sexo que, por el estado de

excitación que sentía en ese momento y por la cercanía
con su cara estoy

segura que los vio totalmente mojados y sintió el olor a hembra en celo
que

desprendían.

Sin mediar palabra volví a besarlo voluptuosa y dulcemente en la comisura
de

sus labios y deseándole buenas noches tome una vela y me fui a mi

habitación.

Mi habitación era permanentemente alumbrada por los relámpagos
de una

fuertísima tormenta eléctrica que se desataba afuera. No me podía
dormir del

estado de excitación que tenía encima. Estaba totalmente loca…
de

pasión… de lujuria… de desenfreno…

Como a la hora de estar en la más absoluta oscuridad cayó muy
cerca de casa

un rayo que sacudió toda la casa con terrible estruendo.

Como muchas veces he hecho, desde que era muy chiquita, rápidamente fui
a

calmar mi miedo a la cama de mis padres. Esta vez había tres cosas que
no

eran habituales. Primero… mamá no estaba en la cama. Segundo…yo,
debajo

del corto camisolín, estaba totalmente desnuda. Tercero… me sentía

terriblemente caliente.

-. Papi… haceme lugar… que tengo mucho miedo…- le dije en la mas

absoluta oscuridad mientras levantaba la ropa de cama y me metía por
su lado

obligándolo a correrse hacia el medio de la cama matrimonial.

-. Bueno Mariana… pero solo un ratito y volvés a tu cama, estamos?.-

Pase mi mano sobre su pecho desnudo y apoye mi cabeza en su hombro. El olor

de su cuerpo… sus vibraciones… el vello de su pecho que acariciaba mi

brazo… me hizo entrar en un paraíso nunca soñado.

Instantes después otro rayo sacudió la noche con estrépito.
El sacudón que

pegué junto a papá hizo que él, girando un poco su cuerpo
hasta ponerlo de

costado frente a mí, tomara con su mano mi cabeza y me besara dulcemente
en

la frente.

-. No tengas miedo, nena… papá esta acá… trata de dormir…
– me decía

en el oído mientras su mano pasaba reiterada y suavemente por mi cabeza

hasta casi la nuca.

Invadida por escalofríos y ráfagas de fuego interno me acurruque
en su pecho

y abrazándolo pegue aún mas mi cuerpo al suyo.

Un rayo mas fuerte que el anterior me permitió abrazar con mas fuerza
su

cuerpo semidesnudo. Mi corazón latía con una fuerza inusitada…
parecía que

se saldría por mi boca.

Mi liviana ropa de dormir se había subido por sobre mi cintura hasta

amontonarse debajo de mis tetas. El pantalón corto de su pijama, única

prenda que cubría su desnudez, era la única barrera que quedaba
entre mi

sexo, palpitante y encendido, y el suyo aún en calma.

Estaba tan pegada a él que sentía, apoyado en mi pelvis, un bulto
sin

ninguna rigidez pero de un tamaño considerable.

Su brazo derecho, al ponerse de costado para acariciarme la cabeza con el

izquierdo, había quedado junto con mi brazo izquierdo apretado entre
los

dos cuerpos y la cama. Lentamente tome su mano con la mía y nuestros
dedos

se entrelazaron. Casi instintivamente acerque esa unión a mi sexo. Los

labios de mi vulva sintieron el contacto con el dorso de su mano.

Al sentir la humedad de mis labios vaginales Gustavo hizo un intento de

sacar la mano. Con fuerza apreté los dedos para evitarlo y acerque aún
mas

mi sexo para que el contacto fuera fuerte y pleno.

-. Mariana… es conveniente que te mudes a tu…- comenzó a decir papá.
Se

interrumpió de inmediato para evitar un problema mayor.

Cuando empezó a hablar, en la total oscuridad de la tormentosa noche,
puse

mis labios a escasos milímetros de su boca. Mi ya agitada respiración,

producto de la excitación que me transmitía el frotar con desesperación
el

dorso de su mano por mi clítoris, le dio la clara señal de que
si seguía

hablando… yo lo besaría en la boca sin remedio.

Cerró, como sellándolos, sus labios e intentó darse vuelta
para darme la

espalda. En una rápida y esforzada maniobra lo obligue a volver lo poco
que

había logrado y levantando mi pierna derecha la pase por sobre su cintura

para evitar que volviera a intentarlo. Era una lucha sorda… en silencio

absoluto, solo quebrado por mis jadeos ya no contenidos y por los truenos de

la tormenta que arreciaba afuera.

Al tener la pierna levantada mi sexo se abrió y el dorso de su mano ahora

tenía un contacto directo y pleno con mi vulva. Mi clítoris desencadenó
un

orgasmo que, por primera vez en mi vida en contacto de piel con un hombre,

me sacudía en espasmos que me hacían sentir que estaba tocando
el cielo con

las manos.

Gustavo aprovechó para, refunfuñando un reto contenido, abandonar
la

posición y detener lo que estaba ocurriendo. Haciendo uso de mis habilidades

gimnásticas cuando intento darse vuelta lo acompañe enganchada
con mi pierna

y mi brazo y evite que terminara de darse vuelta. Quedo acostado de espaldas

con mi cuerpo montado sobre el suyo. Al pegar mi sexo a su cuerpo sentí
que

él ya no era el mismo de un rato antes. Plegado contra su pelvis, y apretado

con mi sexo, una dureza me hacía enloquecer de lujuria.

En la oscuridad, él trató de tomar con sus dos manos mi torso
para sacarme

de encima suyo. Sus manos fueron a parar, por debajo del camisolín,

directamente a mis tetas. En ese momento volvió la luz y el velador,
que

había quedado prendido, iluminó la escena produciendo una especie
de cámara

detenida, por la sorpresa.

La escena era sumamente erotizante y de un morbo que me volvió loca.
Gustavo

como encandilado con los ojos bien abiertos miraba con desorientación
mi

cara y mi cuerpo. Mi largo cabello rubio, enmarañado y salvaje, caía
sobre

su cara. Mis ojos, húmedos de lujuria y desesperación, miraban
su boca como

el fruto prohibido que estaba a punto de comer. Mi pelvis, con vida propia y

descontrolada, frotaba por sobre la empapada tela de su pijamas, esa estaca

corta y gruesísima que me llevaba aceleradamente a un nuevo orgasmo.
Sus

manos en mis pechos, que en un primer momento empujaban hacia arriba para

sacarme, ahora habían quedado quietas y mis pezones, duros y

supersensibilizados, comenzaron a sentir una sutil y leve caricia que iba en

aumento.

La mirada extraviada de Gustavo y su cabeza haciendo el movimiento de la

negación no eran suficientes para detener en huracán de sexo que
se acaba de

desatar.

-. No lo hagas mas difícil, Gustavo… te necesito… sos la persona
que mas

quiero y en quien mas confío… no me falles… yo no te voy a fallar.

-. Pero… Mariana… es que …- no lo deje terminar. Mi lengua se

introdujo en su boca como una bala. Intento rechazarme pero mis manos

tomaron su cara y la presión de mi sexo sobre el suyo aumentó…
finalmente

sentí su lengua penetrar en mi boca y el sabor de su boca condimentar
el

tremendo orgasmo que estaba volcando desde dentro de mi volcánico cuerpo.

Cuando me pude recomponer de semejante temblor descontrolado sentí que

Gustavo ya no oponía resistencia a mi posición sobre él.
Levante mi cuerpo y

me senté sobre su pelvis… la sensación de sentir su sexo durísimo
contra

el mío aún hoy es indescriptible. Mirándolo con morbo y
lujuria saque por

sobre mi cabeza el camisolín que me molestaba. Me erotizó aún
mas el ver con

la avidez que miraba mis soberbias tetas que se bamboleaban por el vaivén
de

mis caderas que yo no lograba controlar. Tome una de mis tetas con mi mano y

agachándome se la ofrecí a escasos milímetros de su boca.
Miraba mi erecto

pezón y su inflamada aureola como un bebé hambriento. Comencé
a rozar sus

labios con mi afiebrado pezón y sus manos en mi espalda lo ayudaron a

meterse de golpe todo lo que entraba de mi teta en su boca.

Chupaba alternadamente mis pezones con un ansia y maestría que logró
que el

fuego que consumía mis entrañas entre mis piernas se trasladara
como un

reguero de pólvora a mi pecho. Dos golpes instintivos de su cintura

presionaron aún mas mi clítoris y escuchando mis propios gritos
y jadeos

acabe nuevamente en un orgasmo que ya no sabía de donde salía.

Mis movimientos de coito sobre su verga ya totalmente parada habían corrido

hacia abajo el elástico del pantalón de su pijama. Ahora los labios
de mi

vulva estaban frotando directamente sobre su verga desnuda… mis

reiterados orgasmos habían transformado toda esa zona en un mar de flujo
en

el que resbalaban hasta mis piernas por sobre los laterales de su cadera.

Tomando con mis manos su cabeza la saque de entre mis tetas y mirándolo
a la

cara, loca de deseos y de pasión, le dije:

-. Quiero ser tuya… quiero sentirme tuya… penetrame por favor, papito

querido.

Gustavo enderezó su cuerpo sentándose en la cama. Yo quedé
sentada sobre sus

pantorrillas con las piernas muy abiertas y flexionadas a ambos lados de su

cuerpo. El miró hacia abajo y yo seguí la dirección de
su mirada. Abajo,

entre nuestros cuerpos, nuestros sexos habían quedado enfrentados. Los

labios de mi vulva, brillantes y empapados, estaban asombrosamente abiertos

por la posición de mis piernas; entre ellos asomaba mi clítoris
duro y

enrojecido.

A escasos milímetros el miembro duro y palpitante de mi papito. No eran
mas

de 16 o 17 centímetros de largo pero en la punta florecían en
un tremendo

sombrero color morado, de piel muy suave, que engrosaban notoriamente los

seis centímetros de diámetro de todo su trayecto. Empapado en
mis flujos y

surcado por venas que se marcaban claramente en su superficie… se veía

imponente.

Un cosquilleo en mi vagina me indujo a tomarme con una mano de la nuca de

papá. Con la otra mano tomé ese tronco y comencé a frotarlo
entre los

labios de mi vulva. La posición de la luz del velador daba de lleno en
esa

zona. Ver los labios de mi vulva separase para dar paso entre ellos a

semejante pedazo me producía un morbo terrible. Cuando el recorrido llegaba

arriba el glande apretaba mi clítoris para después, al bajar,
meterlo hacia

adentro. Al seguir su camino hacia abajo lo soltaba, y este volvía a
su

rígida posición original. Ver esto como si fuera en cámara
lenta y sentir en

mi cuerpo las corrientes eléctricas que desataba, me iban empujando al

momento decisivo.

Casi juntos levantamos la vista y nos miramos a los ojos. Me imagino que la

forma en como nos miramos hubiera alcanzado para, esperando unos minutos,

llegar a otro orgasmo.

Dejé la cabeza de su verga calzada entre los labios de mi vulva. Me tomé
de

su nuca entrelazando por detrás los dedos de mis manos. Miraba con lujuria

incontenible a mi papá cuando sentí que, lentamente, sus manos,
húmedas y

temblorosas, comenzaban a tomarme de mis nalgas.

Una suave presión sobre mi cola me hizo comenzar a resbalar sobre sus

empapadas pantorrillas. Sentí en mi sexo el estiramiento paulatino de
los

labios vaginales. Un orgasmo muy extraño… como sintiendo ganas de

orinar… me hacia vibrar la vagina.

Miramos nuevamente hacia abajo. Los labios se habían abierto hasta el
máximo

pero la parte mas ancha del glande no lograba entrar.

Papá, con sus manos en mi cola, imprimía una presión constante
a pesar de

que la penetración se había detenido. Aflojó levemente
la presión y por

entre la tersa piel de su glande y mis labios vaginales salió una bocanada

de flujos del rarísimo orgasmo que sentía en mi vagina. Al volver
con la

presión la cabezota resbaló lentamente hasta perderse dentro de
mi vulva.

-. Ay… mi vida… que sensación… mas hermosa… es sentir… que
entras

Miraba con morbo y deseos todo lo que describo y, a su vez, sentía como

resbalaba dentro mío esa cosa que parecía que estaba partiendo
en dos mi

conchita.

-. Ahhhhhh…. que hermoso es tenerte dentro míooooooo… no.. no..no
la

saques… porqueeee?… ayyy si de nuevoooo… me enloquecesssss….

cuando… la haces… salir y entrar… no… no la saques… no me hagas

desear asiiii… siiii…. de nuevo… ahora entra mas fácil… como
me

gustaaaa… papi… quiero que… me hagas mujer… no sigas… sacando la

cabeza y metiendolaaaaaa…. por favorrrrrr

Gustavo se manejaba con una calma total. Había tomado como un jueguito

entrar su glande y sacarla… cada vez que entraba sentía deseos de seguir

hasta arrasar con todo al paso de semejante tronco… cada vez que salía
mis

flujos lubricaban todo de nuevo para el siguiente deslizamiento.

De pronto, su boca retomó de nuevo el juego erótico con mis durísimos
y

sensibilizados pezones. Mi estado de excitación llegó a su clímax.
¡¡¡No

soportaba mas…!!!!

Sentía que la cabeza del falo de papá estaba empujando el himen
con mucho

cuidado… ¡¡¡ ya era el momento!!!.

Levantó la vista y me di cuenta que con la mirada me estaba preguntando
si

estaba lista.

-. Siiiiiii…. por favor… que no aguanto masssss… dame toda tu pija,

papito … haceme mujer…

Mis jadeos ya no tenían control… no podía moverme por mis propios
medios

porque estaba calzada en esta tranca que se preparaba para perforarme y mis

piernas carecían de fuerza… ¡¡¡estaba entregada !!!.

Gustavo tomó delicadamente con ambas manos mi cola. Levantándola
levemente

la comenzó a correr hacia arriba y adelante… la presión del
trépano en mis

entrañas se hizo insostenible… Entonces, muy lentamente, dejó
caer su

cuerpo hacia atrás dejándome ensartada y derecha sobre su tremenda
verga.

Sentí un agudo dolor en mis entrañas… mientras mil fogonazos
de flash

inundaban mi mente… mi vagina resbaló hacia abajo tragándose
por completo

el barreno hasta su base.

No se si fueron unos segundos o minutos u horas… cuando reaccioné estaba

sentada sobre la pelvis de mi papá, tenía su verga palpitante
metida hasta

sus huevos -que acariciaban delicadamente mi cola- y sus manos amasaban mis

tetas apretando delicadamente mis pezones.

El estar absolutamente quietos no me producía dolor alguno. Sí
sentía un

terrible ardor dentro de mi vagina. Mire hacia abajo y entre los

ensortijados pelos de ambos que se mezclaban húmedos y pegajosos, algo
de

sangre mezclada con mis flujos era el mudo testigo de la sublime inmolación

de mi himen.

Sentía unos deseos irrefrenables de moverme. Pasado el fuerte dolor inicial,

y a pesar del ardor, comencé a sentir lo que tantas veces había
soñado

despierta en mis masturbaciones… ¡¡¡ tenia una verga dentro
de mi

vagina!!!… y… tenía la mas importante y sublime de todas.

Baje mi cuerpo hasta apoyarlo en el pecho de papá. Lo hice lentamente
y

mirándolo fijamente a los ojos… cuando mi boca llego a su boca nos

fundimos en un beso salvaje… que me abrió las puertas al paraíso…

Mientras me besaba con desesperación papá me tomó de la
cola y comenzó a

hacerme resbalar, en la mezcla de flujos y transpiración que empapaban

nuestro cuerpos, su sexo entraba y salía de mi cueva frotando intensamente

las paredes de mi vagina. Mi clítoris se frotaba con fuerza en la pelvis

enmarañada de papá.

Pasé los brazos, a ambos lados de su cabeza, por debajo de la almohada,
y

tomándome del respaldar de la cama comencé a imprimir violencia
a esa cogida

que me estaba llevando, irremediablemente al clímax total.

Perdí totalmente el control y la noción de todo. Chillaba, pataleaba…
me

retorcía sobre el cuerpo agitado y convulsivo de mi padre… mordía
sus

hombros, su cuello, sus brazos… me enderezaba hasta la vertical para

sentir su verga tocando el fondo de mi vagina… tomaba sus manos y las

frotaba en los flujos que cubrían nuestros cuerpos para después
frotarlas

por mi tetas…

De pronto sentí que no iba a poder aguantar mucho mas sin que se me

desprendiera este orgasmo gigante que estaba gestando. Me puse en cuclillas

sobre la verga de mi papito y flexionando las piernas comencé a recorrer

todo el largo con mi afiebrada vagina.

-. Papi… no voy… a poder… aguantar… quiero… que… me des…

-. No podemos… tesoro… es peligroso

-. Noooooo…. hace solo dos días… podes… quiero… la quiero…

todita… por favor… la quierooo… no hay…. riesgo… lo se… es

que… me estoy… no aguantoooo….

Gustavo me tomó de la cola con sus manos empapadas en flujos. De pronto

sentí que un dedo suyo entraba en mi cola. ¡¡¡Fue el
detonador del

volcán!!!!

Me acurruque hacia adelante en su pecho y moviendo mis caderas en todos los

sentidos posibles hacía que el barreno me terminara de desfondar para
que el

sublime orgasmo que estaba sintiendo, no tuviera fin.

El dedo de papá presionó con mas fuerza y una sensación
extraña dentro de mi

vagina me dio la pauta de que me estaba volcando a chorros su semen dentro

mío.

Prendida como una sanguijuela… chupando su boca con desesperación…

sintiendo que su verga seguía volcando semen dentro de mis entrañas…

terminé de experimentar lo que, estoy segura, será por el resto
de mis

días… el orgasmo más importante de mi vida.

Por rocio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *