La sobrina precoz, parte 1

Mi nombre es Rocío, hace unos meses cumplí 18 años, soy hija única, una chica normal, me gusta la música, platicar por face book, tengo amigos, he tenido novio como cualquier chica de mi edad. No soy tampoco cualquier chica ¡eh!. Me gusta la escuela, tengo promedio sobresaliente me gusta la literatura y hablo inglés, no soy fresa, ni naca, soy una chica que le gusta leer y escribir. Pero como lo verán en mi relato, tengo mi debilidad; el sexo.

Les advierto que no proporcionaré FB, Twiter quizá el e-mail, (rociodelamanecerseptiembre94 @ hotmail.com). Exclusivo por si me animo; seguir contando mis experiencias y sensaciones íntimas en este medio. Solo pretendo relatar mi caso, no pretendo conocer a alguien ni mucho menos. Pero en verdad me llamo Rocío, mi relato es real y la quiero publicar porque siento la necesidad de contarlo, de expresarlo de alguna manera y sentirme tranquila para no llegar a explotar por la necesidad de que alguien me escuche. Es tan íntimo que ni siquiera mi mejor amiga o compañera se imaginan lo que he experimentado.

Tampoco sé de alguna chica conocida que haya hecho lo que yo. Mis amigas me dicen que no han tenido experiencias más que solo besos y cachondeos ligeros, a algunas no les creo, quién sabe, lo mismo les digo, me pregunto si alguna de ellas esconde un secreto como el mío. No saben que he tenido sexo no sé si en todas sus formas, pero sí que de muchas maneras. Al grado de pensar que a pesar de mi inteligencia, soy una cachonda, una enferma de la cabeza.

Desde que recuerdo, mi trasero siempre ha sido mi principal atractivo, de hecho en la secundaria me apodaron como “la quena”, por “qué nalgona”, aunque algunas de mis compañeras están más nalgonas, pero me doy cuenta que más que nalgona, mi trasero resalta por lo bien formado y redondeado de lado mi silueta llama la atención, bien paraditas, suaves y firmes, para que se den una idea de mi trasero, las comparan con las de Selena, una cantante grupera, solo que yo soy de piel blanca. Mis senos no eran como ahora, pero si eran lograban atraer las miradas, pues casi siempre visto escotada. Y este trasero en el que se posan las miradas, a las que ya estoy muy acostumbrada, es herencia de mi mamá, que no se queda atrás, solo que sus senos son muy grandes, comparados con los míos.

En la secundaria a mis compañeras de clase y a mí, los chicos nos levantaban la falda para vernos los calzones, y uno que otro atrevido tocaba de más, sobre todo el trasero, pero se propasaban más conmigo, y según nosotras nos molestaba. Había quienes eran más atrevidas y enseñaban las piernas a los profesores, yo fui más tranquila. Cuando no estábamos cerca de los maestros dejábamos que los chicos nos manosearan. Para cuando estábamos a punto de graduarnos de la secundaria, ya había experimentado el sexo oral con “alguien” más de quien les contaré más adelante, el problema era que le mamaba solo cuando tenía ganas el “señor”. Creo que me hice adicta, entonces decidí darle sexo oral quien era mi novio, en los baños o en el porche de mi casa varias veces, con la condición de que no dijera nada. Claro que su verga no se comparaba con la primera que probé, pero lo gozaba porque siempre eyaculaba abundantemente. Nunca permití que me penetrara, no sé por qué, quizá me parecía muy niño, pero al menos lo desahogaba con mi boca y no cualquier chico tiene ese plus de parte de su novia, jajajajaja.

Como lo ven, soy como cualquier chica de mi edad, pero no quiero adelantar nada, solo era como un previo.
Bueno pues, empecemos; antes de iniciar con cualquier tipo de contacto sexual, las pláticas y cosas que hacía con mis amigas como internet, todo lo relacionado al sexo me atraía, y eso hacía que explorara mi cuerpo a solas mientras me bañaba o al ir a dormir. Solo que una tarde algo me que sucedió me dejó impactada, casi traumada porque lo que vi, se quedó en mi mente y se hizo una obsesión.

Creo que mis padres pensaban que no estaba en casa, salí de mi recámara pues tenía sed, cuando regresaba a mi cuarto, miré que la puerta de su habitación estaba abierta, lo suficiente para ver qué sucedía, escuché gemidos, me dio curiosidad, procurando no hacer ruido me acerqué a la puerta. Miré como estaban desnudos, mi madre con sus manos sobre el peinador un poco agachada, mi papá detrás de ella, la estaba penetrando de pié, las caderas de mamá se movían en círculos mientras mi padre tenía sus manos en sus caderas, ella parecía loca pues se levantó un poco para tomar de la nuca a papá y besarlo en la boca, de nuevo se colocó sus manos en el mueble sin dejar de mover sus caderas, seguían haciéndolo mientras se acostaban en la alfombra, se veía claro como mamá estaba siendo penetrada por el ano, papá separó sus piernas y sus bolas colgaban y saltaban, mamá movía sus nalgas hacia él, papá se sostenía con sus brazos sobre el piso dejando que mamá hiciera todo, la verga de papá entraba totalmente, cuando mamá empezó a “perrear”, como dicen, papá gritó que se venía, mamá aumentó la velocidad de sus caderas, cerró las piernas, creo que para apretar más el palo de papá, las nalgas de mamá se hacían hacia el palo más rápido y gritando dijo: “¡síííí, sííííi, lléname de leche el culooooo”!, papá parecía inmóvil, mamá era la del ejercicio, parecía que ella era la que se lo cogía, de pronto quedaron los dos quietos, el cuerpo de papá en la espalda de mamá, veía como las nalgas de mi papá se contraían, era su venida. Me dio temor de que me vieran y sin hacer ruido me fui a mi cama. Ya en mi cuarto me toqué, estaba mojada, pero no hice nada, trataba de no pensar en ello, ya para dormir mi cuerpo se llenó de ansiedad, en mi mente solo estaba lo que había visto esa tarde, incluso mi pelo estaba mojado de sudor, creo que me dio fiebre y tuve que masturbarme como una demente.

Después, en mi mente solo estaba esa imagen, esa posición en la que mi padre poseía a mamá, tanto que estando a solas iba a su recámara y me colocaba en el mismo lugar donde estaban teniendo sexo esa vez, y simulaba que un hombre estaba detrás de mi poseyéndome como lo hacia mi papá, a veces lo imaginaba a él, a veces a cualquiera, un vecino, un amigo, no importaba quien, solo quería sentirme penetrada, ser poseída de esa manera.
La actitud de mis padres conmigo, me aseguró que no se dieron cuenta que los miré teniendo sexo, eso me dio tranquilidad.

Un día llegó la noticia de la llegada del hermano menor de mi papá, tenía 31 años. Mi mamá se alegró mucho, yo no tanto pues tenía por costumbre vestir muy ligera, y en mi cuarto chatear, o ver lo que mis papás no quieren que vea, creí que ya no tendría la privacidad como cuando mis papás se van a trabajar.

Mi tío, se acababa de divorciar y regresó a la ciudad a buscar trabajo, me agradó su presencia, y a mis amigas también, decían entre risas y bromas; “¡qué hombre, quiero uno así!”, en una piyamada que tuvimos las chicas, observé que se secreteaban, y una de ellas dijo; “ dice Luisana que ella si le da las nalgas”, y nos reímos para empezar a bromear y preguntarnos cosas de él, yo no decía nada argumentando que era el hermano de mi papá, y pues otra dijo; “cuantos no lo hacen con sus sobrinas ¿por qué tu no?”, les dije que estaban locas. La pasamos bien bromeando de los chicos, y al tocar el tema de mi tío como hombre, yo no decía nada.

Es muy atractivo y parecía que tan serio. A solas, con su habitación cerca de la mía, pensaba en él, pensar que no sería la primera ni la última que tuviera sexo con el tío, me llevaba a imaginarlo conmigo, empezaba a ser mi fantasía sexual, me tocaba y acariciaba con los ojos cerrados imaginando ser poseída por un hombre como él, que me tuviera como aquella ocasión vi a mis padres, al venirme, mi mente se aclaraba y me prometía no volver hacerlo, pero la obsesión creció cada día.

Varias veces lo sorprendí mirando mi trasero o mis piernas. Al principio me molestaba, quería pensar que la vista es muy natural y que era mi imaginación que me miraba. Sus miradas eran discretas, tan naturales que deje de sentirme incómoda y simulaba no darme cuenta.

Cuando lo veía, quería penetrar en su mente y saber más de él, saber si me deseaba a pesar de ser su sobrina, si me veía como mujer, saber si un hombre como él se masturbaba, y si lo hacía, en quién pensaba, muy en el fondo deseaba que fuera yo la de su imaginación. Como lo hacía yo, al estar a solas, acariciándome, masturbándome.
Nada pasaba, entonces decidí vestir más provocativa, sobre todo cuando estábamos solos, me acercaba más a él con actitudes de sobrina, un tanto infantil, que de alguna manera rosara mi cuerpo, para que me mirara con otros ojos, que me deseara como yo a él, no fue difícil lograrlo.

Mi mamá es enfermera, papá arquitecto y sus trabajos no les permiten mucho tiempo en casa, un día le dije a mi tío que me llevara al cine, había una película de vampiros que está de moda, me puse una minifalda de mezclilla, una blusa de tirantes blanca que apenas cubría mis senos, claro que mis padres saben que visto como cualquier chica, pero esa vez estaba más que provocativa porque debajo de la mini llevaba una tanga color de rosa de doble hilo en los lados, que estando en la camioneta de mi tío antes de que él subiera, las acomodé de manera que se vieran sobre la mini, las miradas de otros se posaban en los hilos de mi tanga, en mi trasero yo me contoneaba con naturalidad sin exageración, no había necesidad pues solo ver sabía que los ponía a mil, mi tío parecía nervioso de llevar a su lado a alguien que se veía más joven, bonita y enseñando un poquito de más.

Al ir entrando a la sala del cine, en la oscuridad se puso detrás de mí tomándome de la cintura precisamente sobre los hilos de mi tanga, al sentir sus manos me estremecí, deseaba calentarlo y lo estaba logrando. Ya sentados según nosotros viendo la película, hacía que me asustaba y me abrazaba con él, en uno de esos movimientos mis piernas quedaron un poco abiertas, él me abrazó no como sobrina sino como su novia, pasó sus manos por mis caderas acariciándolas metiendo sus dedos entre los hilos de la tanga y estirándolos, pasó su mano a mi trasero y luego las pasó debajo de mi faldita tocando mis nalgas casi desnudas, de nuevo me estremecí. Nos deteníamos porque había más público y nos miraban volteaban a ver qué sucedía.

Notamos que los asientos de muy arriba estaban casi vacíos cambiamos de lugar, yo olvidé que era mi tío, y le permití que me tratara como su pareja. Mientras probábamos palomitas de maíz, sacudí en su parte pues cayeron algunas, me di cuenta que estaba excitado, me acurruqué con él, olía muy rico, puse mis manos en su pecho y sentí sus pectorales firmes, duros y deliciosos, puso su mano derecha en mis piernas, no dije nada, al contrario, las separé sutilmente, lo entendió y entonces acarició más adentro llegando a mi vagina que ya estaba muy mojada, suspiré de placer, por primera vez la mano de un hombre me acariciaba íntimamente, hizo a un lado mi tanga y sus dedos exploraron mis labios vaginales, mi clítoris, yo estaba en el cielo, después de un rato exploté con un orgasmo largo y rico, me besaba en la boca, en el cuello, cuando terminé de venirme cerré mis piernas apresando su mano entre ellas, mordiendo mis labios me sentí desvanecida, luego de un rato sacó su mano de mi entre pierna, lo sentí diferente, quitó su mano de donde estaba y me como si fuera una orden dijo que saliéramos y nos fuéramos, lo noté molesto con él mismo.
El camino a casa fue silencioso, algo tenso. Ya entró a su habitación, yo, al mío, me sentía contrariada por su actitud. Pero yo seguía con la idea en mente, me quité la ropa, sentí mi tanga mojada, y decidí darme un baño de agua helada. Luego escuché el televisor, ya estaba en la sala, yo salí vestida en una bata que parece baby doll, hacía hacia arriba al caminar dejando ver un poco mis nalgas mis nalgas, debajo otra tanga, ahora blanca, que se trasparentaba, no traía sostén.

Me senté al lado del televisor, así cuando me tuviera que levantarme, tenía que pasar frente a él, no decía nada, su mirada en el televisor, le pregunté si preparaba algo para comer y ver una película o algo, no respondió, así que me levanté para ir a la cocina. Al levantarme, me detuvo tomándome del brazo quedé frente a él, yo estaba de pié. Me dijo que estaba arrepentido de lo que me hizo en el cine, que se sentía mal por lo que hizo, me senté a su lado, tomé sus manos y le dije un rollo; “si tu temor es que se enteren, no te preocupes, por mí, nunca lo sabrán, nunca diré nada a nadie de este día, y lo que pasó, pues, dejé que pasara, así que los dos tenemos un secreto, no te sientas mal, eres de carne y hueso. Hay un dicho que he escuchado de los mayores dicen que; (el hombre es fuego, la mujer estopa, viene el diablo y sopla)”. Todo este rollo no sirvió para que cambiara de actitud, y me levanté diciendo; “no pasó nada, olvídate de este día, por mi nadie lo sabrá”. Me detuvo frente a él sin pararse del sillón, nos miramos fijamente, luego si mirada bajó a mis piernas, las abrí un poco haciendo mi cabeza hacia atrás suspirando de placer cuando sus dedos llegaron a mi raja sobre la tanga y la acarició.

Me volteó levantando mi bata pequeña dejando al descubierto mi trasero, casi en su cara, se puso de pié detrás de mí, sentí su verga en mis glúteos, bajó los tirantes de la bata y ésta cayó en mis pies, quedé solo en tanga, se sentó para acariciarlas y besarlas a su antojo, también bajó mi tanga dejándola en las rodillas, y me agachó, empezó a lamer mi ano. La sensación era deliciosa, sabía que se hacía pero sentirlo en carne propia me enloquecía, así que movía mis nalgas sobre su rostro, de nuevo me volteó y con el movimiento dejé caer la tanga de mis rodillas, tomó una de mis piernas poniéndola en el sillón y su boca exploró por primera vez mi raja, me puso de pié en el sillón, él seguía sentado dándome mi primer mamada vaginal, me acostó sobre la sala, me miraba extasiado, acaricio mis senos, los lamía y mordía suavemente, mientras sus dedos exploraban mi vagina, me puso boca abajo mientras susurraba cosas de mi trasero, abrió mis nalgas y su lengua parecía una víbora queriendo entrar a su nido, era la locura, recordé la escena de mis padres y me pregunté si mi papá le había hecho eso a mamá, antes de tenerla como la tenía. Mi mente estaba nublada, estaba perdida en el placer que mi tío me regalaba, volteaba para ver su expresión, sus ojos brillaban de lujuria, me enseñó su mano, sus dedos estaban empapados de mis jugos, los pasó a su boca, de nuevo me acostó boca arriba, se colocó para mamar mi rajita virgen, tengo muy poco vello púbico así que lamió y mamó con toda libertad, se colocó de manera en que su verga casi estaba en mi cara, parecía que tenía vida propia, gorda, larga, sus venas daban la impresión de que reventaría, la tomé en mis manos, la masturbé suavemente, salía un líquido trasparente del orificio de su glande, acariciaba sus huevos me sorprendí al verlos, enormes como de toro, bueno, no sé qué tan grandes los tengan los toros pero los de mi tío son bolas grandes y sin vello los imaginé llenos de semen.
Todo eso me trastornaba, nada me importaba, me entregué totalmente que me hizo explotar en su boca, mis gemidos de niña chiflada indicaban que me estaba viniendo. Presionando su cabeza en mi vagina dejé salir mis jugos juveniles, mis gemidos eran lastimeros y grité; “aaahhh, aaahhh, aaaaaahhhhhh”. Su boca siguió en mi raja lamiendo mis jugos, luego se quitó, pensé que me penetraría sin embargo se detuvo, se sentó en el sillón y me pidió que no lo dejara así, que ahora me tocaba a mí, simulé no saber a qué se refería, me dijo que si se quedaba así podía dolerle mucho, al ver esa verga urgida me agaché y lo empecé a masturbar, mis pequeñas manos apenas abarcaban tremendo palo, el líquido pre seminal era más que mis manos resbalaban sobre su palo, desde la base de su verga presioné y salió más, lo masturbé hasta que mis brazos se cansaron, se lo hice saber y me suplicó lo hiciera con la boca, yo no sabía cómo, me dijo que no me preocupara, que aprendería y que deseaba sentir una boca en su verga. Confiando en él empecé a lamer, a mamar, a succionar, escuchaba indicaciones de cómo hacerlo, dejé de escucharlas porque recordaba las películas de adulto que había visto con mis amigas y a solas. Empecé a mamar como loca, mi tío sacó su verga de mi boca y la levantó para que lamiera sus huevos, me pedía que no los olvidara, colgaban deliciosamente, no cabían los dos en mi boquita, mis labios y mi lengua pasaban por sus bolas, y me dio por darles pequeños mordiscos suaves, como si fuera una experta, eso lo estremecía. Miré su rostro perdido mientras decía cosas como; “¡que rico mamas pequeña!, ¡lame, lame mis huevos!”. Yo me sentía una chiquilla chiflada y feliz probando su golosina favorita, y eso es de verdad.
Mi tío de repente estiró sus piernas y me preguntó; “¡¡Chío mi nena, dónde quieres recibir mi leche!!, ¿en tu cara?, ¿en tus nalgas ricas?, dónde quieres mi leche!!, Yo no respondía, seguía mamando esa deliciosa verga, luego dijo; “¿Chío, la quieres en tu boca, eso es lo que quieres verdad putita?, que me venga en tu boca verdad?, ¡dime que sssíí, dime que te comerás mi lecheee!”, y sin dejar de mamar con mi vocecita y de manera cachonda respondí; “si tío si eso quieres vente en mi boca, ¿me los como o los escupo?”, –“¡quiero que te los comaaassss, quiero ver que te los tragas!, ¿eso quieres verdad pequeña?”, con su pene en mi boca dije; “mmmjjjj”, Tomé un poco de aire cuando un chorro de semen caliente cayó en mi mejilla, abrí la boca y los siguientes disparos fueron a dar a mi paladar, metí la verga para no desperdiciar nada. Tragué su semen, su sabor a pan recién hecho me encantó, mientras mi tío con sus palabras groseras me decía que era una nena muy caliente y que sería la mejor mamadora de vergas. Cuando terminó de venirse luego de un rato, me puse a acariciar su verga agradecida, mientras trataba de pasarme su semen y aclaraba mi garganta. Se quedó quieto y pensativo, como que se arrepintió, me pidió disculpas, y se cubrió con la camisa su parte, me ordenó que me vistiera, molesta, tomé mi ropa y desnuda caminé hasta mi cuarto, segura de que estaba viendo el contoneo de mis nalgas. Pensando que era un idiota y que se estaba perdiendo de esas nalgas ansiosas de ser usadas por un hombre.

Luego de eso, mostraba molestia hacia él, quería mostrarle indiferencia. Pensaba que si quería, él fuera quien me buscara, hasta que su conciencia dejara de remorderle por lo que hiso conmigo, su sobrina, la hija de su hermano. Así que dejé que él iniciara el momento aunque yo estaba ansiosa por al menos, mamársela. Después de haber probado eso, ansiaba que me buscara. Me desesperaba porque nada sucedía.
Una semana después de ese viernes en que todo empezó, sabía que esperaba que llegara de mi escuela, estaba en su recámara con la puerta abierta y desnudo acariciando su verga, me dijo que si quería mamarla y aventando mis libros empecé a complacerlo y a complacerme pues mientras lo hacía me acariciaba las nalgas y me masturbaba, me quité la pantaleta para que explorara con libertad, la falda del colegio quedaba en mi cintura y movía mi trasero feliz. Como esa vez, fueron muchas veces como esa, siempre se vaciaba en mi boca, o me empinaba y se venía en mis nalgas sin penetrarme, esparcía su semen por toda mi redondez trasera. Pero solo pensaba en él, solo eyaculaba y todo terminaba.
Fue más de un mes en que solo llenaba mis nalgas de semen o solo mamadas de verga y venidas en mi boca, porque según él, no debía ser. Cuando se le antojaba descargarse sabía que no me negaría complacerlo, pero solo cuando el “señor” tenía ganas. Se acercaba con la verga parada en sus manos, tocaba mis hombros para indicarme que me bajara a “tomar agua”, así decía, me tenía de rodillas disfrutando el calor y la humedad de mis labios y lengua, el mordisqueo suave en sus huevos, disfrutando mis mamadas y yo disfrutando esa hermosa y poderosa verga hasta que se vaciaba en mi boca, hasta que me tragaba la última gota de semen, la sacaba y golpeaba con su palo mi rostro, si se venía en mis nalgas, igual las vergueaba como dice, sin tomar en cuenta si me venía o no, solo se subía sus pantalones y como si nada hubiera pasado, se retiraba. A veces me quedaba masturbándome mientras me observaba, tirada en la alfombra desquiciada con mis dedos en mi raja acariciándome.

Su trabajo lo enviaba a otras ciudades dos o tres días y esto interrumpía las sesiones cachondas que me hacía. Esos días me la pasaba ansiosa por su llegada, mi mamá de muy buen humor me dijo que mi tío regresaba al día siguiente; sería un sábado, estaríamos completamente solos porque mis papás trabajarían. Segura de que al menos iba a mamar verga, me preparé con un baño ropa de cama un corpiño y un bóxer abierto de los lados de seda con estampados de rosas y debajo una tanga que hace juego. Recién bañada me sequé el pelo haciendo ruido por si estaba dormido y que despertara. Fui a su cuarto para asegurarme de que estaba, toqué y le dije; “tío, voy a estar en mi recámara por si algo se te ofrece”. No contestó, ya en mi recámara cerré la puerta sin seguro, mientras leía un libro boca abajo, en esa posición mi trasero quedaba casi al aire pues las aberturas laterales de mi bóxer descubrían de más..
Pasó casi una hora, mi tío no entraba a mi habitación, ansiosa esperaba me tocaba sintiendo mis jugos vaginales y mi tío no se decidía a entrar. Me levanté y dejé la puerta abierta regresando a la cama, me acosté boca abajo con mi pierna izquierda flexionada sabía que mi raja húmeda y caliente estaba a la vista pues varias ocasiones me ponía así fantaseando un momento sexual.

Luego escuché sus pasos hacia mi cuarto, me acomodé en la cama flexionando mi pierna izquierda hacia la puerta de manera que al entrar viera mi raja húmeda. Cuando entró, se sentó en la orilla de la cama y empezó a acariciar mis nalgas pasando sus manos por los lados de mi boxer, sabía que había visto mi raja mojada, al tocar mi intimidad expresó; “¡¡mmmhhh estás bien caliente bebé!!”, no respondí solo dejé que sus dedos la exploraron haciéndome mover mis caderas. Me quitó el bóxer hasta las rodillas y me empinó, empezó a lamer mi culo de una manera riquísima, no quería que se detuviera, sus dedos acariciaban mis labios genitales y mi clítoris, con mis movimientos le decía que me gustaba lo que hacía. Me volteó al mismo tiempo que levantaba sacaba el bóxer de mis piernas, y levantaba el corpiño por arriba para dejar mis senos a su vista. Puso sus ojos en mi raja y con lujuria la acarició, abrí mis piernas, y puse una de ellas en el respaldo del sillón. Abriendo más mi vagina para que su boca me hiciera lo que quisiera me levantaba un poco para no dejar de lamer mi culito, se puso de rodillas frente a mi tomando su verga como si fuera una amenaza, la colocó en mi raja ansiosa, mordí mis labios, cerré mis ojos esperando que su verga entrara en mí, se detuvo y me preguntó que si estaba segura de quererlo, me preguntó cuando llegaba mi menstruación, le dije que en dos días, dudó un poco y se le supliqué me penetrara, que lo deseaba y que si no era él, sería otro, convencido de que así sería si no me cogía, (pero no lo dije en serio, eso creo). Tomó mis caderas y me penetró despacio, grité de dolor y placer al mismo tiempo, el dolor fue muy corto, el placer fue total, cuando su verga entró toda, se acostó sobre mi, y dijo; “¡al fin pequeña, al fin estoy dentro de ti!, “¡al fin es realidad poseerte, y después de este día serás mi putita mamita rica!”, sus palabras más me encendieron, un hombre me llamaba puta mientras me poseía, sabía que me iba a gustar ser cogida, antes me parecía degradante hacia la mujer que en el sexo, los hombres les dijeran a sus mujeres ese tipo de palabras, mi mente estaba cambiando, al grado de que cuando no me lo dice, le exijo que me diga esas palabrotas.

Empezó a meter y sacar su verga, el dolor desapareció sin darme cuenta, solo era placer, gemía, gritaba como demente, su cuerpo me excitaba, saber que su vientre plano y poderoso, que su pecho de lavadero por el ejercicio que hace estaba sudando por mi causa, me volvían más loca. Bajé mi mano para sentir su verga la que me penetraba, acaricié sus huevos que rebotaban en mis nalgas, y de pronto miré mis dedos, estaban llenos de sangre, mi tío me había desvirgado, era la muestra de que era el primero. Se dio cuenta y sacó su verga, orgulloso la puso en sus manos, la miré llena de mi sangre virginal, la volvió a colocar dentro de mi y cerrando mis ojos le grité que de nuevo me venía, pero ahora con una verga dentro de mi vagina, aceleró para que mi orgasmo llegara mientras apretaba mis tetas, cuando me calmé un poco, me puso en cuatro quedando mi trasero al aire, sin pena dejaba que viera mi ano y lo tocara, lo acariciaba como loco, parecía un loco perverso, gustoso de los traseros femeninos, lamía mi culo, creí que me penetraría por el ano, pero abrió mi raja y siguió cogiéndome sin parar mis nalgas rebotaban en su vientre musculoso y me daba suaves nalgadas dejándolas rojas.

Cambiamos de posición, me tomó de las caderas sin sacarme su verga se acostó boca arriba quedando yo sobre el con mis nalgas a su vista, sin que lo pidiera, empecé a mover mis caderas en círculos, penetrándome yo misma, acariciaba sus bolas, sus manos en mis caderas y a veces se levantaba un poco para tomar y apretar mis senos. Me volteó quedando frente a frente, tomaba mis nalgas con fuerza, mis senos rebotaban en su cara y empezó a morderlos suavemente, su cara era otra, de un tío lujurioso y perverso, yo aceleré mis caderas porque me dijo que estaba a punto de explotar, aprisionó mis caderas y sus gemidos fueron diferentes, se venía en mi vientre, el chorro de su semen inundó mi útero, haciéndome venir como loca, lo besé agradecida por ese orgasmo que la primera cogida de mi vida me había provocado.
Nos bañamos juntos, y seguimos acariciándonos como dos novios, como recién casados, ahora en la cama de mis padres pues es la más cerca al baño, Las caricias fueron poniéndose más ardientes, sus manos estrujaban mis nalgas dejando sus marcas en ellas, las separó para meter sus dedos en mi ano, mientras me besaba, yo acariciaba su verga que crecía en mis manos, lo senté en la cama y bajé por todo su cuerpo para mamársela, mamé, lamí verga y huevos, quería volverlo loco con mi boca y lo lograba, arrodillada como estaba me sentía sometida con sus manos en mi cabeza que empujaba hacia él. Me levantó del suelo y me acostó, mientras sus manos y boca me recorrían toda hasta llegar a mi vagina al mismo tiempo que se colocaba sobre mí haciendo un 69, lamiendo mi raja sin olvidar mi culo. Luego me puso en cuatro, sentía mis jugos en mis muslos, seguía lamiendo mi ano, sabía que eso me estaba gustando, lo abría con sus dedos, estiró su mano al buró y sacó un lubricante, de tan caliente que estaba no me di cuenta en ese momento que; ¿cómo es que sabía del lubricante, si era la recámara de mis papás?, estaba concentrada en el placer que no le di importancia, untó demasiado entre las nalgas, empezó a meter un dedo, luego dos, tres, mientras me pedía me masturbara, gustosa lo complacía, estaba ansiosa por sentirme penetrada por el culo.
Colocó su verga en mi culo y despacio, muy despacio entraba, me dolía demasiado, sentía que tenía ganas de ir al baño y muy dentro de mí me apenaba que pasara algo más afortunadamente no fue así, la lubricación y haber penetrado uno a uno sus dedos, facilitaron la penetración posterior de esa enorme verga. Aguanté valientemente hasta que la totalidad de su palo estaba en mi recto, creía imposible que semejante grosor de carne entrara en un hoyo tan pequeño, me daba curiosidad verlo con mis propios ojos, pero la posición y las manos de mi tío en mi espalda no me dejaban Con la verga totalmente dentro de mi trasero empezó suavemente a cogerme, aún me dolía pero ya era menos, mis sentidos estaban en mi ano, el dolor había pasado empecé a mover mis nalgas parecía que su verga era un eje entre mis nalgas, “perreando” como había visto a mamá con papá.

Mi tío se volvió loco y empezó a cogerme bestialmente, la cama se movía de manera exagerada, mis nalgas temblaban y rebotaban con sus cogidas, sus palabras obscenas que se referían a mis nalgas y mi persona diciéndome cosas que solo un perverso puede decir, y que una mujer que le guste ser tratada así pueda permitir, aumentaban mi excitación, me tomaba de los senos y los apretaba, me levantaba un poco para sentir lo que mi mamá sentía cuando tomó de la nuca para besar a papá, hice lo mismo, mi lujuria creció, desesperada lo besaba en la boca, mis tetas como las llama, saltaban gustosas de placer y las tomaba entre sus manos. No sé cuánto tiempo me penetró analmente, pero como estaba empinada me dolían las piernas como si hubiera hecho mucho ejercicio, mi culo ya no oponía resistencia, mi tío sacaba su verga de mi culo y lo metía sin problema, podía sacarla y meterla toda sin equivocarse de agujero, cuando la sacaba, abría mis nalgas quizá viendo el hueco que dejaba su instrumento sexual momento me sentía vacía. Estiraba mi pelo como si fuera una rienda de yegüa, yo dejaba que me tratara así, me olvidé de masturbarme para gozar el palo anal que mi tío me daba, gritaba enloquecida, hasta que ya no pude, sentí que me vaciaba con un orgasmo largo, muy largo, le grité a mi tío que me venía, entonces se puso de pié sosteniéndose de mi cintura y caderas y aumentó la velocidad de de la cogida metiendo y sacando totalmente su verga, arremetió con lujuria, me cogía con tanta fuerza y velocidad que parecía que me quería lastimar, los sonidos que salían de mi trasero, no me apenaban al contrario, ser cogida así, con mi culo bien abierto por una verga gorda me excitaba más. Mi tío que gemía como bestia, puso mi mano en sus huevos diciéndome que sintiera como pasaba su “leche” a mi culo, y lo sentí, sentí como su semen pasaba por su peritoneo para depositarse en mi culo. Mi venida fue más placentera, luego de vaciarse dentro de mí, me dejé caer en la cama, el cayó en mi espalda, su respiración agitada se estaba calmando, me puso de lado sin sacar su verga, seguía dura dentro de mí, luego se durmió. Yo me quedé quieta con su verga que bajaba de tamaño en mi recto, me sentía su dueña, me sentía feliz pues saber que fui yo Rocío, la nena de la casa, la consentida de mis papás, era en realidad la mujer que llevó a mi tío a tal grado de placer, saber que mi cuerpo fue receptor de sus venidas, me estaba volviendo más perversa, mas puta de lo que sabía que muy dentro de mí, ya era.
Desde ese día he sido su amante, a veces me recoge en la escuela; bueno; me “recoge” siempre jajajaja, cuando va por mí a la escuela, se la mamo en su camioneta mientras acaricia mis nalgas hasta llegar a la casa o va por mí solo para que se la mame y me trague su semen y así relajarlo antes de irse a su trabajo.
Me siento feliz, llena sexualmente a pesar de mis 18 años, y que sea alguien experto, del que no sospechen nada y me posea cuantas veces lo deseamos sabiendo que los demás nos ven como, “tío y sobrina” lo hacemos en casa, en un motel, donde haya la oportunidad de hacerlo y claro, si no está cansado como algunas veces me dice, no sabía por qué su cansancio.
Pero siento que aunque lo hacemos seguido, es cuando él quiere, pero cuando quiere y me busca, me pongo contenta y me entrego a él sin reserva ni medida. La razón por la que sé que me busca cuando tiene ganas, es que; Unos meses después de empezar nuestra relación sexual, lo sorprendí con “alguien“ en mi casa, haciéndole lo que me hace en la misma recámara dónde me había cogido, en la cama de mis padres. Me enojé pero no hice escándalo, no quería reclamar “lo mío”, hasta saber por qué estaba con ella. Ella, no sabe que su amante es también mi amante, yo sé que ella es una mentirosa infiel, y mi tío, a pesar de su apariencia seria y respetable, es un perverso cogelón y caliente. Creo que no sé lo que quiero, pero lo que hago con mi tío, me fascina, me hace feliz en la intimidad, y me molesta que siga teniendo sexo con la “otra”, ni modo, me gusta, porque me vuelve loca, me transforma de una chica seria, alegre y normal, en una chica ardiente deseosa y… puta.

Por rocio

2 comentario sobre «La sobrina precoz, parte 1»
  1. ¡Qué lástima que no agregaste una foto o algo! Creo que a muchos de los que frecuentamos ésta página nos gustaría «conocerte». 😀

  2. porfa continua el relato me pone muy caliente y que envidia que tengas un tio tan bien dotado musculoso y cogelon

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