Mi esposa y mi nuevo contrato

Me casé con mi esposa Andrea luego de que ella cumpliera sus 19 años, yo tenía 25. En ese momento yo tenía un buen trabajo, que me permitía tener una vida holgada y tranquila en lo económico, además contaba con la amistad de mi jefe, un tipo mayor, divorciado amante de la buena vida.

Mi esposa con sus 19 años era un verdadero manjar fino a ojos de muchos, mediana estatura, delgada, piel blanca, cabello castaño claro, ojos cafés, senos medianos con una aureola rosada y buen pezón, caderas anchas con un culito redondito y bien parado, de tamaño mediano, y siempre con una actitud muy sexy. Siempre fui su único hombre, puedo decir con orgullo que la desvirgué a sus 15 años, y hasta ese entonces jamás fue tocada por otro hombre. Cada vez comenzamos a tener un sexo más placentero, aprendió con creces todo lo que pude enseñarle, perdiendo por completo todo pudor y complejo en la cama, como yo, se hizo una amante del sexo fuerte.

Mi jefe tenía una casa en la playa, donde los fines de semana se “relajaba” en fiestecitas donde no faltaba el buen trago y las comidas, siempre acompañado de sus mejores amigos con sus parejas y algunas putitas amigas de él que siempre invitaba para su deleite personal. Como era obvio, gracias a mi buen trabajo, me comencé a ganar invitaciones a su casa los fines de semana a disfrutar de ese relajo, obviamente me invitó que fuera pero siempre con mi joven esposa.

Cada vez que íbamos lo pasábamos muy estupendo, al acostarnos en una habitación que siempre ocupábamos, teníamos sexo fuerte, sin límite. Mi jefe, un macho caliente de 50 años, no escatimaba seductores elogios, pero sin propasarse mayormente, para mi pequeña bebe, como llamábamos a mi esposa. Andrea, de a poco fue entrando en confianza, convirtiéndose en la regalona de mi jefe, ya que aportaba con su juvenil belleza y simpatía a la alegría que reinaba en esa casa.

Yo nunca he sido celoso, así que instaba a Andrea que cada vez que fuésemos a la casa de mi jefe, se vistiera muy sexy, con faldas o vestidos muy cortos y ajustados, escotes, tops, tacos, etc. Incluso para bañarse en la piscina le pedí que usara un biquini muy pequeño. Comenzó a ser la delicia del lugar. Un día mi jefe invitó a un amigo de él, que residía en el extranjero, de visita en el país, con el cual comenzarían una serie de buenos negocios, a que pasara un fin de semana de aquellos en su casa. Nick, como se llamaba, era un tipo de mucho dinero, de unos 55 años, alto, bien apuesto y muy en forma para su edad. Apenas vio a mi esposa el primer día que llegó se prendó de ella, comenzando inmediatamente una sutil seducción, la que para mi admiración Andrea comenzó a responder también muy sutilmente, entre conversaciones y bailes.

Esa noche al acostarnos y comenzar nuestra acostumbra y muy esperada sesión de sexo, noté mucho más caliente a Andrea, pidiéndome incluso que se lo hiciera por el culo, situación que me produjo extrañeza, pues siempre tenía que batallar mucho con ella para que me permitiera el sexo anal. La verdad que junto a sus teta su culo era mi adicción. Al día siguiente, sábado, nos levantamos como de costumbre cerca del medio día, y nos fuimos a reponernos a la piscina, ella se puso un pequeño bikini blanco, con un calzón tipo colaless, sin pareo mostrando su exquisito culito, además el sostén era muy pequeño el cual a penas tapaba sus duras y juveniles tetas. Pude ver todo el día como Nick el amigo de mi jefe, miraba sin parar a Andrea. Si lugar a dudas que ese manjar de 19 años lo tenía a punto de reventar.

Llegada la noche, nos preparamos para una jornada de buena fiesta, mi mujer se bañÓ largamente, se puso un vestido a media pierna de color blanco, muy ajustado a su cuerpo, sin espalda, amarrado al cuello y con un escote hasta más debajo de su ombligo y que apenas tapaban sus juveniles pezones, una tanga blanca que era un hilo en su culo, y adelante un triángulo muy pequeño que se metía en su depilada vagina, dejando casi sus labios al aire, obviamente sin sostén, además se puso unas sandalias de correas muy finas, taco muy alto y fino, las uñas de sus delicados y sexys pies pintadas de color rojo, con un añillo de oro en un dedo y una cadena también de oro a su tobillo derecho, su pelo tomado desordenadamente con su cuerpo muy perfumado, o sea como decía siempre mi jefe, un exquisito y muy caro manjar de 19 años.

Al llegar al living, pude ver los ojos de deseo de Nick al ver a mi esposa, bueno como los de varios. Inmediatamente mi jefe se me acercó y me dijo que necesita pedirme un favor urgente, me solicitó que por favor saliera hasta el pueblo a comprar dos botellas de whisky, de la marca preferida de su amigo, ya que a él no le quedaba, yo asentí y cuando quise pedirle a mi esposa que me acompañara, mi jefe me detuvo y me dijo que la dejara ahí, que fuera solo, que él la cuidaría. Extrañado y sorprendido acepté, antes de partir vi como Nick, el amigo de mi jefe, y mi esposa se juntaban a conversar en el bar, muy amistosamente, y pude ver como mi esposa le sonreía a Nick muy sensualmente. Mi jefe me miró y acompañándome a mi auto me tomó el hombro y me dijo que Nick había conversado con él y había decidido hacer un muy suculento negocio con mi jefe, y que quería que yo lo manejara, así que fuera inteligente y que no perdiera esa oportunidad de oro por un arranque de celos estúpidos.

Tomé mi auto y me marché, pensando en las palabras llenas de indirectas de mi jefe, pero también en la posibilidad que tenía por delante. más o menos me demoré una hora en ir y volver, cuando llegué vi a mi esposa que estaba bailando muy sexy con Nick, muy juntos, mi jefe me llamó y me invitó a sentarme junto a él y a su amiguita a tomarnos una de las botellas de whisky que había comprado. No podía dejar de mirar como ese tipo de 55 años, seducía a mi bebe mientras bailaban, ocupando toda sus mañas de viejo zorro en esos campos. Fácilmente me podía percatar como se acercaba a sus oídos y le insinuaba algo, puesto que mi esposa lo miraba muy sorprendida pero sin negarle una cómplice sonrisa, además podía ver como se daba mañas para rozarla, abrazarla y hacerle de a poco sentir su verga en su culo, ocultando ese acto con movimientos propios del baile, pero también me percataba que con ese movimiento mi esposa cerraba sus ojitos y se quedaba muy quieta, aprobando su actitud.

No se si el trago que había bebido, que a esa hora del día ya era bastante, comencé a sentirme mareado, situación que rápidamente comenzó a aumentar, situación que se agravaba con los insistentes brindis de mi jefe, hasta que sucedió lo que tenía que suceder, me quedé dormido en el sillón. Dormí como por dos horas, al despertar muy perdido me percaté que ya no quedaba nadie, solo mi jefe con su amiguita muy acaramelados en un sillón adjunto, y al mirar al centro de la sala, que estaba casi a oscura vi a mi esposa colgada del cuello de Nick besándolo muy caliente, y él con sus dos manos debajo del vestido de ella acariciándole el culo. Quise incorporame y detener ese espectáculo, pero mi estado y mi jefe me lo impidieron, diciéndome que los dejara, que era una orden. Al volver a mirar vi como mi esposa sin dejar de besarlo, comenzó a desabotonar por completo su camisa, comenzando a besar su pecho, pasando muy eróticamente su lengua, esa situación junto con sorprenderme me puso mi verga muy dura, ya que Andrea siempre me dijo que no le gustaban los hombres con mucho pelo en el pecho.

Tras eso, Andrea lo volvió a besar muy apasionadamente, él le dijo algo a su oído, ella le sonrió y lo tomó de la mano cual pareja normal y se fueron a nuestra habitación, riéndose ambos, entraron y dejando la puerta abierta como si nada. Me quedé un rato extasiado con lo que estaba viviendo, me serví una copa, la que me tomé de un solo trago, me serví otra, prendí un cigarrillo y me dirigí a la habitación, al llegar me paré en la puerta sin que me vieran, observé que ambos estaban parados en un balcón de la habitación, Nick tenía abrazada a Andrea por detrás, besándole el cuello y recorriendo con sus manos sus piernas, mi verga se puso muy dura, la cabeza del pene me dolía puesto que la tenía muy hinchada. Una mano recorrió sus piernas por dentro hasta la vagina de mi esposa, ella se abrió de piernas permitiéndole que la acariciara, mientras la otra mano, comenzó a tocar sus senos. Podía escuchar los gemidos suaves de Andrea, mientras claramente Nick tocaba su clítoris, y pellizcaba sus pezones. Andrea giró su cabeza introduciendo su lengua en la boca de Nick, encorvando cada vez más su espalda, señal clara de su éxtasis. No pasaron más de dos minutos y Andrea comenzó a tener un clímax el cual gozó como la chiquilla que era.

Me excitaba ver como ese hombre, mucho mayor que mi esposa, la gozaba, pero sin duda me excitaba mucho más ver como ella, con tan solo 19 años, gozaba a ese tipo, mucho mayor que ella. Al acabar de esa forma, Andrea giró y colgándose una vez más de su cuello, lo premió con otro excitante beso. Ahí Nick besó el cuello de mi esposa, comenzando a bajar con su lengua hasta llegar a sus tetas, tomándola fuertemente de la cintura y comenzando a chupar sus exquisitos pezones, Andrea se quejaba y sonreía en una señal clara de aprobación. Estaba en eso cuando ella me vio que estaba para ahí, riéndose me dijo:

-Mi amor, ¿despertaste? – a lo que le respondí, preguntándole que estaba haciendo, Nick me miró y sonriendo me dijo – La bebe está firmando tu contrato. Andrea me dijo: -Tienes dos caminos, irte a casa, o entrar, sentarte en ese sillón y masturbarte gozando viendo como mi nuevo papi me hace gozar, porque hoy voy a pasar una noche muy exquisita con Nick, mi otro papi. Tras eso Andrea le dio otro beso a Nick.

Me dolía tanto la verga, que entré, me bajé los pantalones, me senté en un sillón que había en el balcón y comencé a masturbarme, Andrea se acercó a mi, me dio un beso y se fue donde su amante que se había sentado frente a mi en otro sillón. Prendió un cigarro y se sentó en sus piernas, subiéndose el vestido hasta la cintura. Nick comenzó a chupar las tetas de Andrea muy apasionadamente mientras tocaba su culo, corriendo el hilo de la tanga e introduciendo un dedo en su hoyito.

Andrea comenzó a moverse muy enérgicamente gimiendo como una chiquilla, lo que nos calentaba más a ambos. Una vez más mi esposa se vino como una verdadera putita. Sin dejar de besarlo se corrió un poco hacia atrás y rápidamente soltó su pantalón sacando la verga de Nick comenzando a masturbarlo. La verga de Nick era inmensa, debo decir que mucho más grande y gruesa que la mía, lo que a ella la calentó aun más, ya que rápidamente se arrodilló en el suelo y comenzó a mamarla entera muy desesperadamente, pasándosela por sus tetas y masturbando en su pequeña boca. Nick se encorvaba de placer, soltando pequeños chorros de esperma, que ella se comía con mucho placer.

Nick le dijo que parara que ya no aguantaba más y que se iba a correr en su boca, Andrea se paró muy sensualmente y se volteó a tomar un vaso de whisky que había en una pequeña mesita al medio, agachándose con el culo hacia él, no perdió tiempo y comenzó a pasar la lengua por el culito de ella, provocando más placer en mi mujer, luego de un minuto de eso Andrea se paró frente a él, se sacó la tanga y colocó un pie en la rodilla de Nick ofreciendo su pequeña y caliente vagina, él comenzó a lamérsela, chupando extasiado al sentir su sexo completamente depilado, lo que la hacía verse aun más como una bebe.

Andrea me miró y tirándome un beso, me dijo, ¡Goza!, sentándose de frente una vez más, tomando la verga de Nick e introduciéndosela en su vagina muy suavemente mirándolo con ojos de sumo placer. Nick la penetró por completo, comenzando Andrea a cabalgar en esa enorme verga muy caliente, mientras él le chupaba una vez más sus exquisitas tetas, mientras yo me masturbaba tratando de calmar el dolor de la cabeza de mi verga. Ambos se vinieron rápidamente, corriéndose Nick con abundante esperma dentro de mi esposa, y ella gritando de placer de una manera increíble, como nunca lo había hecho conmigo y al mismo tiempo que yo también me corría.

Los tres quedamos casi muertos, ella comenzó a besarlo nuevamente, moviendo sus caderas una vez más muy suavemente, pues él aun seguía con su verga dura dentro de mi esposa. Nick me miró y me dijo que jamás había tenido una vagina de una bebe, era un sueño. Lo miré aun caliente y le dije:

-Y eso que no has probado su culito.

Andrea me miró sorprendida, le dio un buen beso a Nick, se paró dándole la espalda, diciéndole que le chupara el culito, luego de unos segundos se sentó nuevamente en él, dándole la espalda, tomando su verga y colocándola en el culito, introduciéndola muy lentamente, una vez más hasta el fondo. Andrea comenzó a gritar de dolor y placer, pero sin parar se comió todo ese enorme pedazo de carne por su hoyito hasta hacerlo acabar una vez más dentro de ella.

Luego de unos segundos de descanso, Andrea me miró y me dijo que me fuera a acostar a otra habitación, que ella se quedaba con Nick esa noche. Hasta las 9 de la mañana escuché los gemidos de Andrea, sin duda ambos se dieron un festín, Nick gozando una chica casada de 19 años, que por primera vez tenía otro hombre y Andrea gozando su nuevo papi maduro, que le enseñó a ser una verdadera putita bebe, muy cara y yo disfruté mi nuevo contrato. Cada vez que Nick viajaba a ver su negocio, Andrea lo atendía, pero eso es otra historia.

Autor: Opcech

Por rocio

4 comentario sobre «Mi esposa y mi nuevo contrato»
  1. parce la vdd el protagonista es muy huevon (boludo en argentina), ni siquiera toda la plata del mundo vale q io deje a mi esposa hacer el amor en mis narises y de forma tan directa con otro hombre, ade+ queda demostrado q ella no quiere al protagonista como es posible q le sea tan infiel de frente¿?

  2. jajaja. Bastante tonto.
    No solo permite que se cojan a su esposa en sus narices y que lo manden a dormir como si fuera un niño mientras ellos siguen cogiendo… sino que ademas LO PRESUME!!!!! JAJAJAJAAJ

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