Me llamo Rodrigo y soy aficionado a la fotografía, las personas indigentes siempre me han causado mucha curiosidad y siempre que puedo las fotografió, la mayoría de las veces me los encuentro rondando por mi casa y siempre habían sido hombres.

En esta ocasión por casualidad encontré a una chica indigente por los rumbos de Indios Verdes al norte de la ciudad de México, por lo que empecé a fotografiarla, era una chica joven, a lo mucho tendría 18 años, aunque la edad es difícil de averiguar en alguien usando ropas tan holgadas, y muy sucias.

Lo mejor es fotografiarlos sin que ellos lo noten, así la foto sera espontánea y evitas meterte en problemas, todo iba bien hasta que ella me descubrió, intente fingir que fotografiaba otra cosa, pero ella empezó a caminar hacia mi, al principio pensé en irme a paso veloz, pero decidí mantenerme ahí calmado fingiendo no haberla visto. Llego hasta mi y me dijo
– ¿porque me fotografías?
– ¿perdón?
– no te hagas pendejo, ¿porque me estas fotografiando?
– no, fotografiaba otra cosa, si tu estabas muy lejos
– ¿eres policía o algo así?
– no para nada, solo me gusta la fotografía
– para fotografiarme hay que pagar
– ni que fueras modelo
– pendejo, pero bien que me tomas fotos
– bueno, ¿cuanto cuesta tomarte fotos?
– 300 varos (pesos)
– y por cuanto tiempo o como?
– no se, 30 minutos
– va! me late, pero hay que ir a otro lugar a tomarlas
– que tiene de malo aquí?
– la luz es mala, si te voy a pagar quiero que salgan bien
– a donde entonces?
– a mi casa
– no ni madres, seguro eres violador
– bueno, a un lugar publico, a un hotel
– ok pero tu pagas

No había pensado en sexo hasta que ella me dijo que la quería violar, empecé a verla, a intentar imaginarla bajo esas sucias prendas, y empecé a notar que quizás podría tener un buen cuerpo, pero su olor no lo soportaba, que note mas cuando se subió a mi auto.

La lleve a un hotel cercano y empecé a tomarle fotos con una pared de fondo, y poco a poco la fui moviendo de lugar, y fui ganando su confianza como todo fotógrafo hace con su modelo, le hablaba mucho y le hacia bromas y cumplidos. Después le tome fotos en una silla, en el baño, en la cama, cuando el tiempo iba a acabar le pregunte si se quería bañar, que podía aprovechar, ella lo pensó, me veía extraño, le dije “tu sola, cierras la puerta, no te preocupes”, al final se decidió y se encerró en el baño.

Salio, era otra, su cabello se veía muy diferente, su cara igual, le dije “wow, que linda te ves”, ella solo me dijo “no mames”, le dije que posara para mi, ella dijo que el tiempo ya había terminado, le dije que le pagaría por otra media hora, pero que debía tomarle fotos así limpia y bella, ella acepto.

Empecé a tomarle fotos y después le dije, “sabes que, con esas ropas sucias sale igual que te hayas bañado o no, quitatelas”, ella se rió, dijo que no, que ese no era el trato, seguí insistiendole, hasta le dije que le pagaría el doble, después de mucho insistirle logre convencerla y se fue quitando la ropa, su ropa interior era bastante fea y gastada y se lo hice notar, mi idea de tomarle fotos en ropa interior no la lleve a cabo, logre convencerla de que se la quitara toda y empecé a tomarle fotos, a decirle como posar, decirle cumplidos.

Su cuerpo realmente era hermoso y firme, tenia algunas cicatrices en sus rodillas, poco vello pubico, senos de un tamaño perfecto con sus pezones apuntando hacia arriba, unas pompis paraditas, mi cuerpo reacciono y mi pene empezó a crecer y creo que ella lo noto y se empezó a excitar como yo, fui acercándome a ella con el pretexto de tomarle fotos de cerca, le pedí que se volteara y empecé a acomodar su cabello y aprovechaba para acariciarle su cuello y su espalda, como vi que no se molestaba empecé a acariciárselo sin disimulo, la cámara ya no la utilizaba, acaricie sus pompis, ella me voltio a ver sonriendo y excitada y empezamos a besarnos, ella me desabotonaba la camisa y el pantalón, fuimos a la cama donde me quite toda la ropa, mi pene erecto salto y ella empezó a acariciármelo mientras nos besábamos.

Empecé a acariciar su sexo, estaba muy mojada, le metí mi dedo, la dedeaba mientras ella jugaba con mi verga babeante, me coloque sobre ella y la penetre sin contemplación, soltó un grito pero yo seguía penetrandola, ella me rodeaba con sus piernas, estaba apretada y deliciosa.

Después la voltee y deje que me montara mientras acariciabas sus nalgas y su ano por fuera, también acaricie sus senos, los apretaba, jalaba sus pezones, hasta que cayó sobre mi pecho teniendo un gran orgasmo.

Después que ella se repuso la puse en 4 patas y empecé a penetrarla mientras le acariciaba la espalda, la tome de su cabello y lo jalaba mientras la penetraba, empezó a decirme de groserías pero me pedía seguirla penetrando. “hijo de la chingada penetrame con fuerza pinche puto”, deje de jalarle el cabello y mi mano fue a sus nalgas y empece a nalguearla y a separarlas para ver su pequeño y apretado ano, escupí sobre el y empecé a acariciarlo y a meterle la punta del dedo, “ni se te ocurra meterlo en mi culo pendejo”, seguí acariciándolo por fuera y sin avisar le metí el dedo lo mas profundo que pude, ella me soltó una patada y se salio de mi muy enojada, “por el ano nada hijo de la chingada”, ok esta bien, no te tocare tu ano, pero acabemos, ella accedió pero pidió estar arriba, así que me monto de nuevo y me cabalgo con mucha fuerza, dejando caer su cuerpo sobre el mio con furia, quería hacerme daño, pero lo único que causo fue que me viniera y ella lo hizo poco después cayendo sobre de mi.

Dormimos un rato y cuando desperté su ano era mi obsecion por lo que se lo dije, ella dijo que nunca lo haría por ahí, así que le ofrecí mil pesos por dejarme penetrarla por el ano, ella se quedo pensativa unos segundos, mientras yo seguía insistiendole. La necesidad y el dinero pudo mas que su miedo y termino aceptando.

La puse en cuatro patas y puse mi pene en su ano y empecé a empujarlo ayudado con mis dedos, su apretado ano seguía “escupiendomelo”, “ponte flojita o te voy a romper el culo”, ella poco a poco fue aprendiendo a soltarlo y mi verga fue entrando, ella gritaba y gemía como si la estuvieran matando y yo seguía empujando para después moverme con dificultad dentro y fuera.

La penetre sin piedad, la tome de la cintura y la jalaba hacia mi, sus gritos se transformaron en sollozos, empezó a llorar, gritaba y lloraba, intentaba callarla pero no servía de mucho, así que seguí con lo mio hasta que no pude mas y explote dentro de ella.

La metí a la ducha conmigo, nos bañamos, salimos de ahí y la lleve cerca de donde la encontré, adolorida pero contenta con su dinero que seguro gastaría en alguna droga o alcohol. Antes de bajarse del coche le dije “consigueme mas chicas como tu, diles que pago bien”.

Por rocio

Un comentario sobre «Con la indigente»

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